ALANIS

Alanis

Anahi Bernerí (Varsovia/Rosaura-Golem)

 

 

Cuando ya hemos visto casi de todo, hay pocos carteles de una película que consigan hoy llamar la atención. El de Alanis sí, con su imagen agresiva y brillante de una mujer amamantando a su hijo mientras mira sexualmente a la cámara dentro de la cabina de un peep show. Aunque su historia no es tan explícita como esa imagen, el relato de una superviviente en la gran ciudad que se dedica a la prostitución sí que apela directamente al espectador.

 

Esta mujer, expulsada de su casa tras un allanamiento y clausura policial, intenta a partir de ese momento salir adelante, recuperar su dignidad y cuidar de su bebé, acompañándola la cámara en su recorrido por habitaciones prestadas, despachos de la burocracia, trabajos en precario, habitaciones sórdidas con clientes pervertidos, calles en las sus compañeras no le dan precisamente la bienvenida y colchones en el suelo prestados por su propia familia.

 

Alanis (se intuye que en memoria de la cantante Alanis Morissette) se encarna en la piel de Sofía Gala, una actriz que hace creíble su personaje lleno de contradicciones a través de un lenguaje corporal pensado y trabajado, retratado por la directora cual Kean Loach o los hermanos Dardenne, sin primeros planos y con planos fragmentados de su cuerpo. Más que tomar partido, el film opta por evidenciar la cruda realidad de un personaje atrapado por su pasado, con un presente negro y al que no se le adivina un futuro.

 

 

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