REM

REM, fábulas de la reconstrucción

 

Todo hacía prever lo peor. Una gira en la que tres de los cuatro componentes del grupo sufren graves enfermedades. Un reciente contrato firmado, el más caro de la historia, suficiente como para dedicarse a vivir de las rentas. Un título para el nuevo disco, New Adventures In Hi-Fi (Nuevas aventuras en alta fidelidad), que sólo mostraba desgana. Falsa apreciación. Sus  catorce cortes son la mejor prueba de que ésta sí es la mejor banda de rock de las dos últimas décadas, al límite de su creatividad y con una variedad de registros ciertamente asombrosa. Y, por imposible que parezca, fue grabado en medio de un caótico tour, como nos quieren explicar.

 

La última gira mundial del grupo dio mucho de sí. Para empezar, cualquier lugar era bueno para grabar, desde el estudio habitual a las pruebas de sonido, pasando por los camerinos de un estadio. Los casi dos años que se han pasado actuando en directo añaden nuevos y poderosos elementos a su música, reafirmando, una vez más, las raíces de REM como banda de directo pero, al mismo tiempo, redefiniendo su potencial expresivo como intérpretes y compositores.

 

«Ahora que miro hacia atrás, no sé qué tipo de locura nos indujo a intentar componer y grabar un disco mientras estábamos de gira. Como si no fuera suficiente tener que tocar en directo cuatro o cinco días a la semana, grabar vídeos, hacer entrevistas, programas de televisión, tener que viajar en autobús por las noches y soportar los roces de todo el personal que se mueve en una gira así», comenta Michael Stipe, la cabeza visible de la banda de Athens, Georgia.

«Lo que un principio nos parecía un proceso fresco y excitante acabó convirtiéndose en una parte más del trabajo diario. Ya sabes: despertarse, desayunar, trabajar en las canciones, tocar en directo, pasar la noche viajando en el autobús… Lo que, en parte, era la cuestión. Éste ha sido el método de grabación menos consciente que hayamos utilizado nunca. Al final de la gira las canciones salían de una forma más fluida de lo que suelen salir en un estudio de grabación. «Low Desert», grabado en el último día de la gira, es, a la vez, lo más libre y lo más sólido que hayamos grabado nunca. Las canciones que grabamos en vivo se benefician de ese tipo de energía que proporciona el público. Y para los que se pregunten que ocurre detrás de un escenario, «Zither» es la respuesta: se grabó en los servicios del vestuario del estadio de Philadelphia, justo antes de comenzar el concierto».

 

Como consecuencia de todo ello, aquí tenemos un disco cuyo resultado es un álbum en directo con sonido de estudio y un álbum de estudio con toda la energía del directo. «La idea era injertar, de alguna manera, el material que estaba grabado en directo con las cosas que estaban hechas en el estudio, para que no se pudiera saber cuál es cuál. No queríamos desperdiciar el ímpetu de las cosas que habíamos compuesto y grabado durante la gira, así que nos comportamos un poco como si aún estuviésemos en la carretera y, cuando estás en la carretera, lo haces todo mucho más rápido».

 

«Hablamos de intentar capturar la faceta descontrolada y caótica de estar de gira sin tener que escribir canciones que hablaran de la vida en la carretera», puntualiza el guitarrista Peter Buck, el único que sobrevivió a la pasada gira sin pasar por alguna enfermedad grave. «El último día de la gira, en el que todo el mundo suele estar cansado, estábamos llenos de energía pensando en hacer las nuevas canciones, y eso hizo que mantuviéramos el interés hasta el final».

 

«Nunca antes habíamos sido capaces de estar de gira y grabar al mismo tiempo. Por ejemplo, antes, para nosotros, las pruebas de sonido eran algo que había que quitarse de encima para podernos ir a cenar, pero ahora eran la oportunidad de hacer algo, de ser creativos», añade el batería Bill Berry. «Y ha sido muy interesante. Está claro que aquí se escuchan elementos en vivo que no se escuchaban en ninguno de nuestros otros trabajos».

 

Todos los elementos fueron aprovechados. «Un día en Seattle yo estaba paseando por el estudio y Mike estaba tocando una melodía al piano. Así que no tenía nada mejor que hacer que sentarme a la batería y tocar un poco. Sin que nosotros lo supiéramos, la cinta estaba grabando. Cuando Michael lo escuchó se puso como loco, así que dejamos todo lo que estábamos haciendo y al poco la canción estaba terminada».

 

New Adventures In Hi-Fi cuenta con la producción de su colaborador habitual en el estudio Scott Litt, y con la aportación de excelentes músicos invitados como Scott McCaughey -de los Young Fresh Fellows-, Nathan December, el violinista Andy Carlson y la exquisita voz de Patti Smith en «E-Bow The Letter».

«Hemos tenido la suerte de poder trabajar con alguien que ha sido una inspiración para nosotros a lo largo de los años», afirma Peter. «Fue una experiencia increíble. Me acuerdo de haber ido a ver un concierto de Patti Smith cuando tenía diecisiete años, y el verla a ella en el estudio cantando una canción que yo he compuesto ha sido algo realmente emocionante. Y ella ha hecho un trabajo tan excepcional… Le hado un toque a los Ronettes, pero enloquecido».

 

Además, su nuevo disco supone un triunfo para el grupo, no sólo profesional sino también personalmente. La gira de Monster se cobró su cuota en la salud de tres de los cuatro componentes de la banda, siendo el peor incidente el aneurisma cerebral, casi fatal, de Bill Berry. «Salir por  mi propio pie del escenario en el primer concierto después de mi operación fue un momento muy importante para mí. Creo que fue el punto álgido de la gira».

 

«Hay algo especial en pasar por una experiencia cercana a la muerte o en ver como alguien querido pasa por ella», reconoce Michael. «Hace que te replantees lo que estás haciendo y si merece la pena». Si alguien llegó a pensar en el final del grupo, nada más lejos de la realidad. Después del contrato recién firmado, los próximos cinco discos necesitan encontrar su propia dirección. Tal vez éste muestre ya la dirección futura del grupo, o puede que no sea más que un enternecedor recuerdo de su pasado.

 

«Si tengo que dar una idea general de este disco», dice Michael, «es que es muy parecido al primero, Murmur. Cuando hicimos la primera gira en el 82 y 83, viajando de ciudad a ciudad y tocando en pequeñas salas, las canciones que nos salían hablaban de viajes, de movimiento, de estar fuera de casa, dónde quiera que eso sea. Y este disco tiene un poco de eso. Las canciones que escribimos en la carretera tienen una sensación de tránsito, de sentirse lejos, se trate de una distancia geográfica o de cualquier otro tipo».

Xavier Valiño

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