SOM DO GALPOM 2009

Som do Galpom, Galicia caníbal

 

Som Do Galpóm se presentan con un estilo único que va del funk al reggae, que flirtea con el rap… pero que no se casa con nada. Un quinteto, individualmente original y mezcla global, que viene con las baterías cargadas de fiesta y, sobre todo, con ganas de difundir un discurso propio: la vuelta a la inocencia y a la naturalidad, en esta era de las máquinas… Ellos son Gael de Esteban (voz), Brais de Esteban (violín y coros), Xurxo García (guitarra clásica y eléctrica), Alejandro Castro (bajo y coros) y Aitor García (batería). Hace poco han editado su debut, Em terra de ninguém, todo un ejercicio de reflexión sobre los tiempos que vivimos: la sociedad de consumo, la desnaturalización y la pérdida de los recursos humanos y sociales más básicos.

 

¿Cómo se consigue meter en una coctelera ingredientes como el rap, el reggae y el funk y crear un sonido propio?

– Para nosotros no fue muy complicado, ya que los tres estilos que combinamos, en apariencia diferentes, luego no lo son tanto, puesto que tienen unas raíces parecidas. El poso de esta coctelera está en África y en esos ritmos étnicos de los que más tarde nacerán el reggae y el funk. Y si hablamos del rap, es como una forma de expresión, es comunicar y transmitir un mensaje que se muestra central dentro de la música que hacemos. Lo de tener un sonido propio siempre nos preocupó desde el inicio y, a decir verdad, no se puede afirmar que toquemos ninguno de los estilos estrictamente; de hecho, es la forma que le damos lo que nos hace diferentes. Si tocáramos el día de mañana un blues sería un ‘blues del galpom’, como con el reggae, que es un ‘reggae del galpom’. La forma que tenemos de entender los estilos que queremos mezclar o fusionar es lo principal para tener un estilo propio.  

 

¿Cuántos premios habéis ganado y que pensáis que aportan al grupo o qué se aprende de ello?

– Pues premios tenemos los siguientes: semifinalistas del concurso musical Nsaio no Camiño 2007, ganadores del certamen musical Terra e lingua 2007, 2º puesto en el concurso Galiza crea 2007, ganadores del concurso Reggae Foundation Festival 2008 y ganadores del concurso musical Nsaio no Camiño 2008. En un primer momento, el significado de cada concurso al que nos presentamos sólo era el hecho de tener una fecha más para tocar; es decir, que nuestra apuesta era la de tocar cuantas más veces mejor, y cada concurso nos daba la posibilidad de hacer un concierto más. Con el tiempo pensamos que, en cierto modo, esos premios son una forma de reconocimiento a todo el trabajo que está detrás de la música que nosotros hacemos, a esos ensayos que pasamos hora tras hora juntos en el ‘galpom’. Por otro lado, es curioso ver reflejada la alegría de cada premio en los demás, en la gente que nos apoya. Y es que el grupo tiene la tendencia de tomar las cosas muy en serio, y para nosotros ganar siempre fue una responsabilidad añadida de demostrar lo que valemos en cada nuevo directo. 

 

Lo de utilizar el gallego en los textos es algo irrenunciable, ¿no?

            – Utilizamos el gallego de una forma natural. Nosotros hablamos en gallego y nos parecía lógico que nuestra forma de expresarnos musicalmente fuese esa. Además, una apuesta artística gallega consecuentemente debe ser en el idioma propio que tenemos en Galicia. El gallego también podría tener proyección en Portugal o en Brasil. Lo que intentamos es llegar al máximo de público posible y, de todas maneras, pensamos que en gallego nos pueden entender en el resto de la Península. El idioma no debe ser un impedimento a la hora de que la música que hacemos le guste a quien nos escuche. Tampoco creo que sea una postura cerrada, ya que siempre estamos abiertos a nuevos horizontes; de momento usamos el gallego, pero en el futuro podría ser el francés, el inglés o el castellano nuestro vehículo de transmisión.  

 

El violín es un elemento muy significativo en vuestra música porque no hay casi ningún grupo que lo utilice así. Tal vez The Waterboys, pero sólo en unos discos determinados y en algunas de sus canciones. ¿A qué se debe?

