ULTRASÓNICA ARTÍCULO GECKO TURNER

ULTRASÓNICA ARTÍCULO GECKO TURNER

ULTRASÓNICA

ARTÍCULOS 2003 


Gecko Turner, una agradable anomalía

 

            El Sr. Turner es un personaje único en estos días. Un creador independiente que juega con las palabras y los géneros. Un extremeño con mucha guasa, afortunadamente, y mucha cabeza e intención en sus canciones. Creador de “The Real Soul Afromeño Experience”, un festival que toma lugar en cada uno de sus directos, o de algo que él mismo ha bautizado como soniquete. Difícil en cualquier caso definir su música sin escucharla. 

            Gecko Turner es, en definitiva, un aglutinador de influencias que traduce en algo que suena muy cercano. Que hace popular lo que de otra forma parecería música para iniciados en sesudas disciplinas.  

            En su nada despreciable trayectoria, ha liderado bandas como The Animal Crackers, The Reverendoes y los aplaudidos Perroflauta. Éste disco representa el principio de su proyecto en solitario. 

            En esta ocasión, se orienta hacia las músicas surgidas de la diáspora africana (soul, reggae, bossanova, samba, funk) y las combina con estilos característicos del sur de España (flamenco) o con sones africanos que han regresado al continente negro después de viajar a las Américas (afro-beat) sin olvidarse por supuesto del be bop, del cool y en definitiva del jazz con mayúsculas. Esquivando cualquier tipo de clasificación, Gecko Turner logra tamizar estas influencias a partir de un sonido personal. 

            Guapapasea! son 70 minutos de música con mucho ritmo contenido y mucha energía positiva en nada menos que diecisiete cortes entre los que encontrarás once temas inéditos de Gecko, una adaptación del maestro Bob Dylan, otra versión de otro Bob, en este caso Marley, y cuatro jodiuras varias como dice el mismo Gecko. 

            Gecko, dylaniano hasta la médula, se atreve con uno de los trabalenguas más complejos de Dylan “Subterranean Homesick Blues” y lo fusiona con una música original en una de las adaptaciones locales más acertadas. En el caso de “Rainbow Country”,  de Bob Marley, se lo lleva a un aire de tanguillos extremeños con mucho desparpajo también. 

            De su primer single “Un limón en la cabeza”, de aires brasileños y verbeneros, el álbum se desliza hacia lo que será su segundo single, “Te estás equivocando”, cuyo estribillo a ritmo de reggae se nos antoja que pudiera estar dedicado a un montón de personajes públicos de los que no queremos acordarnos -pero no deja de ser una delicada canción de amor y esperanza-. Es, también, un disco de amor. Escucha, si no, la amable “Sabes quién te quiere” o la más espiritual“ Niña del Guadiana”. 

            Seguimos deshojando el disco y nos encontramos con “Dime que te quea”, filosofía doméstica del Sr. Turner,  una de las mejores letras del disco, o los ritmos infecciosos de “How Can You Do Me Like You Do Me” o “Did Ya Black Up Today?”. Hacia el final, una de las sorpresas sin duda más agradables del disco es “Dizzie”, una composición de Gecko interpretada por Gene García, un viejo amigo de Badajoz, y grabada en casa de Mr. Turner en una tarde del tórrido verano del 2003. Pasaría desapercibida si nos la encontráramos en un grandes éxitos de los 70 junto a alguna grabación de Gil Scott Heron -nos acordamos, por ejemplo, de “Winter In America”-.  

            Finalmente, Gecko nos regala como canciones extras / Jodiuras Varias un puñado de canciones por las que ya merecería la pena hacerse con el disco. En primer lugar, Gecko homenajea a Thelonius Monk con esa especie de rumba que es “Monka Mongas”. Rubén “Watch TV” García convierte el “Guapa Pasea” en una mezcla de afrobeat con broken beats y free jazz.

            El inglés Will Holland, más conocido como Quantic, se quedó fascinado al escuchar “Un limón en la cabeza” y sacó tiempo para deleitarnos con un divertido experimento en clave de hip hop dubby breaks. Quantic ha estado haciendo remezclas últimamente para los  sellos Verve y Compost, y para  Nitin Shawney, entre otros.  

            El mexicano Camilo Lara, líder de IMS, al acabar la remezcla de Rainbow Country, afirmó: “Sabes que amo el reggae y pensé hacer algo dub, pero no me salió… ¡Demonios! ¡Siempre por más que le hago todo suena a Herp Albert! ¡Es una maldición!” A nosotros su remezcla nos parece una fiesta.  

