CAMPUS GALICIA ARTICULO STUDIO ONE: LA ENORME PREHISTORIA DEL REGGAE

ARTÍCULOS 2003

La enorme prehistoria del reggae

Studio One Story(K Industria)

En estos días, el rock y el pop tienden a ceñirse a su propio libro de estilo. Los artistas pop se forman con un esquema muy claro, asegurándose de darle al público exactamente lo que quieren. Los grupos de rock persiguen parecer normales; no talentos salvajes, sino chicos corrientes que casualmente se comportan dentro de las convenciones. Así, al público nunca le llega un sobresalto brusco, ni tampoco una sorpresa agradable.

En estas circunstancias, es difícil no juzgar la música jamaicana con la mejor de las opiniones. En contraste con el estrecho campo de miras de la música de hoy en día, Jamaica siempre ha dado una oportunidad a las personalidades más atípicas. Es el país que inventó el género de las versiones, o sea, la edición de distintas grabaciones de artistas muy diversos basados todos ellos en la misma canción original, y también el país en el que el productor Glen Brown editó numerosos singles con las etiquetas cambiadas deliberadamente. Sólo en Jamaica se puede creer que una cantante como Lady Saw pudiera tener un gran éxito con una canción que hablaba de las propiedades de un laxante local, por poner uno de tantos ejemplos.

El particular mundo de la industria musical de Jamaica impregna la historia del Studio One. La compañía de discos más celebrada de su historia tuvo un equipo tan extraño como ajustado a su filosofía: el prodigioso teclista Jackie Mittoo llegaba a las sesiones de grabación de riguroso uniforme, y la hermana Ignatius Davies convirtió su reformatorio de la capital Kingston en la mayor academia musical de la isla -de la que Studio One se nutriría para formar su propia banda para las sesiones en el estudio-.

Y en el centro de todo estaba el máximo responsable, Clement “Sir Coxsone” Dodd, quien en 30 años inventó más trucos musicales que ningún otro productor. Dirigió el equipo de sonido más exitoso de la isla, supervisó el nacimiento del ska y el reggae y abrió un estudio por el que pasaron todos los músicos notables de la isla. Bob Marley incluso vivió en él.

Como era habitual en Jamaica, el éxito de Clement Dodd parecía surgir de una aparente anarquía. Encontraba nuevos talentos en las caóticas audiciones semanales que organizaba: era tanta la gente que se pasaba por el estudio los domingos por la tarde que los rumores hablaban de que allí sucedía algo muy distinto, y la policía lo tenía permanentemente controlado.Conviene recordar que Studio One Records fue el principal sello discográfico de Jamaica, en el que empezaron su carrera cientos de artistas, desde Bob Marley a The Skatalites, de Horace Andy a Peter Tosh.

Tal y como reconoce el experto Steve Barrow, autor de la “Guía Rough Guide del reggae”, los pinchadiscos jamaicanos fueron los precursores del rap: aquellos discos en los que Count Machuki divagaba sobre los sonidos de la banda montada por Clemente Coxsone viajarían hasta el Bronx a través de Kool Herc, un jamaicano que se dedicaba a pincharlos en las calles de Nueva York. Allí los primeros b-boys utilizaron aquellos sonidos para cantar encima, con lo que nació el hip-hop. De esta forma, los ritmos que habían surgido de las calles de Kingston se extenderían hasta conquistar el mundo.

Aquellos discos que salían del Studio One cambiaron la música pop para siempre, pero, como sucede habitualmente en la música jamaicana, intentar darle un sentido a lo que realmente sucedía es una tarea desagradecida. Así que la edición de un disco resumiendo la historia del Studio One es un hecho sin precedentes.Studio One Story continua el trabajo empezado con otros recopilatorios anteriores -Studio One Rockers, Studio One Soul y Studio One Roots-.

