RUFUS WAINWRIGHT

 Rufus Wainwright, c’est la vie

 
        En el último año, Rufus Wainwright no ha parado: recreó en varias ocasiones el concierto de Judy Garland del año 1961 que dio lugar al disco Judy At Carnegie Hall, puso música para la coreografía de Bloom, de Stephen Petronio, participó en el disco en directo de Pet Shop Boys, Concrete, escribió canciones para las películas History Boys y Descubriendo a los Robinsons y ayudó a organizar el Concierto de Navidad de la Familia Wainwright y Amigos en Nueva York, entre otras cosas. Además, acaba de recibir un encargo de la Metropolitan Opera House para que componga una ópera.

A todo ello hay que sumarle, claro está, Release The Stars, su quinto disco en una década, que empezó a cobrar forma cuando Rufus Wainwright se estaba preparando para ir a Berlín el pasado verano a grabar unas canciones que produciría él mismo. En ese momento lo imaginó como “algo reducido a la mínimo expresión”. Pero algo sucedió una vez que Wainwright llegó allí, tal y como demuestra la canción que lo abre, “Do I Disappoint You”, que incluye una ostentosa orquesta que recubre una letra bien expresa.

“Alguna gente va a Berlín buscando otras aristas para su música. Yo fui allí y empecé a ponerme ropa especial y a visitar lugares barrocos”, reconoce Wainwright sonriendo, en lo que son sus declaraciones para presentar el álbum. “El alemán que a mí me interesaba era mucho más a la vieja usanza y como romántico. Llegué allí y lo siguiente que se supo de mí es que tenía este gran álbum embellecido. Fue una experiencia asombrosa, aunque no pretendía que fuera de esa manera”.

 

“Mirando hacia atrás, no pensé que mi devoción de hace tiempo por la ópera saldría a relucir una vez que tomase el mando de la grabación”, asegura Wainwright. “El disco no acabó siendo algo desnudo y básico, pero fue importante para mí mantener esa imagen en mente. Incluso teniendo en el disco algunos de los momentos más grandiosos de mi carrera, también hay algunos de los más íntimos”.

 

Wainwright había empezado a componer nuevo material mientras hacía la gira de Want Two. Comenzó a darle forma en Nueva York con su banda antes de marchar a Berlín. “Empecé “Do I Disappoint You” solo con un sintetizador, y sonaba como Blade Runner o algo así, como de ciencia-ficción. Me pregunté cómo quedaría ahí una sección de cuerda y todos esos arreglos empezaron a surgir de dentro”. El corte que se publicaría finalmente abriendo el disco tiene 14 músicos de cuerda y viento, su hermana Martha a los coros y la colaboración Neil Tennant, de  Pet Shop Boys -quien también hace de productor ejecutivo del disco-, a los samplers y los sintetizadores.

 

No son los únicos invitados: están también los cantantes Teddy Thompson, Jenni Muldaur, Lucy Roche y Sharon Jones; Smokey Hormel -colaborador de Richard Thompson y Beck- en las guitarras; la cantante, guitarrista y violinista Joan Wasser, más conocida como Joan As Police Woman, quien estuvo abriendo los conciertos de Wainwright en su última gira; y el colaborador de ocasiones anteriores Marius de Vries, que dirigió la orquesta en varias de las canciones.

 

Tal vez la colaboración más sorprendente sea de la de veterana actriz británica Sian Phillips, quien aporta un recitado teatral a “Between My Legs”. Wainwright lo comenta soltando una carcajada: “Sabía que me metía en líos cuando conté con ella para “Between My Legs”. Me obsesioné con ella hace unos años cuando vi por televisión la serie Yo, Claudio. Ella era la emperatriz maligna que envenenaba a todo el mundo. Hace un tiempo me la encontré en una fiesta y no podía creer que tuviera allí delante a la mismísima emperatriz de Roma. Fui a hablar con ella y nos entendimos bien desde el primer momento”.

 

De todas formas, no importa el número de colaboradores o que sólo esté él, ya que la esencia melódica y emocional de cada canción siempre destaca. “A la hora de componer, siempre intento asegurarme que las canciones se mantengan por sí mismas. Da igual que las haga con una orquesta o con una pandereta. Las escribo para que tengan relaciones amorosas con distintos revestimientos. Creo que he conseguido la habilidad de llegar al oyente inmediatamente con lo que tengo que decir. Cuanto más escribo, más me doy cuenta que la clave es ser lo más directo posible. Y eso es algo que tienes que desarrollar. Muchas de estas canciones fueron compuestas mientras estaba de gira y en el proceso de cambiar mi actitud ante la vida: tener un novio, conseguir un encargo para escribir una ópera y sentirme más cómodo con mi situación como artista. Creo que mis canciones muestran mis necesidades del momento. Hable de América, mi mejor amigo o mi amante, soy muy claro sobre cuáles son mis demandas”.

 

Entre el material del nuevo álbum está “Going To A Town”, el primer single, un viaje emocional en el que Wainwright investiga en el estado de la Unión antes de iniciar un nuevo viaje a Europa. “La escribí en cinco minutos. Recuerdo perfectamente que estaba esperando para ir a cenar y tenía veinte minutos libres. Pensé en sentarme al piano para jugar un rato y, de repente, la canción estaba acabada. De algún modo apareció. Ésas son siempre las mejores, aparecen de algún lugar del éter sobre el que no tienes ningún control”.

 

En todo el disco parece sobresalir el lema de ‘vive el día intensamente’. “El disco está dedicado a mi madre, quien en este tiempo pasó por una operación bastante seria. Ello trajo una sensación de urgencia que quería capturar. Hay sentimientos cerca de nosotros a los que nunca hacemos caso hasta que sucede una experiencia traumática. Antes de Want One estuve en rehabilitación y pasé por esa situación personal en la que tienes que hacer inventario y reconstruirte, y fue un proceso largo, arduo, intenso y dramático. Pero cuando mi madre fue operada, aquello me pareció poco más que una pequeña colina. En el momento en que algo le pasa a alguien que amas, es veinte veces más intenso. Experimentas el dolor y el goce a una escala mucho mayor”.

 

Wainwright compuso la canción principal, que tiene un aire gospel, después de sentirse frustrado con una amiga cercana que no apareció en su señalado concierto homenaje a Judy Garland en el Carnegie Hall. Pero su reacción personal se convirtió en algo más amplio, pasando a ser el tema principal del álbum. “Fue escrita con la idea de que es tiempo para ella y para mí, y para todos los que estamos en la treintena, nuestra generación, de darlo todo, de amar todo lo posible y de ser lo mejor que puedas como persona. Ahora estamos en plenitud, después de haber escalado los muros de la adolescencia, de haber circulado en el tren de nuestra veintena y seguir aquí en la treintena. Se trata de pasar a la acción: debes cumplir tu destino o ahogarte en la inutilidad. Ése es el mensaje principal de la canción y es el mensaje del disco: ahora es el momento de actuar sobre tus deseos y tus sueños, de usar tu lado bueno. Hagámoslo”.

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