BLUE NILE

The Blue Nile, el largo viaje

 

    Cuatro discos en 21 años: A Walk Across The Rooftops (1983), Hats (1989), Peace At Last (1996) y, ahora, High. Sus delicadas canciones parecen escritas por los mejores orfebres de sonidos y puede que de ahí esas largas esperas entre cada uno de sus exquisitos álbumes. Paul Buchanan, alma de El Nilo Azul, nos explica el contenido de sus nueve nuevas canciones.  

– “The Days Of Our Lives”: Fue compuesta a principios de los 90, cuando The Blue Nile era un grupo que vivía en ciudades distintas escribiendo canciones en lugares en los que alquilábamos un piso durante unos meses. Se me ocurrió en un taxi desde Londres al aeropuerto de Heathrow, al pasar junto a urbanizaciones con coches que parecían más grandes que las propias casas. Me imaginé una mujer que vivía encerrada allí creándose su propio universo, un mundo de arrepentimientos y ambiciones frustradas. El último verso es más autobiográfico y habla de cómo vivo en diferentes lugares “en las ropas de otro.” “Árboles de Navidad sin ángeles” se refiere a la falta de amor en ambas situaciones. 

– “I Would Never”: Fue compuesta una mañana de 1995 en un estudio escocés al sur de Edimburgo, en el este de Escocia. Se trata de una canción de amor mucho más directa que las de los discos anteriores. La maqueta original se grabó con una guitarra eléctrica desenchufada, mientras marcaba el ritmo con el pie sobre el suelo del estudio. 

– “Broken Loves”: Se trata de una canción sobre una relación que se rompe entre un hombre y una mujer, aunque, en realidad, es más sobre una relación entre un padre y un hijo. Según los versos, no queda claro quién habla a quién, y es algo deliberado. Fue escrita en Dublín en 1994, en un día en el que no hubo electricidad. Habíamos quedado para cenar y, al final, cuando volvió la luz, Robert y P.J. se fueron a la cena mientras yo me quedé escribiéndola. 

– “Because Of Toledo”: Fue la primera que compuse para este disco, allá por el 92 en la cocina de una pequeña casa alquilada en el Cañón Laurel, en California. En esencia, habla del desengaño con el sueño americano, de gente perdida que escapa de algo o intenta encontrar algo mejor. En la letra, de nuevo, no queda claro si Toledo es el lugar en el que ocurren cosas buenas o malas. La idea se me ocurrió estando en una cafetería en la que oí a dos personas hablando de ese lugar. 

– “She Saw The World”: En un viaje que hice a Nueva York durante los 90, la canción cobró forma, aunque no la acabé y no la grabamos hasta el 2001, en Glasgow. La idea inicial vino de aquellos viajes que hice en los 90, aunque algunas imágenes vienen de momentos muy concretos, como cuando estaba en el aeropuerto de Los Ángeles y vi a un policía negro llorar al escuchar el veredicto del caso de Rodney King por la televisión. Es una canción bastante autobiográfica, aunque no tengo muy claro cómo le va a la chica de la canción desde el punto de vista emocional. Lo único que tengo claro es que le vendría bien viajar. 

– “High”: Hasta cierto punto, trata de alguien que intenta cruzar la carretera, pero descubre que es imposible, porque todo el mundo está tocado y conducen como lunáticos. La escribí en un buen piano antiguo que había en una casa que alquilé en Glasgow durante ocho meses entre el 99 y el 2000. Es una canción desvergonzadamente optimista -a pesar de que algo bueno se perdió por el camino- y estoy muy orgulloso de su espiritualidad implícita. Esencialmente, la canción trata de ofrecer esperanza en que las cosas podrían ir mejor. 

 – “Soul Boy”: Se trata de una simple canción de amor acerca de la pasión que emana de estar enamorado de alguien aunque, como siempre, te puedes esperar algunos giros insospechados: “no más peleas, no más abandonos.” La compuse en una casa en un Cañón de Los Ángeles en algún momento de los 90. Melanie C la grabó para su último disco, pero, cuando escuché su versión, empecé a cambiar algunas partes. 

– “Everybody Else”: Ésta es una criatura entusiasta. Es como aquel miembro de la pandilla que no es muy fuerte pero que sigue dentro porque cuenta buenos chistes. Esta canción nació en un período en que estaba viviendo en otra casa en Glasgow en el 2001 y me encontraba bajo de moral. Una mañana abrí la ventana y el viento desapacible se coló dentro, esa clase de viento que te da una sensación temporal de ‘levántate y ponte en marcha’. Me cambió el ánimo y de ahí surgió. 

– “Stay Close”: Fue la última en grabarse y lo disfrutamos mucho. Hicimos cinco tomas a partir de las once de una noche de 2003 y nos quedamos con la mejor. Robert tocaba el bajo y P.J, y yo estábamos en los teclados. Los ritmos vienen de una caja Roland pequeñita que tengo desde hace tiempo. Teníamos la música desde 1998, así que estuvo como cinco años gestándose. La razón por la que la letra nos costó tanto es por su duración: más de siete minutos. Tenía que ser épica, y fue interesante encontrar un equilibrio: podría haberse pasado, pero no fue así. El amor que refleja es ambiguo: podría ser paternal o incluso fraternal, pero siempre familiar.

Xavier Valiño

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