WILCO LIVE

Wilco en concierto

 


“Art of Almost”. El arte del casi. Frente a la ría, con un azul similar al lago Michigan del lugar que les sirve de centro de operaciones, Wilco hicieron de ese título su bandera en Vigo. No era el reclamo principal de su gira estatal, así que, sí, aquí se podía romper con algunas de las reglas, algunos de los prejuicios, en fin, con el guión establecido que se suponía cumplirían a rajatabla.

  


No, no fue “One Sunday Morning (Song for Jane Smiley’s Boyfriend)” el que abrió el concierto, a diferencia de Madrid, Barcelona y Donostia. Había que estar allí para vivirlo y difundir su palabra. Fue “Art of Almost”, tal vez lo mejor de un reciente The Whole Love, que revisitaron en otras seis ocasiones. Tampoco lo remató, como habían previsto, sino que introdujeron un regalo que nos llevaría hasta Being There, el más injustamente olvidado de no haberse saltado el argumento escrito, con “Missunderstood” y también, ya en los bises, con su versión no acreditada del “Rebel Rebel” de Bowie (“Monday”).

 

Ahí explotó la rabia, contenida antes, más contenida en las otras plazas. Sin embargo, no surtió todo su efecto, no empujó a la revolución que se vivió, por ejemplo, dos años antes en Compostela. La causa: un sonido más denso e impenetrable, menos matizado. Era previsible en As Travesas pero no en el Auditorio do Mar. El trasvase al que obligaron las circunstancias apenas modificó el resultado. Sí, no son infalibles, y en eso también se revelaron sorprendentes.

 

 

Tras un experimentado -aunque debutante en disco- Jonathan Wilson, entre la California soleada (lo mejor, “Desert Raven” con la compañía de Pat Sansone) y el progresivo, los de Chicago venían a refrendar ese guión escrito. Obviando el material del 2011 que presentaban, Yankee Hotel Foxtrot y A Ghost Is Born fueron rememorados en ocho ocasiones; por lo tanto, el cambio iniciado entonces aún colea y marca su trayectoria, más sobre el escenario, aunque lo desmientan cada vez que toca defender de palabra una nueva entrega. Todas sus otras etapas en el camino estuvieron representadas por uno de sus pasos (Summerteeth, Sky Blue Sky y la inesperada “Box Full of Letters” de A.M.).

 

Todos menos Wilco, the Album, del que cayeron dos. Y una más, sino consideramos que “Impossible Germany” es una religión en sí misma al margen de los límites en los que se dio a conocer, una canción río que gana adeptos y emociona siempre sin paliativos. Siguiendo el ‘arte del casi’, los voceros que hablaban de notas medidas y control absoluto en el caos aparente se hubiesen estrellado en Vigo contra sus propias palabras: nunca en sus bolos en España Neils Cline movió unos resortes tan distintos, unas notas diferentes, una improvisación que acababa, ahora sí, donde se esperaba: el mismo delirio y la mayor ovación.

 

Neils volaba así libre, haciendo honor sus orígenes, respondiendo a la vanguardia acomodándose al formato rock. A su lado, Tweedy reculaba con la tradición. A la derecha San power-pop Pat Sansone esperaba turno, mientras el resto del sexteto funcionaba como un reloj, tan perfecto como contundente, conducidos por un Glenn Kotche bestial al metrónomo. Complacieron y apabullaron, pero lo hicieron en un formato más reducido (hora y tres cuartos) y sin poder domesticar el sonido, representado en ese amplificador que a Tweedy se le enmudecía una y otra vez. Al fin, y desengañando a los agoreros que encontraban en su eterna perfección su talón de Aquliles, se muestran humanos, terrenales, ganando tiempo para seguir reinando.

 

(Auditorio do Mar, Vigo, 4-11-2011. Público: lleno -1500 espectadores-.  Ciclo It Happened in…)


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