ZAHARA

Zahara, insultos vacíos de contenido

 

 

PUTA es el nuevo álbum de Zahara, una colección de 11 canciones que tuvo su primer adelanto con Merichane, una canción en la que nos llevaba a lo más profundo de su alma, al confesar todas aquellas agresiones machistas que había sufrido desde su infancia. Después llegaba Canción de muerte y salvación, donde pedía a gritos la aceptación de la oscuridad que todos llevamos dentro, mientras que en Taylor reflexionaba sobre la delgada línea entre el amor y el odio. Tres anticipos con sus respectivas portadas -a, t, u- ya habían sembrado sospechas sobre el título de la obra. Como cuarto avance llegó Berlín U5 y, después, el quinto y último Dolores. Ella misma (con la colaboración de Martí Perarnau IV y Roy Galán) nos revela los detalles de este disco polémico y, a la vez, el más logrado de su discografía.


“Hace casi dos años ya sabía que mi próximo disco se llamaría PUTA y que cerraría la trilogía que empezó con Santa. Yo quería hacer un disco con el que, solo con leer su título, sintieras la incomodidad con la que tenemos que vivir nosotras. Quería hacer un disco que hablara de esas historias de dolor y culpa. Lo que no sabía ni esperaba es que acabaría contando la mía propia. Que al empezar a abrir y quitarme las capas de protección llegaría a algo terrible, a algo oscuro y dañado que mostrar al mundo. Que acabaría exorcizando mis demonios, exponiendo mis manchas negras a la luz, dejando que se vieran mis imperfecciones.

En cada canción ahondaba más en las grietas, me sumergía más profundamente en ellas, vomitaba más rabia, más miedo y eso hacía que se alejara la vergüenza. Cada una me hacía más libre; como cuando escribía mis primeras canciones en la seguridad de mi cuarto y podía ser la niña que durante unos minutos no le tenía miedo a la vida.

PUTA está lleno de lugares incómodos. Desde su nombre a su portada, desde las propias canciones a cómo está cantado y producido, PUTA es mi historia, contada desde las heridas que supuran, desde la llaga y la carne abierta y PUTA es, también, parte de mi camino de sanación.

Cuando tenía 12 años y me llamaban PUTA se me hundía el mundo. Sentía que todo lo que me pasaba era porque me lo merecía y solo quería desaparecer si alguien me atacaba con esas cuatro letras. Escrito aquí, al lado de mi nombre, ha perdido todo su significado. Puedes decírmelo a la cara. Ese insulto que he recibido durante toda mi vida ya no me hace daño, está vacío de contenido. Esa incomodidad, ya no es mía. Ahora tú que estás ahí, al otro lado, tendrás que decidir qué hacer con ella.

Hace exactamente un año Taylor Swift me estaba levantando del sofá. Me puso a bailar y me animó a escribir. Ese día empezó una necesidad de hacer canciones que me llevó a escribir compulsivamente para sobrevivir y para ahondar cada vez más profundamente en las historias de mi vida que me habían hecho daño y a las que no me había atrevido a enfrentarme. Como resultado de todo eso nació PUTA y hoy, por fin, es una realidad.

He contado tanto en él y sobre por qué tuve que hacerlo que creo que ya no me queda mucho más que añadir. Por eso le he pedido a Martí Perarnau IV, productor del disco, que os cuente su visión. Y también a Roy Galán, un buen amigo, para que explique lo que sintió con este disco”.

 

Martí Perarnau IV: “Recibimos el 2020 en Berlín, en una rave de multitudes. En lugar de doce uvas nos comimos unos doscientos cincuenta mil bombos que cambiaron para siempre nuestras cajas torácicas. En marzo de 2020, cenando en una terraza de Buenos Aires, Zahara me dijo que su nuevo disco se llamaría PUTA y que cantaría las cosas que nunca antes había contado en un disco. Le pedí, por favor, que me dejara participar en él tocando los sintetizadores sin saber que acabaría produciéndolo y componiendo muchas canciones con ella. En ese momento tuve la sensación, aunque no fuera cierto, de que un disco así nunca antes había ocurrido en esta vida, o por lo menos yo no lo conocía, y eso ya era motivo suficiente para volverme loco de excitación y de ilusión por esas nuevas canciones que aún estaban por venir.

