PAUL WELLER

 

Paul Weller, más su cualidad musical

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        Todos sabemos que fue el reluciente portavoz para una generación como el cantante de The Jam y ahora lo es como artista en solitario desde 1991. Se ha interesado por todo, desde el funk experimental y el jazz psicodélico al folk acústico y el soul rock. Su legado de grabación es incomparable: seis discos con The Jam, cuatro con The Style Council, incluyendo un proyecto de house no distribuido comercialmente (A Decade Of Modernism) y seis discos en solitario incluyendo Wildwood y Stanley Road. 

        Illumination, en el 2002, significó la relación profesional de Paul Weller con Simon Dine, de Noonday Underground. Ahora, Studio 150 es su asombroso último trabajo, un disco de doce versiones, entre las que se incluyen temas de Sister Sledge, Nolan Poter, Neil Young o Bob Dylan. 

        Por supuesto, lo de las versiones no es algo nuevo para él. “Sí, es cierto. The Jam publicamos como single “David Watts” de The Kinks”, recuerda Paul Weller. “También hicimos versiones de “So Sad About Us” y “Disguises” de The Who y “Move On Top” de Curtis Mayfield. The Style Council hicimos “Angel” de Anita Baker y “Promised Land” de Joe Smooth y, ya en solitario, he hecho algunas en caras B de artistas como Crosby, Stills, Nash y Young (“Ohio”), de Traffic (“Feelin’ Alright”) o de Etta James (“I’d Rather Go Blind”).” 

        Entonces, ¿por qué un disco sólo de versiones? “Había estado hablando de grabar un disco de versiones durante mucho tiempo”, explica. “Al principio tenía la idea de grabar una selección que recordara un recopilatorio de mis canciones favoritas, de esos que regalarías a un amigo. Pero me preocupaba que hubiera demasiados disparates y sonidos diferentes que no pegaran juntos, así que, en lugar de eso, decidí grabar canciones que no fueran mis favoritas particularmente, pero que yo pudiera reinterpretar, tocar y hacer más mías.” 

        Weller, con un grupo a remolque -el batería Steve White, el guitarrista Steve Cradock y el bajo Damon Minchella- se encerraron en el Studio 150 de Amsterdam, de ahí el título del álbum. “Fue la primera vez que grabamos en el extranjero,” dice. “Desde The Style Council, quería grabar en algún lugar diferente, quería salir de mi estudio y me gustaba Amsterdam. Sólo había estado allí alguna vez de gira y había pasado una o dos noches, así que fue bueno pasar algún tiempo en la ciudad. Entramos en una pequeña rutina. Íbamos juntos a trabajar, desayunábamos y trabajábamos hasta las ocho y, después, salíamos a comer algo. Fue todo muy civilizado.” 

        “Nos llevó unas 5 semanas completarlo,” reconoce. “Comenzamos a finales de septiembre y lo hicimos en una semana de arduo trabajo. Fue todo muy rápido; no hubo tiempo, fue espontaneo. Cada canción se grabó en dos o tres tomas y en vivo.” 

        “Fue realmente un disco divertido de hacer”, añade. “No había presión para escribir las canciones, no era como apretar los dientes como sucede a veces cuando haces un disco. Para mí fue exactamente como ser un cantante en un grupo cantando las melodías de otra gente”. 

        “No tuve que preocuparme de analizar las letras,” asegura. “Pienso en “Birds” de Neil Young. Carleen Anderson estaba haciendo el acompañamiento de voces y, hacia la mitad, paró y preguntó de qué iba la canción. Era completamente refrescante ser capaz de celebrar la cualidad musical de las canciones más que su contenido lírico.” 

        El listado de canciones podría parecer, a primera vista, bastante chocante. “No había nada que me influyera para hacer una canción de Kinks, Small Faces o The Beatles cuando estaba claro que no podía añadir nada más a ello”, dice. 

        El primer single, “The Bottle”, era una canción brutal, honesta, imbuida por la pena de un alcohólico y con un ritmo soul-jazz en la voz de Gil Scott-Heron. En las manos de Weller, se convierte en un optimista funk a ritmo de rock clásico. También está una interpretación de “Wishing On Star” de Rose Royce, una preciosa balada. “La estuve escuchando en la radio una mañana,” dice, “y de repente tenía sentido. Es mi canción favorita del disco.” 

        Su interpretación de “Thinking Of You” de Sister Sledge llama la atención, pero, quizás, la elección más sorprendente sea “Close to You” de Bacharach y David, un éxito para The Carpenters allá por 1970. 

        Además, en el disco también hay un tributo similar a las primeras producciones de Isaac Hayes en “Hot Buttered Soul”. “Comenzó un poco como broma”, admite. “Fue en vacaciones con mis niños y comenzamos todos a cantar esta canción. ¡Hay algo dulce en la melodía y quise darle un sentimiento a lo Curtis Mayfield, volverlo un número soul de Chicago con sección de metal.”

Xavier Valiño

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