            Por último, el peruano Pelo Madueño vuelve a tomar “Un limón en la cabeza” y la sube de tempo acentuando ese lado carnavalesco de la canción. Su remezcla “Guisao remix” es todo un despliegue de exhuberancia para el disfrute en la pista de baile.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA CON FANGORIA

ENTREVISTAS 2003

Fangoria, fans fatales

El 2003 acaba para Olvido Gara (Alaska) y Nacho Canut con la edición de dos recopilatorios. El primero, titulado Dilemas, amores y dramas, marca el fin de su etapa con la discográfica Subterfuge, en la que estuvieron en los últimos años y en la que lograron su rehabilitación para públicos mayoritarios. El segundo, bajo el título de Un día cualquiera en Vulcano, recoge su primera etapa en el sello DRO, el mismo que ahora los vuelve a acoger, y donde empezaron a rodar como Fangoria.

Con diez años de retraso, y no por culpa de sus responsables, llega el proyecto que por entonces bullía en las cabezas de Alaska y Nacho Canut: un doble compacto recopilatorio con los temas, rarezas y remezclas que se crearon en la etapa más vulcaniana de Fangoria y que tuvo como resultado la trilogía de Un día cualquiera en Vulcano.

En formato doble, y con el atractivo añadido de los vídeos de esa época (“Sálvame”, “Sálvame -versión líquida-“, “El dinero no es nuestro Dios” y “En la Disneylandia del amor”), la edición de este disco es importante no sólo por su contenido sino porque con él se inicia una nueva relación discográfica entre Fangoria y DRO.

Ambas partes han decidido regalar este bombón-vulcano-sonoro que servirá de aperitivo hasta el mes de abril, momento en el que se publicará el nuevo disco de Fangoria. Mientras tanto, nadie mejor que Fangoria para que, en sus propias palabras, hablen de esta revisitación al universo Vulcano.

“En realidad este doble CD tenía que haber salido hace diez años. Teníamos nuestro propio estudio de grabación, Vulcano, en un garaje, y pasábamos unas doce horas diarias metidos allí, junto con Big Toxic, Danny Hyde y multitud de ordenadores, samplers, secuenciadores y sintetizadores,” afirman.

“Aprovechando esta circunstancia quisimos recoger de alguna manera lo que íbamos haciendo cada día, ir sacando a la luz las canciones según las íbamos construyendo,” continúan. “Por eso las editábamos en formato EP, en bloques de cinco o seis canciones más algunas remezclas. Debían salir cada cierto tiempo, se suponía que debíamos publicar un EP cada seis meses y al cabo de tres discos haríamos un compacto con las canciones y otro con una selección de remezclas.”

“Evidentemente, la realidad desbarató nuestros planes. No sólo tuvimos que dejar espacios de muchos más meses entre cada disco, sino que ni siquiera pudimos editar ese compacto final que compilaba la trilogía de los EP de Un día cualquiera en Vulcano. El 1.0 salió en 1992, el 2.0 en 1993 y no pudimos sacar el 3.0 hasta 1995. La lentitud no se debió a nuestro ritmo de trabajo: estábamos en una época muy creativa y emocionante, en la que casi cada mes descubríamos máquinas nuevas (aprendíamos a utilizarlas sobre la marcha), estilos musicales apetecibles y formas de trabajar que hasta entonces desconocíamos.”

“Pero no contábamos con la indiferencia de la industria discográfica, los medios de comunicación y el público. Ni a la industria, ni a los periodistas ni a la gente, exceptuando un grupo de fieles fans fatales, les importaban lo más mínimo nuestros experimentos en Vulcano, que por cierto se iban volviendo más abstractos según avanzaba la saga. Si bien es verdad que nunca llegamos a abandonar del todo el formato de canción pop, porque eso nos resulta imposible, los desarrollos instrumentales cada vez fueron haciéndose más largos y llegamos a prescindir totalmente de la voz.”

“Para nosotros fue un período de aprendizaje, nos volvimos totalmente independientes y pagamos un precio muy alto por ello, pero valió la pena. Todos los que pasamos un día cualquiera en Vulcano salimos de allí con profesiones nuevas (pinchadiscos, remezcladores, productores, editores de fanzines, directores de videos, maquetadores de revistas, estilistas). Dimos el salto del Atari al Mac, absorbimos enormes dosis de paciencia y escepticismo y grabamos las canciones que componen el compacto que ahora, diez años después de lo previsto, tienes en tus manos.”

