SUPER FURRY ANIMALS

 

Super Furry Animals, mundos paralelos

SUPER FURRY ANIMALS

 

Por un lado están los Super Furry Animals más alocados, aquellos que se visten de yetis en sus conciertos o que utilizan un tanque para promocionar sus discos. Sí, un tanque, que fue presentado en sociedad en el Festival de Reading en 1997, y que no es del grato recuerdo de quienes estuvieron cerca de él. Más que nada porque, tan pronto como llegaron al lugar, aparcaron su tanque, pusieron un casete de hardcore techno en función de repetición continua con el volumen al máximo y cerraron la escotilla con llave. Seguramente, nadie en sus cabales puede aguantar tres días con el mismo ritmo obsesivo sin descanso.

 

Amenazaron con repetir la jugada en otros festivales pero cuando se pasearon en el tanque por el centro de la capital galesa, Cardiff, la policía los paró y les obligó a entregar su ‘arma de destrucción auditiva’. Al final, el tanque fue vendido a Don Henley, de The Eagles, que parece ser un coleccionista compulsivo de tales vehículos.

 

Por otro lado están los Super Furry Animals más entregados a causas que les tocan muy de cerca. Todos sus contratos recogen una cláusula por la que se niegan a tocar el día de San David, fiesta nacional galesa, que debería ser, según ellos, día festivo. También incluyen otra que especifica que las fuerzas armadas británicas no tengan derecho al descuento habitual en la compra de sus discos.

 

Su nuevo disco, Love Kraft, presenta al grupo galés a medio camino entre los dos extremos. Si el álbum se abre con el sonido del guitarrista del grupo, Bunf, zambulléndose en la piscina de un lugar indeterminado de Cataluña cercano al lugar donde grabaron el disco, su temática los muestra realmente creativos. Según el grupo, “en tiempos oscuros, cuando no sabes por dónde empezar políticamente, es más fácil mirar hacia dentro de uno mismo o recurrir a la imaginación”.

 

Love Kraft remite, sobre todo, a los 70, aunque engarzando con lo más novedoso. “Lazer Beam” suena a un “Golden Retriever” que podría servir de inspiración tanto a Beck como a Gorrillaz. Si “Atomic Lust” toma prestado el teclado de “Feel Flows” del Surf’s Up de The Beach Boys, “Cabin Fever” podría haber entrado sin problemas en Pacific Ocean Blue de Dennis Wilson. “The Horn” es lo más cercano que nunca han estado de los Beatles, mientras que en “Ohio Heat” suenan -¡sorpresa!- a America y en “Walk You Home” no andan muy lejos de Steely Dan. “Somos grandes seguidores de los Beach Boys y nos gusta mucho cuando logramos algo así”, nos comenta su guitarrista Huw ‘Bunf’ Bunford.

 

¿Se puede decir que este disco marca el fin de un período que empieza cuando Creation quebró?

         – El cierre de Creation tuvo mucho más efecto en nosotros de lo que pensábamos. Justo en ese momento editamos nuestro disco en galés, que tuvo bastante aceptación, sorprendiéndonos a todos. Cogimos bastante confianza, incluso sin Creation. A continuación, llegó el disco de singles, que fue más una idea de la compañía por nuestros 10 años, y tuvo poco que ver con nosotros. Tuvo escasa promoción, especialmente en Europa, y dudo incluso si se llegó a editar en algunos países. Sin embargo, nos ha ido muy bien en Japón, país en el que la gente se vuelve loca cada vez que vamos.

 

Lo bueno de Creation era que hacía posible que llegaseis a una audiencia internacional. ¿Será eso posible con Rough Trade?

         – Por supuesto. La ironía de todo esto es que con Creation era más difícil tener una identidad propia: eran los tiempos del brit-pop y para nosotros era difícil explicar que éramos justo todo lo contrario y que odiábamos esa actitud.

 

¿Era Rough Trade la mejor opción? En su momento tuvisteis dos sellos vuestros, S y Placid Casual.

         – Sí, también pensamos en editar algo con nuestro sello, como hicimos en el pasado. Pero hemos de tener en cuenta que Rough Trade es mejor para nosotros si queremos llegar al resto del mundo. En Sony teníamos que ponernos a la cola de todos los grupos que necesitaban el trabajo de promoción, detrás de todas las Mariah Carey y demás. En Rough Trade saben cómo trabajar con nosotros.

 

¿Cómo decidís cuando una canción va a ir en galés o cuando va a ser todo el disco en ese idioma?

– Es como montar en bicicletas distintas. Una es galesa y otra es inglesa. Te metes en tu garaje oscuro y buscas la bici. Una vez sale una y, en otra ocasión, la otra. Así que te pones a escribir en la que sale en ese momento. La única diferencia son las palabras y las expresiones, que son distintas o requieren más atención para nosotros en inglés, ya que crecimos hablando galés. Recuerdo incluso que, en mi caso, con mi primer grupo U Thant, llegamos a actuar en el Festival Celta de Ortigueira en Galicia, a principios de los 90, por el hecho de cantar en galés, aunque el grupo era más bien punk.

 

¿Cuál es la importancida del grupo dentro de la escena galesa? ¿Habéis notado vuestra influencia en la expansión del idioma?

         – Sí, pero ni nos vemos ni queremos ser clasificados como los salvadores o los embajadores de nada. Lo peor que puedes hacer es poner tu cara en un grupo de rock como representante de algo. El inglés es muy poderoso y, aunque el idioma galés cuenta con una televisión propia, es difícil para la gente en el Norte de Gales encontrar un trabajo, así que emigran por razones económicas y pierden sus raíces.

