THE MUFFS 2009

The Muffs, sólo un juego

 

Es imposible colocar en un estante al trío del Sur de California que Kim Shattuck lidera. No son punk, pero hay ahí un elemento del punk. No son estrictamente pop directo, pero también tienen un elemento claro de ello en sus canciones. No son deliberadamente extraños, pero también hay algo de pop intelectual en sus canciones. Esta semana llegan a Santiago sin disco que presentar en una nueva gira, aunque anuncian que están preparando el álbum que dará continuidad a Really Really Happy (2004). 

 

Todo esto se debe a la forma de componer inteligente, divertida e inspirada de la vocalista y guitarrista Shattuck, quien formó el grupo como quinteto en 1991, tras el final de la banda semi-legendaria de Los Ángeles The Pandoras. The Muffs se convirtieron en trío en 1995, cuando a Shattuck y al bajista Ronnie Barneet se les unió Roy McDonald, antiguo batería de Redd Kross. Discos como Blonder And Blonder (1995), Happy Birthday To Me (1997), Hamburger (2000) y el ya mencionado Really Really Happy (2004) son una buena definición de la palabra ‘contagioso’, y el grupo consiguió en 1995 un éxito con la versión de la canción de 1981 de Kim Wilde “Kids In America” para la banda sonora de Fuera de onda (Clueless). Kim Shattuck al habla.

Tienes uno de los gritos más salvajes del rock. Rivaliza sin problema con el de John Lennon, Iggy Pop, el cantante de los Sonics, etc. ¿De dónde lo sacaste?

– Gracias. Cuando estaba en The Pandoras, Paula Pierce, la cantante, solía cantar como si estuviera en un grupo de garage de los años 60. Paula nos contó cómo gritaba y todas practicamos durante un tiempo hasta llegar a hacer un concurso. Creo que gané, aunque no estoy segura. Después, cuando empezamos con The Muffs, empecé a practicar. Ni siquiera pensaba en gritar, pero mi miedo a los momentos de calma en las canciones me hizo querer llenarlos con los gritos. En algunas críticas, en especial con el segundo disco, Blonder And Blonder, la gente me criticó por gritar demasiado. Ahora me preguntan por qué no gritó más. Todavía grito, pero no tan a menudo y no en todas las canciones. Supongo que ya no puedo ganar.

 

¿Cuál fue tu educación musical, tus influencias y tu inspiración?

– Empecé tocando el piano cuando era una niña. Nunca fui muy buena porque no me gustaba leer música ni practicar. Lo hago todo de oído. Si quiero aprender una canción al piano, le pregunto a mi madre que la toque y después la copio. Más adelante, empecé a tomar clases de violín. De nuevo, no me fue muy bien. Después, con 18 años, me obsesioné con aprender a tocar la guitarra y, por fin, conseguí aprender a tocar algo medianamente decente. En cuanto al tipo de música que me inspiró, realmente me gustan las canciones basadas en guitarras que tienen que ver con el sonido del Merseybeat, de los Beatles de 1964 y 1965. Es algo que no me puedo quitar de encima. Melodías super-pop con cambios de acordes inusuales es cómo definiría mi gusto en el rock and roll.

 

¿Y tu inspiración hoy en día?

– Todavía me gustan las canciones de los 60, pero escucho mucho jazz: Sarah Vaughan, Lionel Hampton, Thelonious Monk, Artie Shaw, Count Basie, June Christy, Dianne Reeves… Sería una lista interminable.

 

Ahora que lo dices, recuerdo haber leído en una entrevista que, para ti, el jazz es más interesante que el rock.

– Me gusta el ritmo abstracto y las hermosas melodías que escucho en el jazz. Es algo que no sé cómo lograr, al contrario que con el rock, que es totalmente fácil para mí, así que todo lo que puedo hacer es sentarme y disfrutarlo. Con el rock siempre estoy juzgándolo y pensando que lo puedo hacer mejor. Esa forma de escucharlo no es placentera de la misma forma.

 

 

¿Eres una compositora prolífica?

– Sí, pero paso períodos en los que no escribo durante mucho tiempo. Después de eso, me lleva un par de canciones malas o mediocres para lanzarme al otro lado, que generalmente es una etapa muy inspirada y prolífica. Cuando empiezo a componer de nuevo, digo que parece como si no hubiera escrito una canción en mi vida. Cuando me pongo en marcha, es difícil parar el tren de la composición, y habitualmente acabo con toneladas de material. Me alegra que sea así, porque cuando me presionan para que haga una canción en un período en el que no compongo, todo lo que tengo que hacer es escuchar algunas cintas, y a menudo encuentro alguna gema en bruto a la que sólo le falta añadir una letra y algunas partes.

 

Nunca habéis ocultado vuestro amor por las canciones alegres, bailables, contagiosas. ¿Piensas que son más difíciles de componer?

– No para mí. Es lo que me gusta. Lo paso mal escribiendo canciones serias, tipo ópera rock, porque me duermo de aburrimiento. Aun así, últimamente he escrito alguna canción de tres o cuatro minutos, cuando mis canciones andan habitualmente entre el minuto y medio y los dos minutos.

 

¿Algún consejo para las chicas que empiezan a escribir sus canciones?

– Simplemente que se pongan. Que sean fieles a sí mismas y a su verdadera personalidad. Que no dejen que nadie las desanime y, por supuesto, que no sigan la moda.

 

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