“Hace diez años éramos marcianos en un planeta desconocido. No pudimos contagiar nuestro entusiasmo, y no fue por falta de empeño. Además de la edición de los discos de Fangoria, hicimos un montón de remezclas, creamos una productora de video y escribimos guiones para televisión. Pero estábamos en tierra de nadie. Los grupos que hacían música electrónica renegaban del pop, de las melodías y de las letras, así que les resultábamos unas antiguas ochenteras.”

“Además nos empeñábamos en no desterrar las guitarras distorsionadas propias del glam y del heavy metal de peor factura. Y qué decir del horroroso aluvión de grupos de rock cantando en pseudo inglés, que nos miraban por encima del hombro por escribir letras en español. La determinación nunca nos abandonó, y organizábamos una noche semanal en la sala Morocco, Expandelia, con conciertos de los grupos electrónicos del momento, desde Big Toxic a Family (por cierto que en nuestro estudio de Vulcano grabó Family su único disco), pasando por Madelman o Space Cream, pero casi no iba nadie.”

“La presentación de Un día cualquiera en Vulcano 3.0 coincidió con nuestro primer concierto en el Sónar, en 1995. Llevábamos cuatro años sin tocar fuera de Madrid y sólo lo hacíamos en la fiesta de Halloween o en las convenciones del Club Fan Fatal, para un número muy reducido de fans fatales. No sé por qué aceptamos hacer el concierto, y además precediendo a Orbital, si tenemos en cuenta nuestro proverbial pesimismo. Seguro que pensábamos que todo nos iba a salir mal, que era horrible volver a tocar en un espacio tan grande y que no le íbamos a gustar a nadie. Pero fue al contrario. Nos lo pasamos tan bien (como siempre que tocamos en Barcelona) que decidimos volver a hacer conciertos con mayor asiduidad, y así ha sido hasta llegar a este ritmo casi frenético en el que estamos envueltos actualmente.”

“Los años que recogen nuestro trabajo en Vulcano fueron los más difíciles por los que hemos pasado. Pero mentiríamos si dijéramos que no fueron también increíblemente felices y enriquecedores. Salimos de esa etapa con una insultante seguridad en nosotros mismos, porque ahora sabemos que podemos sobrevivir en cualquier circunstancia. También sabemos que las situaciones son cíclicas, así que siempre estamos tan preparados para un nuevo éxito como para un nuevo descalabro, ya que la realidad está ahí fuera, y no depende de nosotros que se ajuste a lo que queremos hacer en cada momento, aunque a veces aún bailemos bajo la nieve en la Transilvania Transexual en compañía de nuestro leño, que todavía tiene algunas cosas que decir al respecto.”

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA EVAN DANDO

ENTREVISTAS 2003

Evan Dando, modelo indie

Casado con una modelo, feliz, viviendo en París y, parece, desenganchado de una buena parte de sus adicciones. Así está Evan Dando, que edita un primer disco no muy alejado de sus aventuras con los Lemonheads. Aunque lo que menos le gustaría en este momento sería hablar como un rockero rehabilitado, sobrio y que reniega de su pasado.

Tras siete años alejado de la industria musical, al menos de cara a la galería, Baby I’m Bored es el primer disco de Evan Dando, quien fuera líder de los Lemonheads. Aquellos que no conozcan el pasado de Evan Dando no necesitarán saberlo todo de él y su música para apreciar esta colección de canciones eclécticas, que van del country rock más amargo, como si Gram Parsons hubiera resucitado, a las píldoras pop que nos tiene acostumbrado Matthew Sweet, por ejemplo, y todo ello con algo de aquel indie-rock ruidoso de la primera parte de los 90.

Para su debut en solitario, Evan contó con muchos amigos y colaboradores que aparecieron por los estudios de Nueva York, Los Angeles y Tucson -Arizona-. “Entre los que han tocado o colaborado están Ben Lee, que escribió dos de las canciones del disco,” comenta Evan, “Howe Gelb, John Convertino y Joey Burns de Giant Sand y Calexico, el que fuera líder de Spacehog, Royston Langdon, el antiguo batería de Codeine y guitarrista de Come, Chris Brokaw, el batería de Come, Arthur Jonson, y alguien que no podía faltar: Tom Morgan, que ya colaboró conmigo como compositor en bastantes de mis canciones con los Lemonheads”.

