FOO FIGHTERS

Foo Fighters, el ataque de los platillos volantes

 

            Dave Grohl y Chris Novoselic. Nombres que, para la mayoría, se asocian inmediatamente con el GRUPO de los 90, Nirvana. Cuanto antes los mencionemos, mejor. No queda más remedio que citarlos. Llevarán siempre su estigma encima pero, por suerte, es uno de los pocos nombres que se pueden llevar hoy con dignidad, y muchos los envidian por ello.

 

            Lo que pasa es que para muchos Dave y Chris, los SUPERVIVIENTES, no dejaban de ser meros comparsas en el mundo de Kurt Cobain. Amigos, a veces no tanto, con los que compartir la carretera y en quienes confiar en momentos de presiones, tensiones y adicciones.

 

            ¿Hay vida después de un grupo así? ¿ Alguien confía en la capacidad creativa de un bajista y un batería sin más experiencia conocida? Parece que los chicos de Pearl Jam sí, ya que los querían fichar. Pero el resto de fans de aquel grupo tenían sus dudas en todo lo que no fuera fuerza instrumental.

 

            Hasta aquí todo comprensible. Aunque los hechos contradicen las suposiciones. Chris Novoselic, antes sólo bajista, anda paseando su nuevo proyecto Sweet 75 con un buen montón de compañías al acecho, pugnando por ficharlo -ya sabemos que muchos sólo ven los dólares en los restos de un cadáver-.

 

            Dave Grohl ha hecho un disco cojonudo. Digámoslo también cuanto antes. Con una nueva banda, Foo Fighters, que también tenía a los cazatalentos detrás. Puede que en este caso con más justificación, porque Eddie Vedder se había dedicado a pinchar su primera maqueta en programas de radio en Seattle, y porque ellos mismos habían editado cien copias de esa maqueta y muchas habían llegado hasta las discográficas. Sí, puede que hasta haya algún ejecutivo en alguna compañía discográfica con los oídos bien abiertos.

 

            No era difícil, y apostar por los Foo Fighters es apostar a caballo ganador. Con escuchar «This Is A Call» está todo dicho. Ese primer single tiene todas las virtudes de una gran canción pop. Fuerza, urgencia, melodía contagiosa y estructura clásica. La sorpresa del año, sin duda.

 

            Foo Fighters, su disco de debut, también tiene alguno de los elementos que convierten a un disco en clásico, con un buen puñado del mejor rock de los 90: las melodías de The Beatles con la distorsión de Hüsker Dü. «Big Me» y «For All The Cows» guardan el lado más reposado, y «Weenie Beenie» las voces del más allá. «Good Grief» es el perfecto single pop, si alguien se atreve a descubrirlo. Sólo «Alone+Easy Target» y «I’ll Stick Around» recuerdan al grupo anterior de Dave.

 

            Ahora llega la parte de la explicación. Dave Grohl llegó a Nirvana como batería, pero detrás había una experiencia de años. Repasemos. Siempre tuvo una guitarra en casa y ya tocaba desde los diez años intentando sacar los acordes de las canciones de The Beatles. Comenzó actuando en una clínica de reposo cantando canciones de The Who y los Rolling Stones. Con una prima descubrió el punk. Y de ahí a las primeras bandas: Freak Baby, Screaming Hormones, Misión Imposible, Reuben Radding, Dain Bramage y Scream.

 

            Un buen día, uno de los integrantes del grupo Melvins le cuenta que Nirvana estaban buscando un batería. Dave Grohl lo deja todo y se va a Seattle con una bolsa de ropa y la batería en la maleta. El resto es ya historia.

 

            Pero mientras Nirvana grababa y giraba, Dave Grohl iba grabando canciones. En su primera maqueta estaba la única canción no escrita por Kurt Cobain que éste permitió editar como Nirvana, «Marigold», en la cara B de «Heart Shaped Box». Siguieron las grabaciones y, a pesar de las ofertas, todo quedó aparcado por Nirvana.

 

            Después del suicidio de Kurt Cobain, Dave Grohl se pasó varios meses sin hacer nada. Según él, una carta del grupo 7 Year Bitch le salvó la vida. Decía: «Sabemos por lo que estás pasando. El deseo de seguir con la música por ahora se ha pasado, pero volverá, no te preocupes».

 

            Volvió, y la grabación duró menos de una semana. Para formar la banda -en el disco lo toca todo él, salvo una guitarra que pone Greg Dulli, de los Afghan Whigs- , Dave se decidió por Pat Smear -antiguo componente de los Germs y compañero en las giras de Nirvana- y por la sección rítmica de Sunny Day Real State, Nate Mendel y William Goldsmith. El resto, se supone, ya empieza a ser historia.

Xavier Valiño

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