ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON BLUR

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON BLUR

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


Blur, todo lo que necesitas es amor

 

 

      La crónica rosa nos pone en antecedentes: Justine Frischmann, líder de los por ahora desaparecidos Elastica, ha saltado de la cama de Damon Albarn a la de Brett Anderson, de Suede. Así que Blur aprovechan su nuevo disco 13 para: a) contarle al mundo lo mal que lo ha pasado Damon y b) seguir indagando en los aires experimentales de su anterior disco, al tiempo que reniegan definitivamente del brit-pop.

 

Damon, ¿has superado ya la etapa de sufrimiento?

        – Sí, por supuesto, sí, sí. Completamente. Intento seguir adelante con mi vida. Pero no puedes vivir con alguien y tener una carrera tan activa y una relación emocional sin… Ya sabes, me persigue allá donde quiera que vaya. Cada vez que hablo con alguien, su nombre sale a relucir, así que no es algo de lo que me pueda distanciar tan fácilmente.

 

¿Así que lo has superado pero, al mismo tiempo, tienes que cantar esas canciones de cuando lo estabas pasando mal?

        – Sí, es algo nuevo. Todo esto es algo que no había tocado antes, pero no tengo nada que ocultar ni que perder, así que no me siento a la defensiva. En el fondo, el disco es una celebración. Lo veo como una despedida prolongada.

 

¿Es tan autobiográfico el disco como parece?

        – Es totalmente en primera persona. Todo tiene mucha más alma y es más íntimo. Es más fácil ahora. Ya no le tengo miedo, y la música también tiene más espacio. Hemos dado un gran paso con este disco y nos encontramos mucho más cómodos. Hemos acabado con un montón de demonios personales. Nos hemos restablecido.

 

¿Cuántas veces antes has tenido que enfrentarte a una ruptura de este tipo?

        – Es la primera vez. Pero te diré lo que me ha pasado: creo que tienen que haberte roto el corazón de verdad para que puedas esforzarte por enfrentarte a algo así. Ahora siento la música mucho más. Es algo difícil de explicar. He hecho todo al revés, ¿sabes? Me he convertido en todo lo que debiera haber sido como músico a medida que me he hecho mayor. No lo sé, tal vez deba ser así, pero hay ese culto extraño que el pop ha introducido en la cultura que dice que todo es mejor en los primeros tiempos.

 

En el disco parece que había momentos en que debías dejarlo pero no te atrevías.

        – No, bueno, sí, exactamente. Y eso es de lo que trata este disco: de esas clases de separación. Y cuanto más tarda, más doloroso es. He aprendido a separar lo que pienso de mi música. Mi música es ahora algo mucho más relacionado con el corazón que con la cabeza. Puede que eso sea lo que ha pasado con la ruptura con Justine. He encontrado mi música y he conseguido mantener mi personalidad intacta.

 

Sin embargo, habéis dejado de hablar de Inglaterra justo cuando  parece más interesante hacerlo.

        – Sí, el país ha cambiado. Eso era lo que sentía cuando publicamos Modern Life Is Rubbish. Sentía que todo cambiaba muy deprisa. Aquellos discos estaban llenos de rabia. Probablemente no suenen así, pero eran muy violentos. No sé: debe de haber alguna semejanza con el punk en el sentido de que eran furiosos y fueron completamente malinterpretados, y se convirtieron en algo muy comercial. The Great Scape era demasiado amargo para su propio bien. Era demasiado cínico. Pero sentíamos que el Reino Unido se hundía, en el sentido de que habíamos crecido con una cultura que estaba desapareciendo, que estaba siendo eliminada. Y de eso trataban aquellas canciones, eran alegremente nihilistas. Pero todo aquello fue utilizado por el laborismo, por el negocio musical, por todo.

 

¿Y por el patriotismo?

        – Sí, desafortunadamente. Pero todavía llevo ropa Fred Perry y me siento cómodo con ella, incluso después de todo aquello. Todavía me gusta volver atrás, al sello 2-Tone, con más ganas si cabe. Creo que este disco es lo más cercano que he estado de esa mezcla de cosas, sin ser muy consciente de ello. Porque aquellos grupos fueron mi primer amor: el sello 2-Tone, The Specials, el grupo que siempre fue mi idea de lo que quería que fuera Blur.

 

¿Cuándo llegará entonces vuestro disco ska?

        – Je, je. Ahora me va mucho la salsa, así que probablemente esté llegando el momento.

 

¿Están vuestros seguidores preparados para ello?

        – Creo que demandamos de nuestros seguidores un eclecticismo que otros no hacen.

 

¿En quién estás pensando?