– Es curioso: nos dijeron hace poco que nosotros transmitíamos una energía parecida en nuestros conciertos. Quizás tengamos muchas diferencias, con algún tipo de denominador común pero, bueno, decir The Waterboys es mucho decir, mucho nivel. La idea de incluir el violín en la música que hacemos estuvo desde el primer momento ya que Brais (el violinista) fue uno de los fundadores de la banda y principal compositor. De hecho, tiene un estilo y una forma de tocar asumiendo diferentes funciones según el momento de la canción que no se ven y para la que no tenemos referencias. Desde que se formó la banda la primera premisa fue que queríamos hacer algo diferente. Eso englobaba la elección de los instrumentos que íbamos a usar, pero eran muchas más cosas, incluyendo el tipo de ambientes sonoros que queríamos crear y el hecho de que vamos a por todas. Lo que más llama la atención la primera que escuchas a Som do Galpom es la presencia del violín, el hecho de que la voz sea rapeada y la ausencia de programaciones electrónicas. 

 

En vuestro caso descartasteis desde un principio las programaciones electrónicas. ¿Por qué? ¿Es algo totalmente cerrado?

– En un momento de auge del mundo digital, no sólo en la música, sino en todo tipo de manifestaciones artísticas, creímos que sería más original volver la vista hacia el pasado e intentar hacer las bases instrumentales totalmente analógicas. De hecho, la música se reinventa y en un futuro los grupos volverán a los orígenes, a lo que nosotros llamamos ‘hacer la música a mano’, tocando los instrumentos sin ningún tipo tratamiento digital. Por este motivo, fuimos apodados como un grupo musical que hacía ‘rap orgánico’, término que a todos nos gustó mucho. El grupo no se cierra a nada, y en este tema tampoco. Puede ser que el día de mañana utilicemos bases electrónicas, no se sabe. Es importante tener claro lo que queremos hacer, pero la idea de cerrar nuestro proyecto a nuevas propuestas nos asusta y no sería una postura real ni lógica según nuestros planteamientos.

   

He leído alguna crítica en la que se hablaba de lo tópico de los textos. ¿Qué pensáis?

– Nunca escuchamos esa crítica y la verdad es que sorprende. Lo que sí que resaltamos es negar la etiqueta de grupo reivindicativo que a veces nos quieren colocar. Por supuesto que las letras tienen contenido social, aunque la forma de abordarlo es desde una postura positiva con ganas de afrontar el futuro que nos toca. La realidad que vivimos en la actualidad está llena de problemas y por mucho que cierres los ojos no los puedes ocultar. Lo que nos pasa es que no nos gusta quedarnos sólo con las quejas, sino intentar resaltar esas cosas que hacen la vida más alegre, incluso quedarnos con los recuerdos de una infancia pura en sentimientos, sin tantas preocupaciones y obligaciones que cuando te haces mayor no dejan disfrutar. El amor también es un tema muy importante para nosotros: el corazón es el motor de nuestro cuerpo y debemos cuidarlo. En resumen, la vida hay que vivirla intentando aprovechar los momentos buenos al máximo, pero sin evadirse a la hora de luchar contra todo tipo de injusticia.    

 

 

¿Qué es lo que más os inspira a la hora de componer?

– En el caso de las letras (Gael, vocalista) la inspiración emana de la vida misma, de vivencias personales o de otras personas de su círculo de amistad; intenta poner voz a todas las voces que escucha en una sociedad que vive en un momento y en un lugar concreto. Intenta ser un transmisor de temas sobre los que todo el mundo habla y mantiene una opinión. Sin embargo, él cree que la inspiración no existe y que lo único que le empujó a escribir fue la necesidad de tener algo que decir, algo que ya no podía guardar dentro de sí mismo. En el caso de la música, la compone Brais, el violinista. Es muy difícil saber en que se inspira para componer; creo que tiene que ver con las horas de improvisación que tiene encima y que consume las horas tocando con múltiples músicos e investigando en casa. No creo que tenga tampoco mucha confianza en la inspiración, y acumula montañas de ideas antes de sacar entre todas ellas algo que le guste y que nos trae al ensayo. 

 

Las referencias que podemos citar son Macaco, Lamatumbá, Ojos de Brujo… ¿Qué os parecen?

– Son unos grupazos que a nosotros nos encantan y está claro que tenemos algo en común. Este tipo de referencias de las que siempre se pretende escapar, ahora están ahí y, la verdad, no nos disgusta la idea de estar dentro de ese terreno musical de fusión. Son grupos muy alegres para bailar y cantar con una fuerte conexión con el público. Som do Galpom también pretende lo mismo: nuestro punto fuerte es el directo y vive de esa química que se genera para seguir creciendo.

 

¿En qué gustos musicales coincidís los cinco y en qué no?

            – En principio, coincidimos en los tres estilos básicos que intentamos fusionar a nuestra manera como son el funk, el reggae y el rap. Luego, cada miembro del grupo bebe de fuentes diferentes y se enmarca más en un estilo que en otro. Lo realmente importante es la mezcla, el mestizaje. Se debe resaltar que los gustos musicales son diferentes y variables a lo largo del tiempo; el secreto de nuestra fórmula es intentar combinar las inquietudes musicales de cada uno para conseguir un resultado común y propio al mismo tiempo.

