ULTRASONICA ARTÍCULOS 1998 BRUCE SPRINGSTEEN

Bruce Springsteen, anales del rock

 

Cuando Bruce Springsteen consiguió, finalmente, el reconocimiento internacional en el otoño de 1975, después de una década de intentos frustrados, los críticos lo calificaron como el salvador del rock & roll, el único artista que representaba toda la exuberancia del rock de los 50 y la reflexividad de los 60, moldeada al estilo de los 70. Daba tanta guerra como Jerry Lee Lewis, sus textos eran tan complejos como los de Bob Dylan y sus conciertos eran celebraciones casi religiosas de todo lo mejor de la música. Incluso un crítico tuvo tal conversión que dejó su trabajo para convertirse en el manager de Springsteen.

 

Los halagos, tan pronto como se expandieron a través de la máquina publicitaria de una multinacional, fueron percibidos como la explosión de algo grande por una parte del público y los medios más  ajenos al rock: Springsteen acabó en portada de todas las publicaciones, pero muchas cubrían el fenómeno, no la música. Su disco Born To Run fue su primer gran éxito y con él dio el salto a los grandes escenarios, con lo que, a medida que la gente se desentendía por culpa de las campañas de prensa, volvían a engancharse a través de los discos y los conciertos.

 

Dos décadas más tarde, Springsteen es una estrella asentada que puede mirar hacia atrás -sin ira- en una carrera que ha producido uno de los discos de más éxito de la historia –Born In The U.S.A.-, que ha vendido giras completas por grandes estadios, que ha ganado varios Grammy e incluso un Oscar, y que ha dado lugar a un buen puñado de imitadores que constituyen un subgénero en sí mismos. Si ya no parece intocable, al menos es lo suficientemente popular como para sacar de sus archivos particulares 66 de las canciones que nunca llegó a editar y salir airoso.

Que canciones como «Shut Out The Light«, «A Bishop Danced«, «Thundercrack«, «Frankie«, «Roulette«, «The Wish«, «Wages Of Sin«, «Car Wash«, «Rockaway The Days« y otras cuantas nunca fueran incluidas en los discos de Springsteen no tiene otra explicación más que en su calculada producción no había sitio para tantas -grandes- canciones.

 

Al igual que sucedió con su disco en directo, Live 1975-1985, esta colección sirve en parte como un resumen, en parte como una cuestión abierta. Tracks no es más importante que ninguno de sus grandes discos, pero sí un añadido vital y fascinante a los anales del rock. Y para lo que no ha incluido, que aún es mucho, siempre quedan las ediciones piratas o, preferiblemente, un More Tracks que podría caer en cualquier momento del nuevo siglo.

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