RICHMOND FONTAINE

Richmond Fontaine: “La vida es más que un grupo de rock”

 

 

Mucho tiempo ha pasado desde que Richmond Fontaine apareciera en 1994. Al menos han sido ocho discos con los que el grupo definieron su sonido, lo despojaron después de todo lo accesorio para redefinirlo de nuevo, llegando a un registro más amplio dentro de lo que se conoce como country alternativo, rock con raíces, americana… Ha pasado mucho tiempo, sí, pero aunque parecía que el grupo iba a llegar a una mayor audiencia, las cosas están hoy casi como al principio. Por poner un ejemplo, en su reciente concierto en Madrid no éramos más de 50 personas.

 

Así que poco ha cambiado. Tras su disco del desierto, Thirteen Cities, el grupo quería seguir en esa línea… hasta que una desgracia se cruzó en su camino. Su líder, Willy Vlautin, entró en una depresión por la muerte de su madre, el no atisbar futuro alguno para su grupo, un brazo roto que no le permitía tocar la guitarra… Todo se volvió demasiado negro hasta que decidió retirarse a un cobertizo y componer canciones de amor… a su manera. Como bien dice Vlautin, su nuevo disco We Used To Think The Freeway Sounded Like A River “se mueve entre la dinámica de querer crear canciones de amor y la torpeza de no conseguirlo”. Hablamos con el cantante, guitarrista y novelista.

 

Este nuevo álbum es muy diferente al anterior: no tiene nada que ver con Tucson, Arizona, y no hay colaboraciones de otros músicos. ¿Perseguís explorar algo nuevo cada vez?

– Cuando empecé a componer canciones para el disco, todavía estaba obsesionado con el desierto y su música, Morricone, Tucson y todo eso. Justo entonces mi madre murió y dejé de pensar en esa música. Comencé a pensar en dónde vivía, mi familia y el tipo de cosas así en las que piensas cuando eso sucede. Este disco tiene un sentimiento más crudo, es más autobiográfico.


Entonces, ¿podemos concluir que la motivación principal o la inspiración es diferente cada vez?

– Sí, cada vez es diferente. Con Thirteen Cities creí que perdía la cabeza. Todo lo que quería era ir al desierto y desaparecer. Así que eso es de lo que escribí. La música del desierto es la única que tuvo sentido para mí durante años. También llegué a un punto en lo que nada tenía sentido, en el que todas las decisiones que tomaba parecían equivocadas. Lo único que parecía acertado era marcharme al desierto y dejarlo. Tío, estuve por allí bastante tiempo. Además, a mi manera, estaba intentando hablar del Oeste de los Estados Unidos, de su cambio. En este nuevo disco creo que intenté componer canciones de amor; en mi propia y jodida manera, éstas son todas canciones de amor. Más que nada, estaba intentando sentirme así, como una gran canción de amor antigua. Lo que sucedió después es que mi mente es un desastre, ya que de no ser así hubiera hecho el disco como pretendía. En su lugar escribí canciones como “43”, “The Pull” o “Ruby & Lou”. Son canciones de amor, pero de otro tipo.


Creo que tenías intención de hacer canciones de amor como las de Richard Hawley. ¿Qué es lo que te llama la atención de sus canciones?

– Me gusta que sean románticas, honestas y simples. En determinados momentos no hay forma de superar una canción así, y yo quería sentirme de esa forma. Tengo tantos conflictos con el amor y estoy tan inseguro sobre él que escribir una simple canción de amor me es algo muy extraño. Supongo que esperaba sentir que estaba bien si podía escribir canciones de amor sin más.


Supongo que al final a todos nos atrae más el lado oscuro. ¿Piensas que el punto débil de todos los escritores es precisamente explorar ese lado oscuro?