Dos días después de volver de Argentina nos confinaron a todos en nuestras casas. Un mes y medio después Zahara hizo la primera canción con la acústica y me pasó la maqueta. Ahí iniciamos el proceso más bonito y más loco de toda nuestra vida musical hasta la fecha. El plan fue borrar la acústica y empezar a construir la música desde la voz, eso dejó un vacío inmenso que había que llenar con música que reflejara los filos afilados del dolor de las brutales letras que traía Zahara.

 

Había que hacer la banda sonora de su vida y tan sólo contamos con las herramientas que nos habíamos dejado en casa: un portátil, un Moog y un micrófono. Así que, sin querer, dejando que fuera nuestro subconsciente el faro de nuestra deriva, compusimos un disco con esos tres elementos. Toda esa electrónica que tanto habíamos escuchado se convirtió en inspiración para iniciar una búsqueda extenuante hacia un sonido que fuera nuestro, único y que a la vez alcanzara una cota que escuchábamos en nuestros artistas favoritos, pero que nunca antes habíamos rozado.

Acabamos empleando nueve meses para llegar a nuestra meta. Tenía la intuición de que aquello que imaginábamos era posible, lo que no sabía es que llegar costaba tanto esfuerzo. Para hacer este disco, descubrimos nuestro propio proceso de grabación, composición y producción. Fue la primera vez que no seguimos las reglas de nadie y que utilizamos únicamente las nuestras y fue un viaje apasionante y un aprendizaje que nos marcó para siempre”.

Roy Galán: “Un exorcismo es siempre un conjuro, una forma de expulsar el interior hacia el exterior, un exorcismo es siempre un acto de fe en uno mismo, en los días que vendrán, en el futuro y en la vida. PUTA, el nuevo disco de Zahara, es un disco que funciona como un exorcismo colectivo, el de un cuerpo con múltiples voces, con todas las voces, que se elevan desde la gravedad del estómago hasta los techos de una santuario pagano. Este es un disco que coge el silencio y hace algo con él, que se reapropia del insulto y del dolor, de ese dolor que no es un accidente ni tampoco producto de la mala suerte, sino un dolor provocado por los demás. Recoge ese insulto y ese dolor y lo acuerpa, lo devuelve al cuerpo y luego lanza ese cuerpo al aire libre de donde nunca tuvo que haberse ido.

PUTA es un disco sobre la intimidad, sobre un desvelo, sobre descorrer un velo de carne para mostrar lo que nunca se muestra por miedo al qué dirán. Esta es una verdad tan reluciente que quema, porque este es un disco que hace que nuestros oídos ardan, que se prenda todo lo escuchado para que se produzca un cambio colectivo. Esto es una decisión política: colocar el cuerpo desde la ausencia hasta la presencia. No es un relato romántico, tampoco halagador, ni idealizado. Esto no es un soy más fuerte porque me hicieron daño. Es un me hicieron daño y me dolió y por eso arrastro esta mierda hasta el día de hoy. No agradezco la violencia, vivo con ella y la denuncio. Esto es también un toque de atención a todos los hombres que necesitan un abrazo, que no saben pedirlo y que hacen todo lo contrario para que no se note que lo necesitan. Esto es una máscara que cae y un llévame a bailar. Siempre a bailar.

Este es un disco que habla de la rePUTAción de una mujer presa de la expectativa ajena, sepultada por mostrarse demasiado todo o demasiado poco algo. Esta es la búsqueda de un lugar, de una esperanza, una forma de destronar la idealización y coronar a la fragilidad como única forma de estar en el mundo. Esto es un tic tac. Y también es una invitación, porque una canción (o muchas canciones cosidas a un mismo sitio) es siempre una posibilidad para que pensemos colectivamente qué estamos haciendo aquí.

Zahara ha parido para su hijo: para que sepa quién es su madre. Ojalá todas las personas tuviéramos la oportunidad de saber

 

 

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