En este caso, Studio One Story, distribuido aquí por K Industria Cultural, además del disco compacto, incluye un libreto de 92 páginas cuidadosamente escrito e ilustrado, con todo lujo de detalles sobre la historia del sello y de la música jamaicana, junto con un DVD de cuatro horas que contiene imágenes en sepia y blanco y negro, en el que se recogen diversas sesiones de los músicos en el estudio y entrevistas con algunos de los históricos que alguna vez pasaron por allí: Ken Booth, Skatalites, Lone Ranger, Sylvan Morris, Alton Ellis, Dennis Alcapone…

Por necesidad, el compacto es más selectivo que definitivo. Sus grandes diferencias de estilo, que van desde el rhythm & blues de Theo Beckford al dancehall de Dennis Alcapone, son inmensas, pero no hay un solo tema prescindible. Cada corte muestra lo que en él hubo de invención. Sin ir más lejos, en “Love Bump”, de DJ Lone Ranger, que ya tiene 20 años de antigüedad, se puede escuchar al Shaggy de hoy en día. Alton Ellis, por su parte, canta suavemente sobre un sonido que reaparecería años más tarde para convertirse en un número uno como “Uptown Top Ranking” en las voces de Althia And Donna.

Evidentemente, una colección así no puede intentar resumir en unos 16 temas la historia del Studio One. Sin embargo, el intento no desmerece. Además, sus 16 cortes son incuestionables. “Guns Of Navarone”, de The Skatalites, aparece en su mezcla original, sin los retoques que posteriormente se le añadieron. Algo similar ocurre con “Dancing Mood”, de Delroy Wilson, en la que se respeta la grabación de la voz original, y no la remezcla que apareció después en tantas recopilaciones. Si a eso se le añade la primera toma de “Deceleration Of Rights”, de The Abyssinians, “I’m Still In Love”, de The Altons, y otros clásicos de Jackie Mittoo, The Heptones, Dennis Al Capone y Larry Marshall, está claro que no hay la más mínima posibilidad de equivocarse.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ARTICULO SINEAD O’CONNOR, MADRE SUPERIORA.

ARTÍCULOS 2003

Sinead O’Connor, una vida intensa

Madre superiora

No hay nada como un artista que crece en público. Sus contradicciones son las nuestras y, casi con total seguridad, sus discos serán siempre interesantes. Por las pistas que puedan dar o porque habrán sido compuestos en tiempos turbulentos. Y nadie que mejor que Sinead O’Connor ha representado ese papel en los últimos quince años.

De actualidad por sus recientes colaboraciones con Massive Attack, Asian Dub Foundation y Conjure One, además de su disco de versiones de canciones tradicionales irlandesas, Sean-Nós Nua -tal vez el menos interesante de los suyos, junto al de versiones de clásicos de otras décadas, Am I Not Your Girl-, Sinead O’Connor puede presumir de haber vivido intensamente su existencia. Incluso con sus errores, ¿cuántos han tenido una vida parecida? Casi nadie. Repasemos una vida intensa, al tiempo que escuchamos de nuevo sus discos.

Sinead O’Connor nació en Dublín el 8 de diciembre de 1966. Su infancia estuvo marcada por el divorcio de sus padres pero, sobre todo, por los abusos que sufrió de pequeña por parte de su madre. Nunca ha quedado claro si, además de los maltratos físicos, sufrió abusos sexuales, aunque su hermano declaró en una ocasión que Sinead había exagerado las cosas.

Tras ser expulsada de un colegio católico, pasó parte de su adolescencia en un reformatorio, después de que fuera descubierta robando unos zapatos. En aquel tiempo estaba viviendo con su padre, y éste decidió internarla. Parece que era algo habitual en ella robar en las tiendas, y también ha declarado que fue su madre quien la enseñó.

En 1985 su madre falleció en un accidente de tráfico. Según Sinead, las lágrimas que se veían en el video de “Nothing Compares 2 U” tenían mucho que ver con ello, ya que el día que rodaba el video se puso a pensar en todo lo que había pasado con su madre.

En el reformatorio empezó a tocar la guitarra. El batería del grupo In Tua Nua, Paul Byrne, fue quien la descubrió cantando en la boda de su hermana. Le ofreció unirse a la banda y compuso su primer single, “Take My Hand”, aunque no siguió con ellos. Meses más tarde se convertiría en la cantante de otro grupo de nombre curioso, Ton Ton Macoute, que se disolvió rápidamente, pero que llegaron a grabar unas maquetas para el responsable de Ensign Records, Nigel Grainge.

