ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON PEARL JAM

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON PEARL JAM

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1998


Pearl Jam, el precio de la fama

 

 

¿Es la estrofa del nuevo disco que dice ‘no intento marcar las diferencias, de ninguna manera’ la que marca su espíritu?

– Seguramente estoy pidiendo algo con intención de devorarlo inmediatamente. Me asombra que la gente, sobre todo con el primer disco, pudieran sentir lo que allí había como algo tan cercano. Fue una sorpresa entonces y lo es ahora. No quiero que la gente piense que me traen a casa algún tipo de estudio demográfico de los que tomo los grandes temas de hoy en día para dejar claro que puedo componer canciones.  

 

¿Cómo se lleva la reputación de inestable, pesimista y malhumorado que te ponen en tantos artículos?

– No me importa lo de taciturno e inestable, pero lo que me molesta es lo de lo de desagradecido, ya que lo siempre quise es hacer música. El resto no me importa porque significa que la gente me deja solo.

 

¿Eso incluye necesariamente despreciar todo tipo de promoción, incluso ahora?

– Nosotros hemos tenido la suerte de dictar nuestra propia definición de nuestro trabajo, y esa definición se resume en una sola idea: hacer música. Y después de eso, para el resto de las cosas no ponemos tanto entusiasmo. Es difícil sentirse inspirado por todas las otras cosas como las ceremonias de entregas de premios o ser entrevistado todos los días. Algunas experiencias pueden ser buenas, pero eso de venderte cada día como si fueras parte de un circo ambulante… Tenemos la suerte de no tener que hacerlo. Y ha salvaguardado nuestra salud, eso está claro.

 

¿Entonces no estás enfadado por lo que se ha escrito sobre vosotros en el pasado?

– La verdad es que no estoy enfadado por algo tan trivial. Mis pensamientos van encaminados hacia cosas más importantes, ninguna de las cuales tiene que ver con la música. Pero, si por casualidad tropiezo con algo que me ha molestado en el pasado, como cuando hago limpieza de cajones, me resulta interesante. Guardo los artículos negativos porque me hacen gracia. Y, a medida que voy aprendiendo sobre cosas más importantes, todo lo demás se vuelve tan pequeño que llega a un punto en el que no existe en absoluto.

 

Habéis pasado en dos años de Vs. -Contra- a Yield -Ceder el paso-. ¿Tiene eso que ver con las cosas más profundas en las que piensas o con alguna clase de renacer espiritual?

– Es cierto, no había reparado, pero parece que tiene un cierto sentido. Aunque he estado pensando más en… Hay… He estado leyendo mucho… No me importa hablar de la espiritualidad en las canciones, pero hacerlo en una entrevista, sobre todo si va a ser publicada… No puedo ni escoger las cosas que se van a destacar de lo que pueda decir, así que me voy a acoger a la quinta enmienda.

 

¿No piensas aclararlo algo más?

– Se trata de algo personal: he estado expuesto a algunas teorías interesantes y realmente no considero… La palabra religión tiene connotaciones muy negativas para mí, como la de ser responsable de tantas de las guerras, y no debería ser así; se trata sólo de la evolución que el concepto ha tenido para mí. Me pregunto qué hicimos en el planeta antes de que apareciera la religión.

 

¿Y todas esas ideas han sido decisivas a la hora de componer Yield?

– Sí, no me importa hablar de ello. Si miras hacia atrás -y todo esto está en el disco-, todo lo que ves es la arrogancia humana. Entendemos nuestra historia como los últimos 20000 años, y estamos a punto de celebrar el año 2000 con una gran borrachera, lo que significa que nos vamos a levantar el primer día del nuevo milenio con una gran resaca. Es algo parecido a lo que nos estamos haciendo a nosotros mismos. Está por ver si cuando nos levantemos la mañana siguiente nos vamos a purificar tal y como uno debería hacer después de un gran exceso.

 

¿Y de que forma se refleja eso en las nuevas canciones?

– La gente va estampando su ego sobre todo lo que hacen. Todo lo que nosotros podemos intentar es hacer que la sociedad sea más… armoniosa. Puedes apoyar algunas causas, y nosotros hemos hecho cosas, como aquella para una organización a favor del derecho a la elección en el tema del aborto, en las que salimos de nuestros caparazones, pero no puedes hacer esa clase de cosas mientras tu vida es una mierda. No puedes decirle a la gente que reciclen los desperdicios y ser un consumista compulsivo en tu propia casa.

 

Hablar de estar encerrado en tu caparazón hace que lo de la fama suene muy mal. ¿En algún momento pensasteis que todo iba a ser brillante?