 

¿Cómo fueron las sesiones de grabación en Cataluña? ¿Alguna anécdota?

         – Lo disfrutamos de verdad, algo muy diferente a los fríos estudios en los que estábamos acostumbrados a grabar hasta ahora. Imagínate, paseando por Cadaqués, mirando a los Pirineos, con buen clima, buena gente… ¡Todo un shock cultural! Intentamos deliberadamente no dejarnos influir por el lugar en el que estamos, no robar nada de esas culturas para nuestro beneficio. El disco fue mezclado en Brasil, y no hay nada de influencia brasileña, salvo, tal vez, una pequeña sección en “Cloudberries”. Por otra parte, intentamos meter algunas palmadas en el estudio y el ingeniero nos pidió que lo dejáramos, que hay gente que se gana la vida así, y que lo nuestro no iba a ningún lado. Pero tampoco somos puristas y no nos importa introducir algo que vaya con la canción.

 

Este disco se edita de nuevo en verano, como los anteriores. También parece el más soleado. ¿Fue premeditado? ¿Había alguna intención?

         – Es otra de nuestras características pero, curiosamente, nunca premeditadas. Siempre intentamos que los discos salgan en invierno, pero acaban editándose cuando todo el mundo está de vacaciones. Este disco es el que más nos gusta; ha sido todo natural, nada forzado, y así ha quedado con un sonido fresco, más calmado… A quienes les gusta más nuestro sonido del principio se han sentido un poco decepcionados por la ausencia de canciones punk, más cortas y rápidas. Así salen los discos; en este caso hemos sido cuatro los compositores, con mucho trabajo hecho antes de entrar en el estudio y decidiendo las canciones que se incluirían mediante un sistema más democrático, votando todos entre las 60 canciones que teníamos.

 

¿Cómo os sale algo más tranquilo en tiempos tan turbulentos?

         – Lo has dicho: en tiempos tan turbulentos. Como autodefensa casi es mejor ignorarlo. La verdad es que los políticos nos ponen de tan mala leche que, aunque se nos pueda notar enfadados, es mejor ni pararse a hacer una crítica seria de lo que hacen porque, obviamente, no se paran a escuchar. Por lo tanto, que se jodan, y vamos a ponernos a hacer canciones. “Lazer Beam” habla de un escenario en el que unos extraterrestres encantadores bajan y convierten a todos los idiotas del mundo en gente inteligente y preocupada por los demás. A veces necesitas imaginar mundos así.

 

Hasta ahora, parece que no habéis transmitido ideas políticas en vuestras canciones,  salvo, quizás, “The Man Don’t Give A Fuck”.

         – No creo que tengamos canciones políticamente directas. Algunas canciones pueden resultar poderosas minutos después de escribirlas, aunque no hayan sido escritas deliberadamente con una idea política. Ésas son las que mejor funcionan como canciones protesta.

 

Se puede ver que Sean O’Hagan ha dejado su huella en el disco.     

– Empieza a ser una pieza decisiva en el grupo, sobre todo con sus arreglos de cuerda. Gruff siempre tiene en la cabeza un montón de grupos que relaciona con cada una de las canciones, y así se lo hace saber a Sean O’Hagan. El arreglo que trae, normalmente, no se parece nada, aunque, tras un tiempo, nos damos cuenta de que era justo lo que se le pedía.

 

¿Es este disco el más cercano a vuestros compatriotas Gorky’s Zygotic Mynci?

         – Se podría decir que éste es nuestro disco más diferente a los anteriores, y supongo que tiene que ver con el hecho de que hay cuatro cantantes en él y cuatro compositores. Supongo que te haces una idea de nuestra ecléctica colección de discos. También es cierto que cada canción tiene secciones diferentes. Por ejemplo, “Cabin Fever” fue escrita por Cian, quien hizo las estrofas, y Gruff, quien compuso el estribillo. Tenemos esa regla escrita que dice que, si has escrito una canción y su letra, entonces también debes cantarla. Más o menos como Teenage Fanclub, así que puede que les estemos robando las ideas…

 

¿Cómo ha sido vuestra intervención en los DVDs de Rings Around The World, Phantom Power y Love Kraft? ¿Es la tecnología importante para vosotros?

         – Hablando de sonido, el DVD es bastante importante. Hay algunas novedades en este tema que no llegaron a arrancar, pero el sonido 5.1 nos parece algo muy excitante. Cuando hicimos lo de Rings Around The World -ya sabes, todo aquello del primer DVD de un grupo de rock con imágenes para todas las canciones- nos fijamos mucho en el sonido de la película Apolo 13, en especial el del despegue de la nave para los sonidos de bajo. Entonces, casi todo el mundo le prestó atención sólo a la parte visual del DVD. En esta ocasión nos hemos centrado sólo en la parte sónica, sin imágenes, para forzar a la gente a que le preste atención y lo escuche así.

 

Habéis permanecido juntos más de 12 años. ¿Cómo conseguís que todo siga adelante y mantenga el interés para vosotros?

         – Supongo que se debe a que todavía intentamos escribir un disco que sea un éxito para nosotros, un disco mejor. Además, cuando uno de nosotros empieza a hacer el idiota, los demás lo paramos, y, también creo que ayuda que delegamos muchas cosas y lo compartimos todo. Creo que ahí está la clave.

 

Xavier Valiño

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