Éste le envió un billete de avión para que fuera a verlo a Londres, pero al no tener respuesta se olvidó de ella. Un buen día se la encontró en las oficinas. Días después, comenzaba la grabación de su primer disco, The Lion & The Cobra. En los dos años que duró el proceso, Sinead se dedicaba a contestar el teléfono de la discográfica porque, según ella, “no tenía nada mejor que hacer”.

Antes de editar su primer disco, puso la voz a la canción “Heroine”, compuesta por The Edge de U2 para la banda sonora de The Captive. Su relación con la banda irlandesa más famosa de todos los tiempos no acabaría ahí. Poco más tarde criticaría a U2 por su sonido “bombástico”. Curiosamente, a finales de los 90 se produjo el reencuentro y, tras pedirles perdón, llegó a grabar con Bono “I Am Not Your Baby” para la banda sonora de El fin de la violencia.

Aquel primer disco, a pesar de sus grandes canciones, no vendió más de 25.000 copias. Poco antes de empezar la promoción, la compañía le sugirió que adoptara una imagen “más de chica”. La respuesta de Sinead fue raparse el pelo al cero, después de intentarlo con un corte mohicano. Ahí los medios vieron claramente que tenían una voz rebelde y distinta que podía dar mucho juego. En una de sus primeras declaraciones, habló abiertamente de su simpatía por el IRA, algo de lo que después renegó.

Todo estalló con su segundo disco, I Do Not Want What I Haven’t Got.Para empezar, renunció a los premios Grammy por razones políticas. Semanas más tarde se negó a actuar en el estado de New Jersey si antes de su concierto sonaba el himno americano, algo que allí es obligatorio. Muchos la emprendieron con ella y Frank Sinatra comentó que le gustaría “darle una buena patada en el culo”.

Pero lo que acabó de rematarlo todo fue su aparición en el programa de televisión “Saturday Night Live”. Después de rechazar su aparición dos meses antes por que había otro invitado que hacía chistes obscenos y denigratorios, aceptó participar. Delante de las cámaras, al acabar su actuación, rompió una foto del Papa gritando: “Lucha contra el enemigo”. Según ella, las religiones no hacen lo suficiente para luchar contra los abusos a menores.

Dos semanas más tarde, el público la abucheó cuando apareció en un homenaje a Bob Dylan. Tan sólo Kris Kristoferson se dignó a salir y abrazarla, para retirarla dignamente del escenario. A partir de ahí, desapareció de la vida pública. Abandono el pop durante un tiempo para estudiar ópera. También interpretó a Ofelia en un montaje de Hamlet.

En estos años, sus relaciones se complicaron.En 1986, después de firmar contrato para editar su primer disco, había quedado embarazada inesperadamente de su batería John Reynolds. A pesar de la oposición de su discográfica, siguió adelante y tuvo el hijo. Poco después, se separaron. Años más tarde, y después de tener varias parejas, se reconciliaron y se casaron. Volvieron a separarse, pero él aún sigue siendo su batería y produciendo sus recientes discos.

Con el periodista John Waters, después de mantener una tormentosa relación, accedió a tener un hijo por inseminación artificial. Cuando la custodia de la niña pasó a ser cuestión de litigios, Sinead habló de él como “un simple donador de semen”. Perdió la custodia. Meses más tarde raptó a su hija en Londres y se escapó a Dublín con ella. Cuando se la quitaron, intentó suicidarse con barbitúricos. Estuvo en coma 36 horas.

En abril del 98, ya recuperada, fue ordenada sacerdotisa de una Iglesia cristiana disidente para la que llegó a pronunciar cuatro misas, dos de ellas en latín. La ceremonia tuvo lugar en Lourdes, y su nombre pasó a ser el de la Hermana Bernadette Maria. En aquel mes hizo una generosa donación al máximo representante de esa religión. Cuando los medios lo descubrieron, acusándola de comprar su ministerio, anuló la donación. Al mismo tiempo, declaraba que se sentía, por encima de todo, rastafari, y que de ahí le venía su interés por las religiones.