Las razones de la aportación de todos estos músicos están bastante claras. Aún así, Evan quiere explicarse: “He estado trabajando con Howe, John y Joey mucho tiempo. Más o menos lo mismo puedo decir de mi relación con Ben Lee. Y de Tom Morgan creo que no necesito decir nada”.

No es todo. El compositor de Los Angeles Jon Brion, también conocido por sus colaboraciones y producciones para Aimee Mann, o Fiona Apple, y por las bandas sonoras de Boogie Nights, Magnolia and Punch Drunk Love, produjo y ayudó en la composición de muchas de las canciones del álbum. Por su parte, el productor Bryce Goggin, que ya había producido el ultimo disco de los Lemonheads, Car Button Cloth, así como muchos discos de Pavement, fue en esta ocasión el productor de gran parte de las canciones de Baby I’m Bored.

Evan Dando quedó bastante contento de su colaboración con Jon Brion. “Lo conocí en el 2000 y nos entendimos a la perfección desde el primer momento. Escribimos una canción, “It Looks Like You”, en veinte minutos. Tiene una habilidad increíble”.

Si se le pregunta por las influencias o la inspiración de este primer disco en solitario, Evan Dando no olvida su peculiar humor. “Es un 25% autobiográfico. Diría, además, que la influencia principal es el disco de The Television Personalities And Don’t the Kids Just Love It.”

Después de que los Lemonheads pusieran fin a su trayectoria con Car Button Cloth y de la exposición mediática excesiva a la que había sido sometido Evan Dando, éste se tomó unos cuantos años sabáticos lejos de los escenarios. Evidentemente, hay que preguntarle qué sucedió, pero Evan Dando rehuye el tema. “Me tomé un largo descanso entre agosto del 97 y marzo del 99. Después trabajé con Enya,” comenta, haciendo referencia con ironía a lo mucho que le cuesta parir un disco a la británica.

Hubiera tenido su gracia lo de Enya. Sin embargo, Evan Dando no dejó de colaborar con sus amigos. “Bueno, sí, es cierto. Toqué y escribí canciones para el disco del 2001 God Bless The Blake Babies de The Blake Babies,” donde milita su buena amiga Juliana Hatfield. “También escribí la letra de la canción “Wake Up In New York” del disco As If To Nothing de Craig Armstrong, el arreglista de las secciones de cuerda de Massive Attack y compositor de bandas sonoras como Moulin Rouge. También grabé una canción para el disco de homenaje a Lee Hazlewood”.

Aún hay más. “Con Ben Lee, Tom Petersson de Cheap Trick y Jason Schwartzman de Phantom Planet editamos un single sólo en Internet con las canciones “Dead Or Anything” y “Love Song” para un sello independiente australiano. También estuve grabando con Tom Morgan en Australia para su nuevo grupo, The Give Goods”. Múltiples facetas de alguien que puede que nunca se llegue a conocer demasiado bien, pero que vale la pena seguir intentando.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA ERLEND OYE

ENTREVISTAS 2003

Erlend Oye, viaje alrededor del mundo en unas semanas

Puede que no conozcas a Erlend Oye, el noruego con gafas que forma parte de Kings Of Convenience. A veces cantante folk, y otras parte de una entidad de baile, no sería extraño que después del verano, una vez haya participado en el Festival Internacional de Benicassim, su nombre esté en boca de todos. Unrest, su primer disco, en el que colabora con diez productores distintos de ciudades distintas, está ya editado.

Ahora vive en Berlín, aunque nació en Bergen, Noruega. Al principio, sus gustos tiraban a The Smiths y Red House Painters. Así conoció a Bergenite Eirik Glambek Boe, con el que formó Kings Of Convenience en 1998. Su primera idea fue componer canciones con dos guitarras y dos voces, lo que les llevó a Quiet Is The New Loud, editado a principios del 2001.

Poco después, Erlend sacó tiempo para trabajar en el debut de Royksopp, Melody AM, más cercano a la escena de baile, y que daría dos éxitos: “Remind Me” y “Poor Leno”. En ese momento surgió la necesidad de hacer algo más. “Me entró el deseo de escribir y grabar mucho más rápido,” comenta, “que, por ejemplo, con Kings Of Convenience, donde había demasiado perfeccionismo. Quería escribir canciones que reflejaran el aquí y ahora, mi estado de ánimo de este momento”.

