THE BLUE NILE

The Blue Nile, una navaja y una guitarra rota

 

«Por ahora sólo queremos concentrarnos en lo que hacemos, y contemplar cualquier cosa buena que nos pase como una gota de agua en un cactus. Puede que suene un poco estúpido, pero siento como si lo que hemos conseguido, sea lo que sea, lo hayamos hecho sólo con una navaja y una guitarra rota. Si hemos logrado transmitir buenos sentimientos, lo hemos hecho sin movernos emocionalmente de la habitación en la que empezamos».

 

Así de claro lo tiene Paul Buchanan, líder de The Blue Nile. Rara vez una banda se ha ganado una reputación como la suya, a pesar de desaparecer de la escena durante tanto tiempo. Hasta la fecha sólo habían editado dos discos: A Walk Across The Rooftops (84) y Hats (89), ambos en un sello independiente, creado especialmente para ellos por la compañía escocesa de equipos de alta fidelidad Linn, y distribuidos por Virgin. Y ambos con un relativo éxito, a pesar de que el grupo sólo ha dado 30 conciertos en estos doce años.

 

Ahora The Blue Nile, fichados por Warner Brothers, se disponen a presentar su tercera obra, Peace At Last, otro disco de inmaculado acabado y que ofrece lo mismo que les ha dado esa reputación crítica unánime: las voz dolorida de Paul Buchanan, letras melancólicas y paisajes espaciosos que proporcionan una serenidad y una espiritualidad que es difícil encontrar en otra parte.

 

Buchanan ha sido comparado con Leonard Cohen por su visión poética, y su estilo vocal apasionado ha sido aplaudido por artistas con más éxito que buscan inspiración y compositores que se escapen de lo habitual, como Annie Lennox, Rod Stewart o Michael McDonald. A pesar de todo, Paul Buchanan es más reacio que cualquier otro artista a involucrarse en la industria y el entorno musical: «Considero un triunfo personal que cada uno de nuestros discos haya ido creciendo por las razones exactas: por lo que contienen, las canciones, y no por una campaña de promoción o de auto-venta».

 

Claro que han tenido que enfrentarse a algunos compromisos difíciles. Seis años es un tiempo no precisamente corto para mantener a una banda unida, pero los tres miembros -Paul Buchanan (compositor), Robert Bell (guitarra) y Paul Joseph Moore (teclados)- han logrado sobrevivir intactos. «Hemos tenido que aprender a manejarnos durante este tiempo. Nunca intentamos convertirnos en estrellas del pop, así que ninguno de nosotros ha cambiado su estilo de vida. Yo no estoy casado, no tengo coche y ni siquiera tengo una casa».

 

Además, hasta que la pasada primavera firmaron con la compañía Gold Mountain, tampoco tenían un mánager, lo que era otro de los factores determinantes en los largos intervalos de tiempo entre las ediciones de sus álbumes. «No tenía nada que ver con perder meses en el estudio. Nunca tuvimos tiempo para hacer eso. Estábamos demasiado ocupados haciendo todo nosotros mismos, contestando a todas las cartas y recibiendo todas las llamadas».

Ahora es el momento de Peace At Last, un disco que se irá haciendo un hueco poco a poco, primero entre los fieles seguidores de antes. «Si las emisoras deciden programar nuestro disco, entonces bien. Eso significa que gente que no nos oiría normalmente tendrá oportunidad de hacerlo. Aunque intento distanciarme de cosas como ésas. Hay más en la vida que pasarse el día sentado al lado del teléfono esperando buenas noticias y después deprimiéndote si no llegan».

 

¿Qué hay entonces de Peace At Last? «Queríamos que fuera más visceral, menos adornado, que fuera directo para que la gente pudiera identificarlo inmediatamente con sus propias experiencias. Así que creo que nos hemos soltado un poco, que hemos permitido que la música respire. Y, conscientemente, lo que hemos pretendido es evitar hacer un disco abstracto o majestuoso. Por ejemplo, hemos utilizado la misma guitarra acústica gastada para todo el disco, simplemente porque nos gustaba el sonido que da. El órgano también es muy viejo, lo compramos en una tienda de segunda mano, e intencionadamente el piano suena como cualquier piano que hayas podido oír hace mucho tiempo en el salón de alguien».

 

«Para nosotros era importante corregir cualquier impresión de que estamos separados de todo, de que nos interesa que las cosas estén retocadas y sean perfectas. Siempre hemos querido tratar nuestra música con sinceridad, nunca hemos pretendido alardear de medios en los discos, jamás. Aquí no hay bordados ni adornos. Es eso que decía Walt Whitman de ‘ni más, ni menos…’ Con las letras, en concreto, hemos buscado ser completamente directos. Le hemos dejado menos hueco al oyente para que contextualice y hemos intentado hablar sinceramente de cómo nos sentimos por estar vivos. Y, si tenemos suerte, entonces puede que a alguien una de esas canciones le cuente algo sobre su propia vida».

 

Si ésas son sus intenciones, nada mejor que, antes de dejarnos, nos explique algo de las diez nuevas canciones del grupo, ésas que puede que tengan que esperar otros siete años para tener compañía.

 

– Hapiness: Quería crear la sensación de algo espiritual sin ser abiertamente religioso. Encontramos un coro gospel en Los Ángeles para cantar el estribillo y cogieron en seguida el punto justo.

 

– Tomorrow Morning: La canción habla de vivir el presente, el día a día, y, en consecuencia, arriesgarse en todo.

 

– Sentimental Man: Parece que va a ser nuestro single en América, probablemente porque es el corte con más fuerza. Me gusta el contraste entre el ritmo contundente y la letra frágil, aunque acabe gritando las palabras.

 

– Love Came Down: El disco trata básicamente de estar vivo a finales del siglo XX y ser bombardeado constantemente por tantas cosas. En este caso el texto fue compuesto directamente con el micro delante.

 

– Body & Soul: Considero que es un tema soul en el que propongo a una mujer que pudiera amar que nos vayamos a vivir al campo, que tengamos hijos y que llevemos una vida simple.

 

– Holy Love: En este caso, la canción está basada casi en su totalidad en una maqueta que hice rápidamente en una noche para no despertar a la gente en el apartamento de un amigo en Nueva York.

– Family Life: Para mí, éste es el “She’s Leaving Home” de los Beatles, pero con el giro de que se trata de un hombre y sus recuerdos. Tiene una orquesta completa, lo que la convierte en algo descaradamente nostálgico.

 

– War Is Love: Es algo muy experimental y a la vez muy intenso.

 

– God Bless You Kid: Me disgusta cuando nos describen como muy profesionales y preciosistas. Cuando trabajamos se trata de algo caótico. Tocamos mucho juntos, y esta canción surgió así, tratando de capturar los sentimientos contradictorios que tiene ser un niño.

 

– Soon: Se trata de algo ambivalente y muy influenciado por Al Green. Tiene un sonido que, para mí, resume la América de después de la guerra.

Xavier Valiño

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *