TAHITI 80

Tahiti 80, la emoción del pop

         Esta misma semana los franceses Tahiti 80 se pasan por España presentando el pop clásico de su segundo disco, Wallpaper For The Soul. El jueves 16 estarán en Madrid (Sala Caracol), el viernes 17 de Barcelona (Razzmatazz) y el sábado 18 en Pamplona (Festival Expressa 2003). Hablamos con su líder, Xavier Boyer.

         Wallpaper For The Soul -“Mural para el alma”- es el reflejo de toda nuestra música”, explica Xavier Boyer, líder de Tahiti 80, en una definición del título del segundo álbum de la banda de pop francesa. “Imagina que tu corazón es una casa. La música es el medio para decorarla, para llevar colores a tu vida.” 

         En este caso, Tahiti 80 sería el equivalente sonoro de una caja de lapiceros de colores. Porque Wallpaper For The Soul es un calidoscopio hermoso y danzarín con mucho gancho. La melodía y las composiciones son los colores primarios, entre un arco iris de cuerdas orquestales, una atmósfera electrónica y una sensación de movimientos y reflejos.  

        “Siempre hemos dicho que hacemos algo más que pop,” dice Xavier. “Nos gusta mucho la música de los 60, pero también incorporamos nuevos elementos para hacerla más interesante, ya sea rhythm & blues, hip-hop, jazz o reggae. Otros grupos hacen lo mismo, pero nosotros intentamos hacer nuestra propia mezcla.” En Wallpaper For The Soul, la receta incluye un poco de todo, desde el alegre movimiento de “1000 Times” hasta la angustia de “Happy End”, o incluso la contundencia de “Soul Deep”. Todo un regalo para los oídos. 

        Tahiti 80 inició su andadura de forma no oficial en 1993, cuando el cantante y guitarrista Xavier Boyer y el bajista portugués Pedro Resende se conocieron en la Universidad de Rouen, cerca de Normandía (Francia). “Nos perdimos un montón de clases para quedarnos escuchando discos y aprendiendo a tocar.” Un año más tarde el guitarrista Mederic Gontier se subió a bordo, mientras Sylvain Marchand se uniría con su batería en 1995. Sus referencias pasan por los Beatles y los Beach Boys, por Left Banke y los Zombies, por Serge Gainsbourg y Sergio Mendes. 

        El grupo construyó su futuro con dos EPS tras los cuales llamaron la atención de Minty Fresh, el sello independiente de Chicago donde ya han publicado gente como The Cardigans o Papas Fritas, con quien sacarían su primer largo, Puzzle (2000), producido por Andy Chase de Ivy. Dos temas destacaron como singles sobre los demás: el éxito “Heartbeat”, más tarde remezclado por Cornelius, y “Mr. Davis”, composición que re-imagina la leyenda de los Kinks como un personaje de una de sus canciones. 

         De ahí al segundo disco: “Realmente queríamos que Wallpaper For The Soul fuese diferente de Puzzle,” continúa, “que tuviese una dirección diferente, una dinámica diferente, diferentes coros, letras diferentes. Nos concentramos más en la experimentación, porque teníamos más ideas sobre qué hacer esta vez”

        En esta ocasión, el grupo ha olvidado los referentes de Stone Roses o Teenage Fanclub en favor de una instrumentación más sofisticada, con los cuatro miembros que se diversifican en los teclados o la programación. El tener un margen de comodidad en el estudio permitió al grupo iniciar una aventura acústica a otro nivel. Ellos mismos se encargaron de la producción, en colaboración con Chase. “Él es un poco el quinto miembro del grupo,” dice Boyer. “Chase tiene siempre muy clara la perspectiva sobre los temas que trabajamos.” 

        Uno de los aspectos más emocionantes de grabar Wallpaper For The Soul fue la colaboración con el arreglista Richard Hewson, un antiguo socio de George Martín, el legendario productor de los Beatles. “Nosotros éramos grandes admiradores del primer disco de James Taylor, que fue editado con Apple, y siempre habíamos querido trabajar con él,” dice Boyer. “Justo después de ponernos en contacto con él averiguamos que también había colaborado en Let It Be.” 

        Hewson puso en funcionamiento su magia en cinco de los cortes del disco, grabados en los míticos Olympic Studios de Londres, donde grabaron en su día Hendrix, los Rolling Stones y muchos otros de los nombres clásicos. También hubo grabaciones en Nueva York, Portland y en una casa de campo situada en una playa francesa. “Los viajes fueron una experiencia buena y también humana,” dice Boyer. “Cruzamos el Atlántico y el Canal muchas veces. Cuando miremos hacia atrás, en este disco habrá muchos recuerdos y muy importantes.” 

        Y muchas e importantes canciones. Canciones que te llenan el corazón de alegría, como “Soul Deep”. “Es, definitivamente, un trozo de la música soul,” dice Boyer, “pero al mismo tiempo la música soul puede ser cualquier grupo o algo que comunica una emoción a quien lo escucha.” 

        Por supuesto, esto es lo que Boyer quiere hacer también. “Esta historia es tan personal que puede que sólo tenga sentido para mí,” explica sobre la canción que cierra el álbum, “Memories Of The Past”, pero sus palabras llenas de sentimiento, a veces incluso melancólicas, tienen muchas veces el efecto opuesto. “Siento que las letras son más maduras y mejor trabajadas que en intentos anteriores. La música pop simplemente suena mejor en inglés, igual que la bossa nova suena mejor en portugués,” explica sobre su determinación por cantar en inglés. “Para mí es más fácil expresar mis sentimientos en inglés. No hay ninguna regla, puedo decir lo que quiero. Soy otra persona.”

        “Cada canción habla de un sentimiento diferente,” dice Boyer. “Con este disco es como si estuvieras soñando. Con “1000 Times” te despiertas y el día empieza. Después, todas las canciones son las emociones diferentes que puedes sentir en un día. Y con “Memories Of The Past”, al final, estás de vuelta en casa, casi listo para irte a la cama, mirando al techo, solo en la oscuridad.”

Xavier Valiño

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