BILLY BRAGG

Billy Bragg, socialismo del corazón

 

         A mediados de los 80, en la Inglaterra de la señora Thatcher, apareció un cantautor que, con la única compañía de su guitarra eléctrica, se convirtió en el azote de los conservadores británicos por los escenarios de medio mundo. El nombre de Billy Bragg empezó a ser sinónimo de pop político, una reputación construida inicialmente a partir de dos discos producidos por el propio Billy: Life’s A Riot With Spy vs. Spy, grabado en 12 horas, y Brewing Up With Billy Bragg.

 

         Más tarde se convirtió en el fundador de Red Wedge, una organización de músicos con ideas de izquierdas. Les siguieron los discos Talking With The Taxman About Poetry y Worker’s Playtime. Por suerte, también era conocido por sus sublimes y agridulces canciones de amor, tales como “A New England”, “Levi Stubbs Tears” o “St. Within’s Day”. En 1.991 publicaba Don’t Try This At Home, su primer disco con una banda al completo, que contenía el contagioso single “Sexuality”.

 

         Desde entonces ha estado apartado de la escena musical, cuidando su primer hijo al lado de su compañera. Para Billy Bragg ha sido un tiempo de revisión de sus principios personales y políticos, para retornar con una colección de canciones de una honestidad inquietante, agrupadas en el álbum titulado William Bloke. El single “Upfield” refleja su nueva visión de las cosas, no muy distinta de la anterior, aunque ahora definida como ‘el socialismo del corazón’, una forma más humanitaria y familiar de enfocar la vida y la sociedad.

 

         Aunque más vital y más maduro, no por ello deja de estar menos comprometido política y musicalmente. No es necesario recordar que nadie como él expresa mejor los sentimientos del hombre de la calle, con sus realistas canciones de amor y dolor, y su particular humor.

 

         Para los que recuerdan “Sexuality” como uno de los hitos de los 90, “Upfield” contiene el mismo positivismo apasionado: todo un emotivo relato de un encuentro de los que cambian una vida, con un árbol lleno de ángeles con los que discute acerca de las ideas centrales que inspiran el álbum, ese ‘socialismo del corazón’. También hay un hueco para los momentos más melancólicos en “The Fourteenth Of February” y “Brickbat”, muy relacionada con su reciente paternidad.

 

         En el nuevo clima ideológico de los 90 los objetivos son más difíciles de definir. Por ello Billy Bragg se mantiene en la búsqueda de la verdad. Así, “From Red To Blue” es un desafiante reto a sus contemporáneos a mantenerse en sus principios políticos, mientras que “Goalhanger” es un duro gancho de izquierda al mentón de la clase política.

 

         Las dos facetas de su carrera aparecen juntas por primera vez. Junto al sonido desnudo de sus comienzos, hay cortes con toda la energía de sus últimas creaciones. Puede que Margaret Thatcher no tenga mucho que decir ya a estas alturas, pero por si acaso Billy Bragg seguirá aquí por muchos años.

 

Xavier Valiño

 

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