THE WATERBOYS: «THIS IS THE SEA»

The Waterboys: This Is The Sea

El gran azul

   

         This Is The Sea, de 1985, el mejor disco de The Waterboys y aquel en el que Mike Scott logró con mayor acierto poner sobre el papel la gran música que rondaba por su cabeza, acaba de ser reeditado en una edición doble con un segundo disco de material inédito, una vez remasterizado. 

A mediados de los 80 había varios bandos. Por un lado la música que dominaba las listas, comercial y pasajera, de la que muy poco se recuerda. Por otro, una única banda irlandesa, U2, con su intención de regenerar el rock desde el enfrentamiento por indiferencia al resto de los artistas de su tiempo. The Waterboys nunca lo expresaron en público, pero su bando era este segundo, el de la música con pasión y homenajes a sus raíces celtas, aunque hecha más en la sombra -no en vano Mike Scott nunca quiso estar en el centro de la diana-. 

         This Is The Sea se abría con la épica “Don’t Bang The Drum”, que empieza despacio antes de romper en un monumental estallido. Probablemente, aunque nunca nadie lo dijo, Mike Scott estuviera manifestando su opinión sobre aquellos conciertos en los que U2 empujaban una bandera intentando convertirse en portavoces de una línea de opinión.   

          Después llega EL SINGLE. Todo el mundo conoce “The Whole Of The Moon” y, aún hoy, engancha. Justo cuando uno cree que no se puede ir más allá, llega la hermosa “Spirit”, doblada en duración en la versión inédita del segundo compacto. La original siempre se quedó corta y, tal vez, Mike Scott debería haber incluido la versión larga en el disco cuando fue editado en el 85. A continuación la gran música tiene uno de sus puntos culminantes en “The Pan Within”, oscura y épica; una gran canción.

Lo que en su momento era la cara B del disco comienza con “Medicine Bow”, una carrera musicada que también cuenta ahora con una versión más larga en el segundo disco. “Old England”, favorita de muchos, suena hoy más vigente que nunca con su visión de un imperio que se tambalea. Siempre fue una de las canciones que mejor resultaban en directo y, probablemente, The Waterboys nunca sonaron mejor como banda compacta en disco que aquí. 

“Be My Enemy” puede que siempre fuera el tema más endeble del disco. Intenta sonar como un rock con pegada, pero “Medicine Bow” conseguía mucho mejor lo que pretendía con los mismos medios. “Trumpets” es el momento de calma en esta segunda mitad, una canción que va creciendo con cada escucha y a la que se vuelve una y otra vez. Para rematar, Mike Scott ponía fin a su trilogía de la gran música con “This Is The Sea”. Aquél era el río, éste es el mar. Cierto: Mike Scott lo había conseguido. 

El segundo disco tiene unas cuantas canciones inéditas de aquellos años, entresacadas de los archivos personales de Mike Scott, cada una con las explicaciones de su propio autor. Destacan la cara B “Medicine Jack”, hasta ahora difícil de encontrar, y el clásico perdido “High Far Soon”, así como la versión del “Sweet Thing” de Van Morrison -distinta y mejor que la que contendría su siguiente álbum Fisherman’s Blues– y las dos versiones alargadas de “Spirit” y “Medicine Bow” ya comentadas. 

Por si fuera poco, o por si alguien se le había despistado la visión espiritual de su música por parte de Mike Scott, no hay más que leer sus aclaratorios comentarios en el libreto interior, en el que explica que sus referencias musicales en este disco fueron The Velvet Underground -la inspiración y el contenido por encima de la eficiencia técnica, el poder elemental de las canciones de dos acordes, la gloria de sostener una única sensación de intensidad durante toda la canción, la fuerza de interpretar como se siente y sin aprendizaje previo-, Astral Weeks de Van Morrison y Steve Reich. Palabras mayores, como este disco único.

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