THE JAYHAWKS LIVE

The Jayhawks en concierto


¡Qué se joda Wilco!, gritó alguien desde las primeras filas. Casi al mismo tiempo, el grupo se arrancaba con una versión de The Flying Burrito Brothers (“Sin City”). Son dos referentes claros a la hora de hablar de The Jayhawks, al menos como buen ejemplo de uno de sus antecedentes y, al mismo tiempo, de uno de sus coetáneos.

 

Quien en su día encontró poco agraciada la deriva más o menos experimental de Wilco, se aferró a la fidelidad a las raíces de The Jayhawks. Dos décadas después, ellos siguen manteniendo viva esa llama, especialmente en directo, desde que Mark Olson volviera al redil que en su día abandonara para cuidar a su mujer, Lucinda Williams. Y eso es lo que quieren demostrar en su reciente gira y lo que sus seguidores desean ratificar.

La magia sigue estando ahí: las armonías, esas dos voces perfectamente empastadas de Gary Louris y Mark Olson, la mejor tradición del rock norteamericano clásico, el lado más folk de Olson y la vena más pop de Louris, acompañados además por la formación más clásica del quinteto -junto a la teclista Karen Grotberg, el bajista Marc Perlman y el batería Tim O’Reagan-, la que grabó sus mejores discos a mediados de los 90.

 

 

Ellos saben cuáles son y que es lo que el público quiere oír: suenan 7 canciones de Tomorrow the Green Grass y 5 de Hollywood Town Hall. También recuerdan el más discreto Mockingbird Time con cuatro temas, que para algo está fresco y significó su reunión el año pasado. Y, educados como son, manteniendo la paridad de sus trabajos cuando se encontraban separados, Mark Olson recupera dos temas de sus álbumes en solitario (“Clifton Bridge” y “How Can I Send Tonight” en plan crooner soul) y Gary Louris dos del disco Rainy Day Music que The Jayhawks que grabó sin Olson (“Angelyne” y “Tampa to Tulsa”, cantada esta por O’Reagan).

Y, con todo dispuesto para ser la gran noche de The Jayhawks en esta gira de grandes salas y públicos numerosos, lo que predominan son los medios tiempos, lo mejor de su trayectoria para unos y lo que impide que su concierto tenga la pegada que debiera para otros. Está claro, porque cuando aprietan el acelerador y sale la vena más power-pop con “I’d Run Away”, “Angelyne”, “Miss Williams’ Guitar”, “She Walks in So Many Ways” o “Up Above My Head” (versión de Sister Rosetta Tharpe), las sala ruge pidiendo más en esa dirección.

Curioso, también, que la comunión sea total con una versión de Grand Funk Railroad de estribillo tan claro como “Bad Time (To Be in Love)”. Además, si en el listado previsto había otras posibles cuatro canciones, que no tocaron, es que ellos tampoco acabaron del todo convencidos.

 

(Sala Capitol, Santiago, 27-9-2012. Público: Lleno. Promotor: Sweeet Nocturna. Ciclo: Galicia Importa)


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