Poco después reconoció que había hecho voto de castidad. No tardó ni dos semanas en manifestar públicamente que no podía respetarlo. La última vez que se airearon sus manifestaciones, Sinead O’Connor se declaraba lesbiana, aunque especificó poco después que quería expresar que se sentía abierta a enamorarse de cualquier persona. ¿Último capítulo? Mucho nos tememos que no.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ARTICULO TOM WAITS

ARTÍCULOS 2002

Tom Waits, cabaret lunático

Alice. Blood Money (Anti/Epitaph-Mastertrax)

Hace tiempo que Tom Waits ha trascendido cualquier capacidad de juzgar objetivamente su trabajo utilizando los parámetros de crítica al uso, por lo que no es posible compararlo y contrastarlo con el de otros artistas. Su producción es tan singular que sólo se puede analizar teniendo como referencia sus propios logros anteriores. Con la edición simultánea de Alice y Blood Money, Tom Waits se vuelve a poner exclusivamente en relación a sí mismo sin el más mínimo esfuerzo.

Ambos discos tienen la misma importancia y, al mismo tiempo, son mitades de una única entidad. Aunque casi diez años separan la composición de cada uno de ellos, el material de ambos es territorio familiar en el trabajo de Tom Waits posterior a Bone Machine: un buen montón de instrumentación étnica y añeja, para canciones que intentan armonizar con la atmósfera que crean.

Alice es la ópera vanguardista que hace una década Waits y su colaboradora -y mujer- Kathleen Brennan escribieron para el director Robert Wilson, obra que se representó durante 18 meses en un teatro de Hamburgo. Blood Money está compuesto por las canciones que, de nuevo en pareja, ambos escribieron para la representación en Dinamarca hace dos años de la obra de Georg Bucher Woyzek, con el montaje, otra vez, de Robert Wilson.

Tom Waits siempre se ha encontrado muy cómodo en las áreas oscuras de la mente humana, y estos dos discos encajan perfectamente en el patrón. Alice está basado en las supuestas obsesiones de Lewis Carroll con la niña que le inspiró su Alicia en el país de las maravillas, mientras que Blood Money parte de una historia de 1837 en la que un soldado alemán que ha vivido varios conflictos bélicos se presta a sucesivos experimentos médicos a cambio de dinero, experimentos que lo conducen a matar a su novia y a suicidarse después.

Como profundo estudioso de las obsesiones ocultas de la raza humana y como abogado musical de los perdedores, Waits es la persona perfecta para dar voz a estos dos personajes. Al igual que una película de David Lynch, sus dos nuevos discos son, al mismo tiempo, misteriosos y divertidos, extraños y desalentadores, aunque ofrecen numerosas recompensas al oyente.

Como siempre, lo primero que sorprende es la voz, con tantas marcas como la cara de Charles Bukowski, lo que quiere decir que se trata de un instrumento áspero, ronco y crudo, que estalla en un júbilo maníaco, que parece bañado en bourbon y que suena rabioso en su libertad. Y que nadie piense que cuando canta utiliza algún tipo de truco y no pura emoción: que alguien intente seguir los textos en el mismo tono burlón y malhumorado que él y no parecer ridículo. Entonces podrá apreciar la profundidad de su don y cuán lejos ha llegado con la bestia que ha creado.

En “Kommienezuspadt”, de Alice, con una abundante maquinaria de fondo, Waits canta como un poseso mientras la música se va convirtiendo en algo así como la banda sonora de un capítulo de Bugs Bunny. Su forma de repetir el título es tan obsesiva que uno piensa en un carnaval repleto de luchadores de sumo.

Por el contrario, Waits puede evocar una ternura que incita a llorar. En “Flower’s Grave” canta: “Si morimos esta noche, ¿habrá luz de luna allá arriba?”. Poco más tarde se pregunta: “Dime, ¿quién pondrá flores en la tumba de una flor?” Con un piano, varios violines, un órgano de iglesia y un clarinete contribuyendo a la ambientación, se convierte en una melodía hermosamente angustiosa. De esta forma, las canciones se debaten entre lo exótico y lo triste, dejando una sensación final de encontrarse ante una obra inmensa.

A esto hay que añadir el disco hermano Blood Money, el de las nanas enfermizas, las marchas fúnebres, el gospel gótico y las operetas anacrónicas. En el corte que lo abre, “Mysery Is The River Of The World”, Waits canta en una insólita cadencia, con un acento bronco que parece de otro mundo, mientras una marimba le da un aire de circo. Con menos sección de cuerda y más instrumentos de viento, Blood Money tiene un aire de cabaret lunático.