– Si piensas en las cosas de una forma real, verás la oscuridad. No puedes evitarlo. El mundo es un lugar tormentoso con algunos momentos de felicidad, éxito y paz. Pero siempre está en constante desorden y todo es frágil e inseguro, siempre ha sido así. Si compras un periódico hoy y lo comparas con uno de hace 100 años, es lo mismo: guerra, pobreza, asesinatos, corrupción y crimen. Así que si escribes sobre la vida, el lado oscuro está ahí, aunque también la esperanza. Intento al máximo componer al borde de la desilusión y la esperanza. Intento inclinar la balanza hacia la esperanza, pero para mí es una lucha continua hacerlo así. Lo único que he aprendido es que el lado oscuro de la humanidad no tiene fin, es un laberinto sin escapatoria en el que sólo puedes aprender a correr en la otra dirección.


En “The Boyfriends”, uno de mis cortes favoritos, cantas una hermosa historia. ¿Puedes explicarlo tú como compositor del tema y la relación con tu propia vida?

– Habla de un tipo que va a casa con una chica y cuando están haciendo el amor el hijo de ella entra en la habitación. Él no sabía que tuviera un hijo y le preocupa hasta el punto de que se marcha diciendo: “No soy así, no soy así”. En el siguiente verso él describe a los novios de su  madre, todas las veces que fue ese chaval y cómo esos recuerdos están dentro de él, grabados en su mente. Es una canción en la que llevo pensando años pero que sólo he podido componer después de la muerte de mi madre. No recuerdo a mis profesores del colegio ni programas de televisión que me gustasen, pero sí puedo recordar los novios de mi madre. Incluso podría señalarlos entre otros tipos hoy en día si me los ponen en una rueda de reconocimiento.


“Two Alone” es bastante opresiva por la historia que cuenta.

– Intentaba contar una historia básica: un hombre joven embaraza a su novia, tiene un trabajo sin salida y está endeudado. Su novia es conservadora y se va haciendo más con el paso del tiempo porque teme que él la abandone. Él no quiere hacerlo, pero en su corazón no ve nada para su vida más que la deuda de la tarjeta de crédito, un trabajo malo y una esposa infeliz. ¡Vaya embrollo en el que está metido!

 

Sabemos de tus dos anteriores novelas (Vida de motel y Northline) gracias a su edición en España por la editorial La otra orilla. Ya tienes finalizada otra, Lean On Pete.

– Es una novela de un chaval de 15 años que trabaja en un hipódromo local. Vive con su padre, aunque lo deja y acaba alojado en un cuartucho del hipódromo. Mientras ve cómo su vida se desmorona, conoce un caballo de carreras llamado Lean On Pete y traba amistad con él. Pete está pasando por una mala racha en la que lo pierde todo, y el chaval intenta de todo corazón sacarlos a ambos de la dura situación en la que se encuentran.


¿Habrá finalmente versión cinematográfica de alguna de tus novelas?

– Ha habido intención de hacerlo con las dos primeras, y a veces parece que se harán, pero quién sabe. El mundo del cine es intrincado. Siempre llaman y dicen que va a suceder, y después no sé nada de de ellos durante un par de meses. Más tarde vuelven con la misma historia.

 

 


¿Cambió algo en tu forma de componer canciones desde que escribes libros? ¿Encuentras diferencias?

– He estado escribiendo novelas durante 20 años, así que mis historias y mis canciones siempre han ido unidas. Una novela necesita un trabajo consistente de muchas horas. Todos los días tienes que trabajar en ello. Tienes que llevar al personaje de A a B. Para hacerlo no puedo tener una resaca, no puedo salir hasta tarde y joderlo todo. Por lo general estoy en forma cuando escribo una novela. Las canciones, por otra parte, vienen de cuando tengo resaca y estoy débil, de cuando lo jodo todo o cuando me encuentro en momentos difíciles.


Hay personajes que saltan de tus canciones a las páginas de tus novelas, algo que no es nada común. ¿Te gustaría que considerasen tu trabajo como una entidad?

– Tienes razón: los personajes de mis novelas y mis canciones viven juntos, puede que en la misma manzana o en el mismo edificio. Es el mismo mundo. Siempre he trabajado en historias para, después, ponerles banda sonora. Durante 20 años, más o menos, ésa ha sido mi forma de trabajar, así que se puede decir que es una entidad.


