SUPERGRASS

Supergrass, el pop siempre fue joven

 

 

 

            Supergrass tienen el descaro y la imagen justa para convertirse en el grupo estrella del 95. Teniendo en cuenta que en su país el single «Caught By The Fuzz» -«Cogido por la pasma»- fue elegido ya por los lectores de varias revistas como la canción del 94, no parece mucho aventurar. Y es que los ávidos de nuevas sensaciones siempre van por delante de su tiempo y de los críticos, demasiado mayores para descubrir el desparpajo adolescente.

 

            Mientras Stone Roses, Blur, Oasis, Suede y todas las últimas bandas que nos llegan como triunfadoras de los últimos años desde las Islas Británicas tienen ya sus veinte y tantos años o pasan de los treinta, Supergrass aún andan por la edad con problemas para entrar a ver según qué tipo de películas.

 

            No acaba ahí su inocencia. Su cantante Gaz ha recibido ofertas para ser modelo, junto a su novia, de la marca de calzoncillos Calvin Klein. Y no te creas que al tío no le hubiera gustado, pero no pudo por falta de tiempo. (Demasiados compromisos para quien acaba de empezar!

 

            Por si fuera poco, también han tenido líos con Hugh Grant. Sí, el actor que buscó la compañía de una prostituta que ahora es tan famosa como él para acompañarle una solitaria noche en Los Ángeles a cambio de unas 6.000 pesetas por una felación. Supergrass pensaron que, en consonancia con el título de su primer single, la portada americana podía llevar tranquilamente la foto del actor tomada por la policía, aquella que dio la vuelta al mundo en todos los periódicos. Lógicamente, a Hugh Grant no le gustó mucho el montaje y tal vez a estas horas se estén viendo las caras en algún tribunal.

 

            Por todo eso y, sobre todo, por sus canciones, Supergrass son todas esas cosas que en su día hicieron de la música pop algo glorioso: excéntricos, descarados, jóvenes y repletos de perfectas melodías. Mientras bandas con varios años de carrera buscan perpetuar su camino hacia el éxito amparados en el plagio de una cita célebre y por robos evidentes de melodías ajenas, y mientras los chicos de su generación se entretienen en coleccionar títulos académicos, Supergrass son la genuina rebelión adolescente.

 

            Su historia es corta pero intensa. Gaz Coomber -cantante- y Danny Goffey -batería- formaron, sin haber llegado a su mayoría de edad, The Jennifers y grabaron un single con Nude Records, el sello de Suede. Como no pasaba nada, se volvieron a su Oxford natal y prometieron volver sólo cuando estuvieran realmente preparados.

 

            El golpe de suerte vino de la mano del productor local Sam Williams, que los vio en uno de sus conciertos en un pub de segunda categoría y les convenció para convertir sus melodías, apenas esbozadas, en algo inolvidable. Por entonces, con el bajista Micky Quinn en sus filas, ya tenían formación de trío.      Detrás vino una maqueta de seis canciones con sólo veinte copias y el EP «Crazed And Confused» que tuvo una edición limitada en el sello local Backbeat Records de Oxford, con «Caught By The Fuzz» como tema estrella. Parlophone los fichó y, tras la reedición de aquella canción, vinieron los sublimes singles «Mansize Rooster» y «Lenny», en los que la urgencia y la melodía eran la clave.

 

            Supergrass parecen tener un baúl repleto de ideas sin límite, lo suficiente como para estar con nosotros bastante tiempo, algo que prueba su álbum de debut, titulado I Should Coco, su mejor tarjeta de presentación. El mundo tiene tanto que enseñar que Supergrass parecen haberlo empezado a asimilar cuanto antes: «I’d Like To Know» tiene unos coros de parvulario, «Mansize Rooster» debe bastante a Madness y «Alright» es la canción que desearías estar escuchando todos los veranos.

 

            «Lose It», editado por Sub Pop para su club de singles como la presentación de Supergrass en América, es un estallido de psicodelia, mientras que «We’re Not Supposed To» se muestra como un vacile más que simpático. «Lenny» pone a todo el mundo en órbita en sus conciertos y, por su parte, «Sofa» tiene mucho que ver con Lennon. Y en «Sitting Up Straight» se preocupan por la forma de sentarse en el bus escolar. Lo dicho, cuanto antes.

Xavier Valiño
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