 

¿Tenéis algún héroe en común, musical o no?

            – Puestos a escoger un héroe en común sería quizás Gandhi por su contribución a hacer el mundo un poco mejor y su defensa hasta el final de la lucha no violenta.

 

¿Os consideráis de algún modo continuadores del camino trazado por grupos como Os Resentidos y Os Diplomáticos de Monte-Alto?

            – Son grupos con los que todos crecimos musicalmente y de forma personal, grupos de Galicia que llegaron muy lejos y que influyen de alguna manera en las metas que nos podemos plantear. Sin embargo, pensar que somos continuadores de la herencia que dejaron sería mucho decir. Ojalá fuera ese nuestro lugar dentro de la producción musical gallega. De momento, seguimos caminando para encontrar nuestro sitio sin mirar hacia atrás y sin saber donde termina ese camino plagado de ilusión. Todo es parte de un sueño que tuvimos un día y que nos gustaría vivir hasta el final.  

 

¿Creéis que fueron ellos quienes dejaron claro que se puede hacer música pop en gallego?

– Abrieron las fronteras y son ellos los que dejaron patente que se puede llegar lejos con una propuesta cien por cien gallega. Los límites los pone uno mismo, y si nosotros no creemos en lo que hacemos, difícilmente vamos a llegar lejos. Debemos de dejarnos de complejos y hacer lo que realmente queremos, afrontando todos los retos que se nos presenten con ganas de superarlos y trabajar para llegar hasta donde podamos.

 

Habéis puesto a vuestra aldea, A Moniña, en el mapa. ¿Sois ya héroes ahí?

– Los vecinos de la aldea están encantados con nosotros y, de momento, aguantan nuestro ritmo de ensayos. Puede ser que la aldea sea más conocida a raíz de Som do Galpom, pero en el fondo lo que pretendíamos era poner en el mapa todas las aldeas de Galicia y del mundo resaltando esa vida rural que actualmente está en desuso. La idea de fondo es el auge de lo rural frente a la decadencia de lo urbano, la explosión de la naturaleza con colores vivos frente a los tonos grises del cemento de la ciudad. Nos gusta que A Moniña sea más conocida, al igual que otros lugares pequeños que a veces olvidamos.

 

¿Cómo os va lo de vivir de la música?

– Va regular… Lo de vivir de la música nos encantaría, aunque parece complicado, al menos por el momento. Sólo pensamos en poner toda la profesionalidad por nuestra parte y el tiempo dirá. En Galicia es complicado vivir solo de la música y las fórmulas profesionales de los músicos que conocemos se basan en combinar diferentes actividades; por un lado están en varios grupos, y por otro dan clases de música, por ejemplo. Alguno de nosotros no trabaja, pero no significa que vivamos del grupo, y ya nos gustaría, así podríamos dedicarle más tiempo a la música, que es lo que realmente nos gusta. Además, combinar el grupo con el trabajo es muy complicado, y no sabemos como a alguno de nosotros aún no lo echaron del curro.

 

¿Cómo lleváis la realidad en la que vivimos?

– Como podemos, lo que nunca haremos es intentar disfrazarla para que nos guste más. Somos producto del tiempo que nos tocó vivir e intentamos cambiar las cosas que están a nuestro alcance, en nuestra mano.

 

¿Cuáles son los objetivos y proyectos a medio plazo?

– En un principio, presentar el primer disco Em terra de ninguém por la Península y especialmente en casa (Galicia). Al final de esta gira, Na percura do groove, haremos reflexión de todo el proceso para volvernos a centrar en la composición de nuevos temas. Luego, seguir adelante con otro disco e intentar salir a tocar a otros países, adonde nos lleve el viento. Como ya comentamos anteriormente, no ponemos ningún techo a la proyección que pueda tener el grupo. No tenemos miedo a llegar lejos: es más, cuanto más lejos, mejor.

 

Por último, ¿cuál ha sido la mejor anécdota de este tiempo en el mundo de la música?

            – Anécdotas hay muchas, y te pasan muchas cosas buenas y malas en casi 150 conciertos en tres años. Puestos a destacar una, fue cuando tocamos en las fiestas de Laraño, justo al lado de donde ensayamos y donde algunos miembros del grupo iban de niños a explotar petardos. Fue mundial, con invasión de escenario y estriptís incluido. Casi se nos cae encima el escenario y los focos. Tendríais que ver la cara del técnico de sonido agarrando las cajas de sonido para que no se cayeran.

 

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