PUMUKY

Pumuky, viaje interior

 

Pumuky

Jair Ramírez es Pumuky. Él creo esta aventura, él grabó las canciones solo en su habitación y, aunque cuenta con otra gente para ayudarle con el directo, Pumuky es la intensa vía que utiliza para dejarnos escuchar las emocionales canciones de su primer disco, De viaje al país de las tormentas. Visítalo en pumuky.ws, myspace.com/pumuky o fotolog.com/pumukyworld.

 

¿Cuando empezaste como Pumuky? ¿Tenías antecedentes en otros grupos?

Mi primera incursión en el mundo musical la realicé bajo el pseudónimo Alex kid en el país de las tormentas. Luego me cansé de un nombre tan largo y me hice llamar Pumuky, pero no existen diferencias estilísticas entre ambos proyectos. Digamos que era el mismo perro con distinto collar.

 

¿Cuántas maquetas llegaste a grabar y qué había en ellas?

– En el 2002 circularon tres demos ‘oficiales’ de Alex kid en el país de las tormentas, donde se repartían cerca de una treintena de canciones. Con Pumuky, un año después, grabé una maqueta más. En aquellas grabaciones caseras quedaron registradas algunas de las Canciones que había escrito durante la adolescencia. Textos púberos cosidos a pequeñas melodías de dormitorio, arropadas a base de acordes acústicos y juegos electrónicos. Todo era sencillo y urgente.

 

¿Había una intención previa de cuidar tanto los arreglos?

– Cuando consigo tener una melodía y un texto que me emocione, mi cabeza descansa. Los arreglos pueden llegar o no; si llegan porque la musa anda cerca, los grabaré de repente y sin darles muchas vueltas; si no llegan, la canción quedará desnuda, pero no desprotegida. Cuando ‘arreglo’ una canción no soy conciente de estar componiendo arreglos, solo juego… 

 

Después de estos meses, ¿qué canciones son las que encuentran mejor repercusión?

Las personas que conocían las demos han acogido con mayor entusiasmo las canciones nuevas o inéditas del disco, como “Vértigo ante la posibilidad inminente de ser feliz”, “La hoguera más grande del mundo” o “Réquiem por el chico cangrejo”. Muchos de ellos me reconocen que les cuesta acostumbrarse a nuevas versiones de temas que ya conocían desde hace años por las maquetas. Sin embargo, los que se enfrentan por primera vez a las canciones, porque no conocían a Pumuky antes del disco, les han gustado mucho piezas como “Dummies In Love” o “Pequeño”, esta última bastante antigua.

 

¿Por qué crees que «Dummies In Love» es de las más valoradas?

– “Dummies In Love” fue una canción muy radiada porque, entre otras cosas, la Demo donde aparecía fue elegida como ‘la mejor del año’ para el programa Disco Grande, de Radio 3. Puede ser que por eso mucha gente la conozca. “Dummies In Love” está construida sobre una melodía sencilla que va cobrando intensidad a lo largo de la canción, atrapando al oyente. Es hipnótica y pegadiza; cuando entra, cuesta sacársela de la cabeza. Además, cuenta una historia impregnada de sentimientos cercanos a cualquier mortal, por lo que es fácil sentirse familiarizado con ella.

¿Cómo te imaginas que sería el disco si lo hubieses grabado en un gran estudio o con otros músicos?

– No me lo imagino. Estoy tan mal (o bien) acostumbrado a grabar solo, y de cualquier manera, que me cuesta hacerme una idea de cómo sonarían las canciones grabadas en condiciones y con músicos que sepan tocar.  No sé si el resultado sería mejor o peor, pero seguro sería muy diferente… Tengo curiosidad por probarlo, aunque de momento sigo trabajando como siempre.

 

¿Entiendes la electrónica como un medio más o como el complemento al sonido de las canciones?

         – Hoy día la electrónica está al alcance de todos, ofreciéndote un abanico de posibilidades inmensa. Yo, aun siendo profano, la suelo utilizar para conseguir esas atmósferas tan ‘pumukyanas’ que hay el disco. Además, es más cómodo programar una batería que llevártela a cuesta hasta un quinto, para a continuación torturar a los vecinos…

 

Hay algo que produce incomodidad, en el buen sentido, de estar asistiendo, mientras escuchas el disco, a tus confesiones, a tus emociones más íntimas. ¿Te molesta a ti descubrirte así?

– El tipo de emociones que llegamos a experimentar los humanos no difiere mucho de los unos a los otros. Yo puedo hablar de mis sentimientos y otra persona pensar que hablo de los suyos… Al final todos somos muy parecidos. Las historias que escribo están salpicadas de apuntes autobiográficos, pero no siempre voy relatando episodios de mi vida, eso me limitaría. No sufro cuando desnudo mis sentimientos ante el oyente porque, en el fondo, todos andamos desnudos.

 

¿Dónde pones el límite a la hora de revelar tus sentimientos?

         – Todo lo contrario, intento traspasar mis limites y poder llegar a sentir lo que no siento, y expresarlo…

 

¿Encuentras que la melancolía es bella y la mejor forma de expresarte en los textos?

         – Como una vez comentó Daniel Muchiut, fotógrafo argentino que participa con algunas de sus fotos en el Arte del disco, “se crea desde el dolor”. La melancolía es un estado de ánimo prolífico, un buen caldo de cultivo donde nutrirte y expresarte.

 

Hay algunas influencias que siempre salen a relucir al hablar de tu música. Pero, ¿qué otros artistas escuchas que no relacionaríamos contigo?

         – Mencionar mis bandas preferidas es una de las preguntas que siempre me deja sin saber qué responder porque me gustan muchas, y muy diferentes unas de otras… Algunas bandas de las que tengo disco en casa, al azar, y de las primeras que me vienen a la cabeza, que quizás en un principio no relacionen conmigo, serían, por ejemplo: Mogwai, Yo la tengo, Diabologum y sus reencarnaciones, Gorky’s Zigotic Mynci, The Delgados, Broadcast, Ms John Soda, Patrick Wolf, etc., etc. Sólo son algunas pistas. 

 

¿Crees que has ido aprendiendo o evolucionando a la hora de hacer música?

– No estoy muy seguro. Supongo que habré aprendido algo. Técnicamente no creo que haya evolucionado demasiado, pero tampoco es algo que me quite el sueño. Para escribir una canción sólo se necesitan tres o cuatro acordes, un trozo de papel y un lápiz…

 

¿En dónde está para ti el éxito de lo que haces, porque has tenido cierta repercusión en la crítica, pero supongo que con tu compañía es difícil llegar a la gente?

– Hay mucha más gente de la que yo nunca imaginé que sigue a Pumuky; eso en parte me conmueve. Pero, en primer lugar, yo hago música porque necesito hacerla: es como una terapia. El éxito es muy relativo, y en mi caso no tiene nada que ver con el número de copias que se vendan del disco porque, si así fuera, estaría tocado y hundido.

 

¿Crees que sigues conservando la frescura de tus primeras canciones?

Quiero creer que cada vez que escribo una canción huele a fresco. El día que no sea así, mejor dejarlo…


¿Cuáles son ahora tus próximos proyectos?

         – Ya estoy trabajando en las nuevas canciones del próximo disco de Pumuky. A diferencia del debut, en este nuevo trabajo quiero contar con algunas colaboraciones, y he contactado con músicos como los Hermanos Cantudo (Limousine, Jubilee) o Coque Iturriaga (Migala), entre otros. En noviembre estaremos de nuevo de gira por la península presentando De viaje al país de las tormentas. Todavía le queda mecha.

Xavier Valiño

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