        – No quiero decir nombres, pero realmente no hay nada como esto por ahí ya… He limpiado mi sistema completamente de ciertas polémicas.

 

No quieres hablar de Oasis, ya. Pero, ¿cómo se ven ahora aquellos enfrentamientos?

        – Todo aquello del brit-pop volvió a establecer realmente el sistema de clases de una manera que metía miedo. Dividió la opinión de la gente simplemente porque había dos grupos que se expresaban tan brutamente… Pero todavía me jode pensar que se nos retrató como gente elegante. Quiero decir que me he pasado la vida con gente que estaba tratando de ponerme en mi lugar… Creo que un tanto simple y estúpido decir algo así, pero hemos aprendido tantas lecciones en estos diez años juntos que, de forma natural, han derivado en este disco.

 

Pero tuvisteis una buena educación.

        – Somos una de los últimos grupos salidos de una escuela de arte. El punk rock era escuela de arte para las masas. Así que, ¿qué cojones somos nosotros entonces?

 

Graham, se os acusa de adoptar la música que más os conviene en cada momento.

        – Cuando la gente nos acusa de algo así, no es más que ignorancia. Y creo que también se trata de pereza. También nos han dicho últimamente que hacemos rock progresivo. ¡Joder, esforzaros un poco más!

 

Pero el eclecticismo es una palabra que salta a la mente.

        – ¿Ecléctico? Nuestros discos siempre son eclécticos. En este disco hay un montón de ideas y, por suerte, las ideas nuevas son algo más fácil de aceptar que aquellas ideas de antes con las que hemos dejado de jugar.

 

¿Podrías concretar algo más?

        – Está bien: el maldito Parklife y “Girls And Boys”. Aquel intento arrogante, aquella visión tan arrogante y como superior de la vida…

 

¿Condescendiente tal vez?

        – Condescendiente, sí. Creo que Damon pone un buen montón de tonterías en su boca. Se empeña en hacer esos comentarios estúpidos tan generalizados. Y, después, se pregunta por qué la gente la toma con él. Aunque creo que ahora ha dejado de hacerlo.

 

Supongo que, comercialmente, mostrar el lado vulnerable será un paso brillante.

        – Siempre he dicho que me quejo mucho, que estoy hasta las narices, que soy un depresivo y creo que tienes mucha más ayuda de la gente si eres así. Tal vez Damon esté intentando ser Graham, no lo sé. Pero si hablas de algo así, de sentirte hecho polvo, todo el mundo sabe qué es eso o deberían saberlo. Creo que Damon se encuentra más cómodo ahora mostrándose vulnerable, mientras antes seguro que pensaba que era un síntoma de debilidad.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON BLACK GRAPE

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON BLACK GRAPE

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ENTREVISTAS 1999


Black Grape, puro cachondeo

 

 

Shaun Ryder estuvo desaparecido en combate durante dos años y medio. El visionario disidente que llevó a los Happy Mondays al borde del caos, y que en cuatro álbumes dio un vuelco a la música británica, permaneció alejado de los titulares que presagiaban su más que probable destino. Mientras otros se aprovechaban de las historias de drogas, decadencia y cierres de discográficas, Shaun hacía planes para una nueva banda. Basada alrededor de un núcleo formado por el propio Shaun, el rapero Kermit, el batería Ged -de Ruthless Rap Assassins-, el guitarrista Wags -de Paris Angels- y Bez, su compadre soul de toda la vida, ésta sería la formación de Black Grape. 

 

El 31 de julio del 95 se rompió el silencio y Black Grape iniciaban oficialmente su andadura con el lanzamiento de su álbum de debut, Its Great When You’re Straight… Yeah!, y los detractores tuvieron que admitir su equivocación.  El álbum fue una brillante mezcla de rap, funk, punk y soul con el toque único del estilo y el humor característicos de Shaun Ryder.

 

El álbum fue un rotundo éxito y Black Grape pronto se convirtieron en una de las bandas más veneradas del país. "Lo que diferencia a Black Grape del malestar que había rodeado a The Happy Mondays es que todos los componentes de la banda tenían ganas de pasarlo bien", comenta Shaun Ryder. "Durante el festival T In The Park, del año 95, Bez agarro un radio-casete de una de las tiendas de campaña instaladas para firmar autógrafos, subió el volumen y se puso a bailar encima de las mesas. Kermit explotó de risa y tuvo que salir corriendo, tropezó y se rompió el tobillo. Aún así, subió al escenario aquella noche."

 

A principios de 1996 Black Grape recibió el Premio Brat al mejor single por "Reverend Black Grape". Y Shaun Ryder se adelantó a la prensa cuando, a la mañana siguiente, apareció como invitado en un programa de radio para comunicar a la nación la pérdida de su premio, entre otras cosas.