Ahí apareció el plan: un disco, diez ciudades, diez canciones, diez productores. Un régimen estricto que dio forma a Unrest. La grabación llevó a Erlend de Bergen a Berlín, pasando por Barcelona, Roma, Rennes, Nueva York, Suecia o Finlandia, con la ayuda de algunos de los productores de música electrónica más innovadores del momento: Morgan Geist, Soviet, Schneider TM, Jolly Music, Bjorn Torske, Prefuse 73, Kompis, Mr. Velcrofastener, Minnitza y Kilogram.

El título del disco viene del deseo de explorar y la sensación de incomodidad que sufre si pasa mucho tiempo en un único lugar. “Da igual cuál sea el tipo de música que cante, ya que siempre le pongo algo de mi tristeza optimista, como un filtro amarillo a la vida con el que le doy la bienvenida a todo el mundo a mi particular mundo,” señala. “No se trata tanto de algo distinto a lo anterior, sino que me encanta actuar, bailar en un escenario, y esto me da la oportunidad de ser alguien diferente. Viajar y colaborar con gente nueva me permite respirar esas ciudades y asumirlas como mías. Me llena el deseo de unir todas esas ciudades y su gente. Es como ser capaz de escribir una página cada día en el diario de gente diferente”. O sea, parafraseando a George Clinton, “una nación bajo un ritmo”.

Erlend llevará Unrest a públicos distintos de varias formas o en varias encarnaciones, bien como Erlend el pinchadiscos, o como Erlend con su banda al completo, pero siempre será un Erlend inesperado. Apariciones de los últimos meses en lugares como el Festival Aquaplaning, Dugnad, Sonar o en la casa de alguien en el Este de Londres han mostrado todas las facetas que encierra su repertorio. “Quiero que me vean como un artista por lo que he hecho. La semana pasada estuve pinchando música en Portugal para 1500 personas, con seis compactos, un disco y un micrófono, y conseguir que todos bailaran fue uno de los mejores momentos de mi vida.”

Erlend también se ríe de aquellos que le acusan de subirse al carro de la música electrónica. “El carro del electro es un buen carro al que me acabo de subir,” dice con cierta sorna. “En serio, se trata de música excitante y eso es lo único que me importa. Tiene mucho que ver con el antiguo jefe de mi sello discográfico, Mikal Telle, que me ponía cosas que me inspiraron. Puede que no sean precisamente aquellos que siguen la escena de baile a quienes les guste mi disco, aunque yo espero que sí les guste.”

Así que, ¿cuál es su canción favorita? “Eso es como preguntarle a alguien a cuál de sus hijos ama más,” responde. “Este disco soy yo respondiendo a Hunting High And Low de A-Ha, la primera casete que compré en mi vida. Tiene gracia mirar hacia atrás y decir que hice lo que no hice. El ultimo corte del disco marca el final del viaje, pero en realidad no ha hecho más que empezar.”

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA CON ELLIOTT MURPHY

ENTREVISTAS 2003

Elliott Murphy, la última estrella de la noche

El 2003 ha sido un gran año para el ya clásico Elliott Murphy en España, al menos en cuanto a la edición de sus discos. En medio de varias giras ha tenido tiempo para reeditar el legendario Murph The Surf en febrero, y publicar la colección de material añejo Vintage Series en marzo -sólo disponible a través de Internet-, el doble disco en directo Last Of The Rock Stars… And Me And You y, ahora, en octubre, su último disco doble en estudio, Strings Of The Storm. Este sábado 8 lo presenta en la sala Playa Club de A Coruña. Escuchemos, en sus propias palabras, lo que tiene que contar sobre su última obra.

“Mi río de canciones fluía poderosamente esta vez y yo no soy nadie para dejar las cosas almacenadas sin enseñarlas durante años. Además, siempre que crees que tu almacén esta vacío y que no tienes nada digno de enseñar encuentras cosas que estaban ahí y que habías hecho hace mucho tiempo (yo, por ejemplo, con el disco Vintage Series Vol. 1).

Antes incluso de que empezara a contar las canciones que tenía, antes incluso de tener estas canciones, yo sabía que iba a ser un álbum doble y que era algo que tenía que hacer. Hubo momentos de pánico y desesperación pero yo me sujeté al mástil de mi barco como Ulises; fuertemente atado con cuerdas de guitarra hasta que la tormenta pasara y el mar se calmara y pudiéramos atracar en el seguro puerto de Le Havre. Había oído el canto de las sirenas y ahora solo quería bailar con ellas.

