WILCO

Wilco: el solitario Jeff

 

Más o menos después de las dos terceras partes de esta maratón rústica es cuando todo encuentra su exacto lugar: «No te puedo decir nada que no sepas ya», canta Jeff Tweedy en «Someone Else’s Song», de Being There, y el gesto se asemeja más a un triunfo que a una derrota.

 

La carrera de Jeff Tweedy es como uno de esos melodramas americanos en los que el chico introvertido va cambiando hasta revelar su corazón palpitante y su carácter sensible. A Jeff Tweedy se le vio primero con Uncle Tupelo, que eran aclamados por gente como Peter Buck de REM. Auténticos profetas de la desolación, como Joy Division, pero cargados con mandolinas a la luz de la luna -un híbrido que luego Nirvana investigarían en su propio Unplugged-, sus conciertos se contaban por las lágrimas que arrancaban de hombres bien crecidos.

 

Después de la disolución de Uncle Tupelo, Jeff reapareció con AM, el disco de debut de Wilco, que ya avanzaba la cruzada del cantante por desarrollar la tradición del soul de ojos azules. Wilco lo saben todo acerca de las agotadas tradiciones del country-rock. Conocen todos los peligros de darle al género su propio disco doble al estilo Exile On Main Street de los Rolling Stones. Son conscientes de que corren el riesgo de sonar remotamente como los Eagles. Pero no les importa en absoluto.

 

Con Being There, el disco doble que continúa explorando la tradición de la música americana, reafirman su profunda creencia en la gracia redentora del rock’n’roll. Si tienes tiempo para Alex Chilton, Paul Westerberg o The Afghan Whigs, entonces éste es tu disco. Un trabajo desarreglado en el sentido que sólo los grandes pueden hacerlo, mientras el ritmo ondulante y la penetrante voz sorprenden en alguien tan austero en el pasado.

 

A través de los últimos años, bandas como Sparklehorse, Palace, Smog, Lambchop y los propios Uncle Tupelo, han mareado tanto el country-rock que por fin vuelve a sonar lleno de posibilidades. Y eso significa que Wilco pueden yuxtaponer exhuberancia juvenil con autenticidad en Being There y crear su propia obra definitiva basada en las raíces, y hacerlo sonar tan imperfecto como creíble.

 

Este quebradizo tributo termina con «Dreamer In My Dreams», un boogie vacilón que no quiere acabar nunca. Después de varios falsos finales y diversos ruidos, se puede escuchar a la voz de Jeff Tweedy decir «Eso es todo», todavía crecido después de haber participado en una sesión clásica, un descubrimiento decisivo.               

 

Xavier Valiño

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