STEVE WYNN 2009

Steve Wynn, las sesiones de la maleta

 

Después de tres álbumes junto a The Miracle 3, Steve Wynn afronta su nuevo disco con ánimos de cambio con respecto a sus últimos trabajos, que, al haber sido grabados en Tucson (Arizona), formaron, casi por casualidad, la llamada, ‘trilogía del desierto’.  Esta vez ha pasado de la crudeza guitarrística, casi garajera, de gran parte de su producción en solitario anterior, al preciosismo sonoro de Crossing Dragon Bridge, su nuevo disco, que se ha gestado y producido en Ljubljana (Eslovaquia) junto al polifacético e hiperactivo Chris Heckmann -líder de The Walkabouts, entre otras cosas-. 

 

Si la crudeza que caracterizó la etapa anterior se pudo asociar al desierto, donde tuvieron lugar las grabaciones, el sonido de esta nueva producción se podría asociar Europa Central y a las piedras centenarias que cobijaron durante meses a Steve Wynn. La producción es lujosa, rica en instrumentación, llena de arreglos orquestales y coros de todo tipo, aunque el buen gusto con que se ha realizado elude brillantemente la tentación de la sobrecarga. Así, el álbum resulta oscuro sin ser triste, con un toque tradicional sin ser folk, moderno sin seguir ninguna moda y clásico sin sonar retrógrado.

 

Steve Wynn nos habla de su gestación. “Los días durante mis tres semanas en Ljubljana fueron muy simples: me levantaba temprano y dejaba mi apartamento en la calle Trubarjeva, cruzando el Puente de los Dragones, para buscar una buena taza de café, que me bebía a sorbos mientras observaba los vendedores del mercado al aire libre haciendo todo lo posible para vender sus verduras, bolsos, relojes baratos o cualquier cosa que se pueda conseguir por un euro o dos. Mientras observaba este panorama de comercio incansable, meditaba en la canción que llevaría ese día al laboratorio musical en que se había convertido el estudio doméstico de Chris Heckmann”.

 

El componente de The Walkabouts y, por supuesto, también el lugar de la grabación tuvieron una importancia crucial. “Nunca he hecho un disco como éste. Estuve en Eslovenia, lejos de mi apartamento en Nueva York y en un mundo musical que había encogido hasta caber sólo dos personas: Chris y yo. Chris tiene múltiples talentos, pero sobre todo como productor y como líder de un grupo (The Walkabouts, Chris & Carla). Esperó durante años para hacer un disco conmigo y, cuando por fin nos juntamos para hacerlo, se empeñó en reducir todas mis canciones a mi voz y mi guitarra acústica, desnudándolas de todo artificio, para reconstruir todo un universo nuevo alrededor de esos dos simples elementos”.

 

 

No fueron las únicas condiciones. “Nada de banda. Nada de músicos en el estudio, por lo menos hasta más tarde. Nada de irse de su batuta en esta carrera de relevos entre los dos, aunque puede que le hiciera vacilar alguna vez cuando traté de sacarle de sus esquemas para jugar un poco con las canciones. Pero no: guitarras, bajo, batería, voces… Si podía hacerlas yo, tenía que hacerlas yo. Por eso Crossing Dragon Bridge suena tan diferente de otros discos que he hecho antes, pero a la vez suena mucho más que nunca a lo que sonaba en mi cabeza antes de grabar cualquier otra cosa”.

 

Como él mismo reconoce, el resultado no es un álbum más de su trayectoria. “Éste no es el disco que hubiera hecho en Nueva York, en Tucson, o en Los Ángeles; ni siquiera lo hubiera hecho así en Tokio, en Moscú o incluso en Mali… Este disco tiene el sonido, la forma y el ambiente de Ljubljana, porque me tragué la ciudad entera, y después de digerir semejante bocado, empezó por sí sola a hacerme un efecto alucinógeno que vomité cada día que estuve trabajando en el estudio de Chris. El final de esta rutina diaria consistía en una pinta de cerveza Union y cruzar el río de vuelta para empezar lo mismo al día siguiente, en un ciclo sin fin hasta que terminó la grabación”.

 

Pero no fue todo. “Cuando regresé de Eslovenia unas semanas después, los dos sabíamos que teníamos algo especial; sólo entonces empezamos a añadir pequeños detalles extra que llevarían el experimento aún más allá. A un puñado de nuestras bases se les añadió una orquesta de ocho instrumentos en Praga y en Ljubljana se les sumó a otras un coro femenino. Linda Pitmon, Kirk Swann, Chris Cacavas y Tim Adams (Teenage Prayers) vinieron desde Nueva York, Los Ángeles y Alemania para intervenir también con sus familiares músicas de mi pasado y mi presente”.

 

Finalmente, todo lo que hicieron pasó por el arte creativo e impresionista en las mezclas de Tucker Martine (Laura Veirs, The Decembrists) y acabó por dar forma a Crossing Dragon Bridge. “Es como una instantánea, un sueño, un viaje de ácido, una guía turística, una cena a medianoche, una taza de café por la mañana… Todo eso es mi disco, y es también el otro mundo que tuve a mi alrededor y dentro de mi cabeza durante tres semanas de septiembre de 2007. Espero que la gente disfrute viajando conmigo hasta allí al escucharlo”.

 

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