“Coney Island Baby”, por ejemplo, evoca una atmósfera de final de siglo -de hace dos siglos, exactamente-, con una instrumentación minimalista que remite a días de carruajes y damas con sombrillas, mientras Waits le canta a su amor. Por su parte, “Lullaby” -“Nana”- no es precisamente la clase de canción que uno le cantaría a su hijo para que se durmiera, a pesar de la belleza de su música. La línea que lo abre -“El cielo está rojo, la luna está tarada, papá no volverá nunca”- parece demasiado para un niño, aunque puede que no para un adulto.

El propio autor define estos dos álbumes como una colección de canciones opiáceas, de canciones adultas para niños, de canciones de niños para adultos, como una odisea en la lógica del sueño y del absurdo. Nadie consigue tal emoción y horror hoy en día. Waits inhala y exhala las canciones mientras las interpreta, convirtiéndolas en inseparables de su persona. Así que debemos darle las gracias a quien corresponda de que el crooner surrealista esté deseando bajar a las cloacas por nosotros y vuelva a contárnoslo.

Al igual que en el brillante Mule Variations de 1999 -y como en los veinte años que le preceden-, Waits no busca nuevos seguidores para su música. Se contenta con perseguir proyectos que encuentra fascinantes y que pueda traducir de forma tal que le reporten una satisfacción personal. La aceptación por parte de quien lo escucha es siempre bienvenida, pero no es una opción necesaria y, mucho menos, considerada de antemano.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ARTICULO COLECCION DISCO-LIBROS DRO

ARTÍCULOS 2002

Colección de libro-discos del pop español

En estas fechas se edita el disco quíntuplo La edad de oro del pop español, editado por el sello discográfico DRO East West y en el que se recuerdan los tiempos que se dieron en llamar la movida. En este disco no todas las canciones son de esa compañía, pero sí una buena parte. Además, curiosamente, grupos que grabaron para otros sellos, también pasaron por los años gloriosos de DRO, más o menos hasta principios de los 90, en la que fueron absorbidos por una multinacional, aunque manteniendo su línea.

Así que, además del quíntuplo compacto, se ha preparado una nueva colección en la que se recuerda el papel de la compañía DRO como el sello decisivo en el desarrollo y la evolución y del pop estatal de, sobre todo, los 80 y, también, los 90, recogiendo a sus grupos más destacados –aunque quedan en la recámara nuevas entregas de esta colección-. No en vano, la discográfica Dro ha ido acumulando un fondo de catálogo con grupos y artistas que son piedras angulares en la evolución del pop estatal y en español de las dos últimas décadas.

Esta nueva colección de compactos-libros resume las aventuras de –por ahora- doce grupos históricos por circunstancias distintas. Ahí están los malditos Parálisis Permanente, los precursores del rock latino Los Rodríguez, los ramonianos Nikis, los atípicos Esclarecidos, los pioneros del rock Loquillo y Trogloditas, los honrados Enemigos, los exitosos Hombres G y Duncan Dhu, los supervivientes Secretos y Danza Invisible, los castizos Gabinete Caligari o los muy personales Derribos Arias.

Lo mejor de esta colección es que estos disco-libros tienen un formato que se deja querer, con portada en tinta oro, libreto de 36 páginas con textos biográficos a cargo de Jesús Rodríguez Lenin y Juan Puchades, una media de veinte canciones por disco, fotografías, discografía completa, letras de todos los temas y créditos detallados canción a canción. Todos los discos se han remasterizados partiendo de las mezclas originales, consiguiendo un sonido muchísimo mejor que el conocido hasta ahora en los compactos de cada grupo. Demos un repaso a alguno de ellos.

PARÁLISIS PERMANENTE

El disco libro dedicado a los siempre recordados Parálisis Permanente repasa la carrera entre 1981 y 1983 del grupo que estaba encabezado por Eduardo Benavente -que moriría en accidente dando lugar a la separación del grupo- y Ana Curra, que también formara parte de Alaska y los Pegamoides.

Esta entrega incluye todas sus grabaciones, o sea, 24 canciones de after punk gótico, tan del gusto en aquella época -¿recordáis a Siouxsie & The Banshees, los primeros Cure o Bauhaus?-. Eso quiere decir que están aquí sus dos EPS Autosuficiencia y Quiero ser santa, el disco de larga duración El acto y su último single Nacido para dominar.