 

"El título de nuestro segundo disco proviene de cuando fuimos obligados a cambiar la letra de aquel tema para un programa de televisión. Los productores no quisieron responsabilizarse de la emisión de una estrofa -"talking bullshit… bullshit… bullshit"-. Así que nuestro rapero Kermit lo sustituyo sarcásticamente por "talking stupid… stupid… stupid". Y me dije que sería el título del próximo álbum. Normalmente cuando haces un álbum lo que menos te preocupa es el título, pero éste me impresionó."

 

Stupid, Stupid, Stupid, el segundo álbum de Black Grape, mantiene la reputación del grupo como creadores de la mejor música para gente que quiere divertirse en una fiesta continua las 24 horas del día. Incluso cuando se adentran en nuevos territorios, el sonido es indiscutiblemente Black Grape. Ya desde el primer single "Get Higher" (en el que imitan a Ronald y Nancy Reagan anunciando la escasez de marihuana y admitiendo que están enganchados a la heroína) se demuestra que su primer disco no fue una casualidad, y que la banda ha podido crear un sucesor tan ingenioso como provocador.

 

"Estar en un estudio-residencia es como estar en una prisión abierta", declara Ryder, sobre los días de grabación. "La comida es buena, pero si tienes que pasar allí unos meses te vuelves loco, por eso lo hicimos tan rápido. No se puede negar el hecho de que Stupid, Stupid, Stupid fue un período de trabajo intenso. Yo hacía unas veinte pistas de voces para cada canción, así que había un montón para elegir a la hora de mezclar."

 

Tampoco significa necesariamente que las sesiones fuesen muy duras.  De hecho, una noche de borrachera dio lugar a una estimulante versión de "Lonely", el tema soul de Frederick Knights. "Siempre ha sido una de nuestras favoritas", admite Ryder.  "Yo tenía el CD en el estudio y lo estábamos escuchando mientras bebíamos.  Nos pareció una buena idea meterle un poco de rock.  Un par de días después lo escuche y pensé que yo parecía un hincha borracho. Pero a toda la banda le gustó, aunque a mí me preocupaba pensar que la gente creyera que lo habíamos hecho en serio: fue de cachondeo".

 

Los fans de Black Grape tendrán pronto la oportunidad de ver mucho más de Shaun Ryder y Black Grape con el lanzamiento de un documental de 90 minutos titulado The Grape Tapes. Abarca un período de cinco años, toda su carrera, y el estreno del documental tuvo lugar en el Sundance Film Festival.  "Son cinco años de nuestro trabajo y ha quedado muy natural porque la mitad del tiempo no nos enterábamos de que quien lo filmaba estaba ahí. Intentamos que fuese divertido, lo malo es que parece que yo siempre estoy gritando."

 

Sea lo que sea lo que Black Grape quiere conseguir con su propia versión parodiando la película In Bed With Madonna, no hay duda de que Stupid, Stupid, Stupid no es un trabajo de lunáticos, aunque se trate de lunáticos autodeclarados. "Creo que este álbum va a ser un bombazo", comenta el productor Danny Saber. "Es consistente de principio a fin. Cada canción, a un cierto nivel, demuestra que hemos crecido y avanzado." Y Shaun Ryder lo corrobora: "Hemos intentado que cada uno de los temas sea como una mini película. Este álbum es como un "Grandes éxitos", cada canción es un single." Y lo peor es que el bueno de Ryder tiene razón.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON AUSTRALIAN BLONDE

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON AUSTRALIAN BLONDE

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ENTREVISTAS 1999


Australian Blonde, inmediatez pop

 

 

         Tres disco después, Extra suena como el debut perfecto para cualquier grupo, a base de melodías y energía pop. Australian Blonde son conscientes, aunque volverán a intentar dar rienda suelta a otros experimentos.

 

– ¿Era  premeditada la intención de marcar diferencias respecto al disco anterior?

– A mí me están sorprendiendo las críticas positivas que está recibiendo este disco, sobre todo comparándolo con el anterior, en el sentido de que dicen que aquél era malo y éste es bueno. El anterior es verdad que era un disco bastante largo en el que todos nos explayamos quizá en demasía. En Extra lo que intentamos fue condensar, ir al grano y acortar.

 

– ¿Y afectó en esa determinación la acogida más tibia que tuvo?

         – Sí, aunque paradójicamente en cuanto a ventas todos los discos se han mantenido en torno a las 15.000 copias, independientemente de una cosa u otra. Lo que ha sucedido es que al estar con una compañía multinacional como RCA las expectativas eran mayores.