El proceso de grabación comenzó como un pequeño susurro hace un año; unas cuantas canciones como “Moan” y “Temple Bar” fueron grabadas mientras yo trabajaba en “Better Days” para el disco de tributo a Bruce Springsteen Light of Day. Coincidió que el viento fue favorable y arrastró a Ernie Brooks -guitarra- y a Kenny Margolis -piano- a la ciudad y, finalmente, a Cindy Bullens que con sus coros añadió mucho soul y gracia. Danny, Thomas y Florent fueron indispensables también.

Una vez más estoy impresionado por los enormes talentos del increíble equipo que he juntado a mi alrededor. Especialmente con el siempre fiel Olivier Durand, el cual, junto con el doctor Flo -Florent Barbier, percusión- y yo mismo formamos el trío sagrado que malgasta incontables días pululando alrededor de la sala de control buscando… el sonido. Y si hay un sonido característico en el álbum puede que sea la guitarra barítona que Olivier sugirió. Y mi kazoo, por supuesto…

En cuanto a lo que tiene que ver con la composición, para mí el período más terrible fue la semana después de haber vuelto de Estados Unidos el pasado mes de junio, en el que tuve que sufrir ese terrible jet-lag que me despertó a las dos de la madrugada después de apenas unas horas de descanso. Así que al anochecer bajé a mi estudio y, durante cinco noches consecutivas, escribimos una canción y grabamos una maqueta. El “escribimos” es por mi gato negro Salem que parecía estar fascinado con todo el proceso. O quizás fuera Salem el que dio todo su encanto al proceso desde el principio. Es lo mismo: él ronroneó constantemente hasta que cada canción era rescatada y finalmente me iba a dormir a las 6 o 7 de la mañana. Las canciones del jet-lag fueron “Big Sky”, “Le Future”, “Last Star of the Night”, “A Mountain of Love” y, por supuesto, “Jet-Lag”.

Incluso después de haber grabado cada canción que había escrito para el álbum yo sabía que algo importante se me estaba olvidando: la primera canción del álbum, el comienzo. Y como una mariposa “Green River” voló dentro de mi ventana una mañana temprano en el País Vasco. La terminé después del desayuno y la banda la tocó esa misma noche en un gran concierto en Vitoria. Hay dos versiones en el álbum: “Birds” de Neil Young y “The Banks of the Ohio” que es una canción folk tradicional americana. Un poco de “Birds” llevaba estando años en mi cabeza –“And if you fly away without me…”-, pero nunca pude figurarme de dónde venía. Finalmente un amigo me lo dijo. “The Banks of the Ohio” es de la antología de Harry Smith de canciones folk americanas, un punto de partida tan bueno como el que más.

¿Qué más? Unas cuantas canciones fueron compuestas en un hotel en Ferrara, Italia (“From Room 102”, “O Catarina”), y una en Mallorca (“The Red Lights”). La mayoría de las grabaciones son en directo y mi voz viene de esas sesiones básicas donde yo me sentía más inspirado, rodeado de grandes músicos. Aún ahora continuo revisando algunas canciones de Strings of the Storm y, probablemente, las letras cambiarán un poco cuando las escuches en el escenario. Walt Whitman también lo hizo.

Las tres -o quizás cuatro- portadas diferentes no tienen nada que ver con un plan de marketing, sino simplemente con diferencias culturales entre Francia, España y Alemania. Un poco como el fútbol, supongo. “Ground Zero” realmente sólo salió a la luz en Francia en un EP, así que la incluimos como regalo para todo el mundo.

Todo era como si yo fuera un detective en una misión secreta, sólo que no sabía cuál era el secreto. Como si viajara día tras día sin saber el destino. Como hacer el amor en total oscuridad con una desconocida que nunca hubieras visto. Era surrealista y por eso elegí parafrasear unas cuantas palabras de André Bretón para el título. Espero que Strings of the Storm me ayude a comprenderlo todo algún día…

Siempre trato de dar lo mejor de mí a vosotros, mis seguidores, porque vosotros sois mis guardianes del tesoro y dais a mi música y a mis palabras un hogar a lo largo y ancho del mundo. Confío en no haberos dado demasiado…”

Xavier Valiño

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