DERRIBOS ARIAS

Su disco se titulaba La centralita de información y fue su único recopilatorio. Ahora aparece mejorado con fotografías irrepetibles y los apuntes de Jesús Rodríguez Lenin sobre aquel recopilatorio de Derribos Arias que Dro lanzó en el año 1996. Conviene recordar que dos años después moría en su ciudad, San Sebastián, el inimitable Poch.

Aquí están 21 temas, extraídos de las siguientes grabaciones: el EP Branquias bajo el agua, los maxis A flúor y Disco Pocho y sus dos álbumes oficiales. Entre todos, destaca la inclusión de su singular versión de “Lili Marlen”, que no había sido incluida en la anterior colección del grupo. Parte de estas canciones formarían parte, más tarde, de aquel disco de homenaje que se editó en el 91 por parte de los grupos más importantes del momento, titulado El chico más pálido de la playa de Gros –que no era otro que el apodo por el que todo el mundo conocía a Poch-.

ESCLARECIDOS

Ellos fueron los pioneros en facturar un pop mucho más adulto que el resto de sus contemporáneos, cuando ese tipo de música aún era impensable por aquí, a una distancia considerable de lo que se hacía entonces.

Como ya quedó claro cuando se editó por primera vez, Otro agujero en el cielo es la antología definitiva del grupo que, mientras existieron, editaron nueve discos. Más tarde, tres de sus componentes formarían Lliso. Además, como hecho anecdótico, recordar que parte del grupo fundó Grabaciones Accidentales, una de las tres compañías –junto a Tres Cipreses y la propia DRO- que más tarde se fundirían en la multinacional Warner.

DUNCAN DHU

Tres metros cuadrados. El único espacio que necesitaron. Los del estudio de Radio Cadena en San Sebastián donde grabaron la primera maqueta de Duncan Dhu en 1984, cuando llegaba el otoño. "Cien Gaviotas", "Esos ojos negros", o "Casablanca" y aquel primer mini-LP, Por tierras escocesas. Excursiones sentimentales con espíritu soñador para unir sin problemas la guitarra tocada entre amigos a la luz de una hoguera, con la frenética actividad que conllevan los miles de copias vendidos.

Catorce años. Un largo tiempo en el que Duncan Dhu ha sido uno de los grupos más importantes del pop español, una insólita isla que antes parecía imposible, entre la independencia de quien consigue hacer siempre lo que quiere, sin imposiciones, y el éxito masivo. Esta colección cubre todo su espectro, desde aquel añorado principio hasta sus últimos éxitos. A pesar del torbellino que sus canciones han supuesto en muchos momentos para el pop español, siguen siendo los mismos Mikel y Diego siguieron siendo siempre los mismos.

DANZA INVISIBLE

Era 1982 cuando se editó "Sueños de Intimidad", el primer maxi de un grupo de Málaga que decían llamarse Danza invisible y sonaba a Simple Minds –los buenos, los del principio-. Han pasado 18 años desde entonces y Danza siguen siendo uno de los grupos más sólidos que ha dado la música pop de este país.

Nunca han estado de moda, pero nunca han dejado de hacer giras y de editar discos, 11 en concreto, con más de 150 canciones, de las que 35 han sido singles. A su sonido rock se ha ido añadiendo de una forma natural la música latina, el baile moderno sin prejuicios y otros ingredientes.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ARTICULO JOHNNY CASH

DISCOS 2001

MICHAEL FRANTI:

Stay Human

(Six Degrees-Virgin)

Primero fueron Disposable Heroes of Hiphoprisy. Después Spearhead. Michael Franti es uno de los afroamericanos con la cabeza más bien amueblada de su comunidad. Y lo manifiesta cantando las miserias de su población. En su nuevo disco, a ritmo de soul en la onda Marvin Gaye y hip-hop, se dedica a despotricar contra la pena de muerte. Y lo hace con un disco conceptual tomando como pretexto la inminente ejecución de una tal Sister Fatima, personaje ficticio pero que podría ser cualquiera de los cientos que esperan en el corredor de la muerte.

Xavier Valiño

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