PARKINSON DC

Parkinson D.C. en tres tiempos

 

Ahora ya no valen excusas. El tiempo pasa factura y la inflada escena del pop independiente estatal de los últimos años, esa que todos catalogaron con la etiqueta de ‘noise’, está en el momento de superar la reválida. ¿Tiempo de madurar? Puede, y para contrastar cuál es el momento actual de estas bandas, Parkinson D.C. se presentan el jueves 14 en directo, en el pub Dos de Copas, a partir de las 11 de la noche.

 

Son barceloneses, jóvenes y amantes de las melodías que atrapan, laceradas a base de guitarrazos y ritmos contundentes. Hasta ahora tenían el honor de ser el grupo estatal que más había aparecido en fanzines y uno de los mejores considerados de la pujante escena independiente, junto con El Inquilino Comunista y Penelope Trip -quienes, por cierto, estarán en el mismo escenario el próximo jueves-. Por suerte han sabido escapar a tiempo del cerrado universo ‘noise’ y, poco a poco, han vuelto su vista hacia influencias más clásicas o al pop más energético.

 

Parkinson D.C. comenzó su andadura cuando la explosión alternativa actual era sólo una esperanza. Completaron su formación en 1.990 inspirados por las repetidas escuchas de Lemonheads, Big Star, Hüsker Dü, Teenage Fanclub, Sonic Youth… Lo que se inició como un simple entretenimiento fue tomando dimensiones más serias. Después de ser conocidos en el circuito de locales de Barcelona, fueron sumando seguidores, concierto a concierto, por las salas de casi todo el Estado.

 

Entre septiembre y noviembre del 92 graban Overdream, su más que aclamado disco de debut para Munster Records y, tal vez, su cima creativa. En él se daban la mano estribillos inmediatos, textos en inglés y guitarras distorsionadas, demostrando que manejaban como nadie la tensión entre ruido y melodía, un margen por el que han encaminado toda su trayectoria.

 

La labor en directo se intensificó en los meses siguientes, participando en proyectos como el ‘Noise Tour’, el ‘Festival del Ruido’ o teloneando a artistas internacionales como Lunachicks o Yo La Tengo -su líder Ira Kaplan se deshizo en elogios hacia los catalanes-. Consiguieron romper con todos los esquemas preconcebidos a su alrededor con una impagable sorpresa: una versión del “I Need You” de los melosos America, tratada como si hubiera pasado por una batidora.

 

Este cambio de dirección se consumó en la primavera del 94 con Green Fields, un segundo disco producido por ellos mismos y centrado en una sensibilidad más acústica y clásica, con influencias de Love, The Beatles, The Byrds, Beach Boys, Alex Chilton o Neil Young. ¿Un paso atrás? Puede, pero el caso es que consiguieron marcar las diferencias con sus compañeros de generación. Uno de los singles de aquel disco, “Don’t Let Your Hair Grow Too Long”, se publicó acompañado de otras seis canciones, con predominio de los tiempos medios.

 

Albanige es su rotunda respuesta ante el reto del tercer disco. Para la producción escogieron a los reyes del power-pop americano: Ken Strinfellow y Jon Auer de los Posies, lo que, evidentemente, se nota en los resultados. También hay ocasión para ritmos más ¿bailables? -”Natural Norbitrol”-, glam -”Do You Know How To Make Me Feel”- o contagiosos -”Once A Week”-. ¿Qué cuál de sus tres etapas repasarán en directo? Muy probablemente las tres, aunque, a estas alturas, sus influencias clásicas y más recientes configuran un estilo que se puede llamar propio.

Xavier Valiño

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