PIANO MAGIC 2008

Piano Magic en concierto

 

 

Glen Johnson es un tipo contradictorio. Es inglés, pero no deja de soltar puyas contra sus compatriotas (entre otras, “no saben dar palmas”). Nació en Inglaterra, pero se rodea de músicos franceses y se encuentra más cómodo en la Europa continental, por ejemplo. Empezó haciendo discos más instrumentales, menos convencionales, y ha acabado siguiendo el patrón clásico de la canción pop.

 

 

También le gustaría hacer una música más personal (de hecho la hizo en sus primeros discos), pero lo que se pudo ver en su concierto en Compostela, sobre todo en la primera parte, evocaba una y otra vez a  Joy Division, Slowdive y, sobre todo, los Cure de sus caras B y las canciones menos conocidas de sus discos, justo ese tipo de concierto que Robert Smith se empeña en hacer una y otra vez para su propio deleite y el de sus fans más acérrimos.

 

Seguramente a Glen Johnson le gustaría tener una imagen como la de Robert Smith, y hasta puede que le moleste su apariencia, pero ha acabado por convencerse de que no puede. Ni siquiera lo intenta, porque probablemente sin maquillaje, Smith no pareciese tan distinto. Es más: cuando hay una sesión fotográfica por el medio, Johnson se quita siempre de la primera fila y deja que ocupen ese lugar sus músicos.

 

 

 

A Glen Johnson le gusta mucho España, y se crece en los recitales en nuestro Estado, pero en Santiago reconoció que les estaba costando calentarse porque había tenido que coger dos aviones para llegar de Sevilla a España. Y a pesar de renegar de su país, aseguró que ese hecho era “algo increíble”,  demostrando que, cuando la ocasión lo requiere, también puede exigir como un inglés.

 

Tampoco parece que le guste especialmente cantar, y en sus primeros discos no lo hacía tan a menudo. Ahora, cuando se coloca frente al micrófono, la fuerza de sus conciertos decrece notablemente. Su banda gana mucho en las partes instrumentales y, sobre todo, cuando los dos guitarristas -uno de ellos el propio Johnson- están a lo que tienen que estar, que no es otra cosa que sacar esas melodías de su instrumento y jugar con el contraste y la tensión de ambas con los teclados.

 

Eso es lo que predominó en la segunda parte de su concierto, después de que encadenasen “Love & Music” con “Great Scapes” y tras dejar atrás la irrelevante versión de Dead Can Dance, “Advent”, que, por otra parte, tampoco sonaba fuera de lugar entre su repertorio, al atacar temas como “Cities And Factories”, “Saints Preserve Us” o “The Last Engineer” en los bises. Aunque, curiosamente, el mejor momento, “Saint Marie” no se reservó para el final, sino que sonó tras las dos primeras y más lentas canciones de la noche. Contradicciones de Glen Johnson, claro.

 

(Centro Sociocultural Caixa Galicia, Santiago, 27 de marzo de 2008; Promotor: Caixa Galicia. Público: Lleno)

 

 

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