– Las cosas se dispararon después de nuestro primer disco. No podíamos ni imaginarlo. Es como si te lanzaras hacia una curva y, cuando te das cuenta de lo que está pasando, empiezas a intentar controlarlo. Algo así como que no quieres seguir por esa carretera o que tal vez no sea tan cojonudo. Sería bueno si pudieras ponerte el traje de la fama los fines de semana o algo así, cuando necesitases una mesa en un restaurante. Sería lo mejor, pero no funciona así. Por cada cosa positiva hay una negativa. Y si la positiva se vuelve muy grande, la negativa se hace grande en la misma proporción.

 

La droga ha marcado a tus contemporáneos: Layne Staley de Alice In Chains y Scott Weiland de Stone Temple Pilots se debaten entre la rehabilitación y la adicción, y Kurt Cobain acabó suicidándose. ¿Fue la suerte en vuestro caso la que os ayudó a no caer en ello?

– Ojalá pudiera atribuir a la suerte haber salido de alguno de esos períodos. Entiendo una parte de eso, pero otra no. La vida es… Lo siento, pero no puedo decir que me siento próximo a la droga, que puedo tolerarlo. No es así, y se me hace muy difícil entenderlo cuando hay alguien que podría seguir otros caminos más positivos para sobrellevar los momentos más difíciles, como dedicarse a los zumos de naranja o al yoga. De hecho tienen la posibilidad de llevar la clase de vida que quieran. Incluso pueden dejarlo y no volver a hacer música, o hacer música sólo en su casa y para sus amigos. Aprender a jugar al baloncesto debajo del agua o cualquier otra cosa… Se hace difícil entender la razón por la qué la gente escoge determinadas direcciones. Y no puedo sentir ninguna simpatía por ellos.

 

¿Tampoco hacia Kurt Cobain?

– Tengo que admitir que Kurt fue la excepción y que sentía compasión por su situación, ya que era un poco menos intensa que las otras dos que has mencionado. Creo que en su caso había más de lo que salta a simple vista, y no me voy a referir a ello nunca más. No me siento cercano a las drogas y no sería honesto. Además me siento como un imbécil cuando tengo una conversación con alguien y luego descubres que ni siquiera estaban allí. Me hace sentir como si me hubieran estado mintiendo.

 

¿En algún momento llegaste a pensar en que podías caer en ello?

– Pasaba mucho tiempo solo, así que no estaba expuesto a ese rollo. No tiene glamour. No es algo que despierte mi curiosidad, y doy gracias por ello. De todas formas, me gusta fumar algo de vez en cuando, pero eso es algo más equilibrado. Escojo entre diversas opciones, pero no voy a dejar que ninguna de ellas amenace mi propio control sobre mi vida. Me encanta la idea de hacer música y vivir al mismo tiempo.

 

¿Y esa seguridad no hace que parezcas falso?

– Se trata de un final romántico, aunque trágico, para una historia muy dramática. ¿Qué se entiende por falso? Todavía sacamos temas en nuestras canciones, examinando la sociedad, pero me parece que hay una forma positiva de salir de ahí, más que ir gritando: ‘¡Qué os jodan! ¡Qué os jodan!’ Y si siguiéramos haciendo eso, simplemente porque se trata del estilo con el que empezamos, entonces estaríamos siendo falsos.

 

¿Ésa es la solución?

– Hemos evolucionado, nuestra forma de pensar ha madurado. Ser negativos y decir ‘esto es un problema, esto es un problema…’ He tenido charlas con Krist Novoselic sobre política local y eran tan negativas que nos decíamos que teníamos que traer algo positivo de lo que hablar la próxima vez. Decíamos: ‘Tenemos que encontrar el principio, tenemos que encontrar la semilla’.

 

¿Cómo se puede entender que en los conciertos siempre estuvieras llamando la atención del público?

– Probablemente tenga que ver con la atención que no me daban de pequeño o para recrear la que sí me daban. Hacía cualquier cosa: tirar un botella o el pie del micrófono, o saltar encima de alguien… Sólo que un año más tarde el significado de un concierto para mí cambió y pensaba que pasaría si hubiera silencios entre las canciones. Y así, si decía algo, tal vez se me pudiera oír.

 

Pero tampoco se trata de estar quieto en el escenario.

– Como me dijo Michael Stipe, cuando va a un concierto de Tori Amos la gente está murmurando pidiendo la siguiente. Parece como si no entendieran lo que está sucediendo. Y me gusta lo que Beck dijo: ‘Bien, ya hemos tenido tiempo para murmurar, así que ahora vamos a por el nuevo milenio. Tal vez sea tiempo de hacer las cosas un poco menos fáciles’. Yo estaba en casa levantando mi pulgar y diciéndole: ‘Totalmente de acuerdo’.

Xavier Valiño

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