La última vez que te entrevisté reconociste ser un gran fan de The Jam. En unos días From The Jam (el grupo sin Paul Weller) tocan en mi ciudad. Tengo sentimientos encontrados acerca de ello. ¿Qué harías tú?

– Apuesto a que darán un buen concierto y amo esas canciones, así que en mi caso probablemente iría. De todas formas, es difícil: no parecen demostrar un gran respeto por el grupo o por Paul Weller, que compuso y cantó las canciones. Pero estoy seguro de que esos tipos están arruinados y que es más fácil para ellos conseguir una gira que encontrar trabajos normales, y también probablemente Paul Weller es el que se lleva el dinero de las canciones de The Jam. Supongo que ésa es la única forma que tienen Bruce Foxton y Rick Butler de ganar dinero con The Jam.


También me comentaste que te gustaba Japan. ¿Qué otros grupos que no asociaríamos con vuestro sonido siempre te han gustado?

– Siempre he sido un gran fan de Ennio Morricone y Louis Armstrong es para mí un gran héroe. John Coltrane, Bing Crosby, Kate Bush, Edith Piaf, Gil Evans… Soy un gran seguidor de la música de grandes bandas, y en casa todo lo que escucho es Louis Armstrong y música instrumental.


¿Cuáles han sido tus últimos descubrimientos musicales?

– Me quedé unos días en la casa de un amigo en Alemania durante esta última gira, y él tenía todos los discos de Ennio Morricone. Encontré unos cuantos que nunca había oído, así que estuve investigando en ellos. John Coltrane es alguien a quien acabo de descubrir… ¡Y vaya regalo que es su música!


Hace dos años me dijiste que tal vez editarías otro disco y después te centrarías en las novelas y en la música instrumental. ¿Todavía piensas así?

– Ya veremos. Lo cierto es que llevo diciendo eso durante los últimos diez años. Seguiré con el grupo hasta que le pongamos fin. En mi corazón escribir novelas y hacer música instrumental son mis dos facetas favoritas.


En Europa siempre habéis tenido más reconocimiento que en los Estados Unidos. ¿Qué crees que falta para que os consideren al mismo nivel que Wilco o Lambchop?

– Siempre hemos tenido buenos managers en Europa. En los Estados Unidos hemos cometido equivocaciones continuamente o tenido mala suerte en ese frente. En cuanto a qué nos falta para que nos consideren como esos grupos que citas, nunca pienso en ello. Es algo que te jode la mente si lo haces.


¿Dónde hubieras dicho que estarías en el 2009 cuando empezaste con el grupo en 1994?

– Nunca piensas que el grupo vaya a durar mucho. ¡Siempre pensé que desharíamos la banda en 1996! En la vida me hubiera imaginado que seguiríamos tocando y mejorando cada vez.

 

¿Dónde piensas que puede estar la línea que, si se cruza, pueda significar el fin de Richmond Fontaine, como, por ejemplo, la marcha de uno de sus componentes?

– Es algo en lo que no pienso mucho. He tenido suerte de llegar a tocar con estos tipos durante todo este tiempo. Son amigos míos en primer lugar y, después, compañeros de grupo. Es complicado estar en un grupo a nuestro nivel. No ganamos mucho dinero, y ellos tienen que sacrificar su tiempo lejos de sus familias. Así que todo lo que espero es que se suban a la furgoneta y, cuando lo hacen, me siento aliviado y sorprendido. Cuando el día llegue en el que no puedan, lo dejaremos y estará bien. La vida es más que un grupo de rock.


Por último, ¿cuál ha sido la mejor anécdota de estos años en el mundo de la música?

– Estar en un grupo y tener un trabajo fijo es mejor que trabajar y no tener un grupo. Estar en un grupo y amar la música en una buena forma de vida. Haces amigos con los que hacer música. Hasta ahí llego. Cuando pienso en la música como negocio, como un espectáculo de talentos, me deprimo y no me gusta tanto la música. Así que no pienso en ello.

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