Todo el mundo adora nuestra ciudad

Mark Yarm:  (Es Pop)

Todo el mundo adora nuestra ciudad

Una frase de la canción de Mudhoney “Overblown” (“todo el mundo adora nuestra ciudad”) le sirvió hace cuatro años al periodista Mark Yarm para poner fin -y titular- a su particular relato de lo que sucedió en el último gran movimiento del rock. Su subtítulo lo dice más claramente: Una historia oral del grunge.

Editado ahora en castellano, y construido a partir del testimonio de unas 250 personas (músicos, productores, representantes, ejecutivos discográficos, realizadores de vídeo, fotógrafos, periodistas, propietarios de salas, roadies y seguidores que lo vivieron en primera persona), el libro funciona gracias al relato oral, al estilo de Por favor mátame. La historia oral del punk o Pequeño circo, y evitar pretensiones narrativas o analíticas.

Si ya no hay consenso sobre quién originó el término grunge y si se trata de un sustantivo o un verbo, más lógico es que no se sepa siquiera la razón por la que se dio toda esa cantidad de grupos en una zona concreta del Noroeste del Pacífico (alrededor de Seattle) en un momento determinado. Su relato es un melodrama impulsado por pasiones musicales, insolencia juvenil, lealtades fraternales y románticas, alcohol y, cada vez más cerca de su desaparición, las drogas. Con historias tan conmovedoras como absurdas, no resulta extraño que el mundo se identificase con el grunge.

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