 

– ¿Se os pasó por la cabeza dejarlo después de ese disco?

         – No, que va. Porque el grupo nunca ha estado parado, siempre hemos estado tocando y escribiendo. De hecho, el fruto de estos dos años son las canciones de Extra. No son temas que surjan de la nada, de un mes hacia atrás, sino que son el producto de estos años. El disco, por otra parte, creo que refleja nuestro buen estado de salud.

 

– ¿Veis Extra como lo que podía haber sido vuestro disco de debut?

         – No con esas palabras, pero sí que pienso que es el disco que siempre quisimos hacer. Por fin hemos hecho un trabajo que consideramos muy defendible. Para este disco teníamos 30 o 40 canciones y se escogieron los singles, y eso es lo que condiciona el disco. Hemos eliminado las canciones un poco más discursivas o melancólicas y nos hemos quedado con las canciones más comerciales, con todas las connotaciones que tiene la palabra. Las más radiables, con energía y pegadizas.

 

– ¿Y cómo el disco de Australian Blonde que todos pensábamos que podíais hacer?

– Supongo que hay algo de auto-afirmación y orgullo en el hecho de poder presentar un disco así.

 

– ¿No os hace gracia pensar que fuisteis pioneros en una fórmula que ha colocado en el mapa a nombres como Dover, aquello de prestar música a un anuncio de televisión?

– Gracia no es la palabra más acertada; en tal caso te produce envidia. Envidia en cuanto a los discos que han vendido. Personalmente me alegro muchísimo porque son unas excelentes personas y han trabajado mucho para conseguir lo que tienen. Pioneros no sé. Supongo que habrá gente que tenga a Australian Blonde como punto de referencia, pero recuerdo que cuando empezábamos El Inquilino Comunista y Los Planetas eran los que llevaban un poco esa bandera. Los Planetas sobre todo como punto de mira de las multinacionales, es decir, como grupo potencialmente comercial.

 

– ¿Qué ha quedado de ese espíritu indie con el que nacisteis El Inquilino Comunista, Los Planetas, Penelope Trip y Australian Blonde?

– Personalmente, me he visto en la obligación de vender discos. Como grupo independiente, estoy hablando. Una presión que nunca pensé que iba a sentir tan fuerte, pero que por otro lado ha hecho que grabase el mejor disco de mi carrera. Siempre tienes que negociar con la realidad, moviéndote en un mar de ambigüedades. Yo siempre he desconfiado de la gente que es tan fundamentalista. No puedes estar en el negocio de la música y salir inmaculado.

 

– ¿Por qué si a algunos grupos se les alaba por su tono melancólico, en el caso de Australian Blonde se prefiere su lado más luminoso e inmediato?

– Creo que eso obedece a que tú tienes una imagen de tal o cual grupo en la cabeza y en la medida en que ese grupo satisfaga ese ideal lo asimilas o lo rechazas. Muchas veces, a lo mejor, no se nos dio la oportunidad de demostrar que podíamos hacer canciones diferentes a “Chup, Chup” pero con la misma calidad. Igual lo que tanto el público culto como el público masivo espera de nosotros es ese tipo de canción, por lo que nos hemos visto un poco condicionados por ello. Creo que nuestra pelea está en demostrar que el grupo tiene peso específico, que somos buenos compositores y que nuestro directo es muy defendible.

 

– ¿Ésa es la razón de haber dejado esas dos canciones tan distintas para el final del disco?

         – Sinceramente, sí. Queríamos darle un poco de peso específico al disco, nos parecía que quedaba demasiado circunstancial, demasiado inmediato. “Molécula Go Go” es claramente un divertimento, una pura influencia de los japoneses, pero “Slow Down” es una canción que creo que tiene bastante contenido e incluirla era un poco como revelarse contra toda esa dosis de energía pop que nos invadía y que desperdigamos en las otras diez canciones.

 

– ¿No teméis que, ahora que os han salido tantos singles en un disco, muchos se pierdan entre las canciones del resto del LP?

– Siempre tienes que estar negociando con la compañía, con tu público, con tu grupo, contigo mismo… Y al final lo que quedan son las canciones. Lo que queda es que dentro de 20 años hayas hecho un tema que quede en la memoria de la gente y que, de repente, a personas que no sean de tu propia generación les parezca una canción valiosa. Esa es la mayor prueba de calidad que hay.

 

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON ANDRÉS CALAMARO

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON ANDRÉS CALAMARO

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ENTREVISTAS 1999


Andrés Calamaro, alta productividad

 

 

          Ha pasado el último año envuelto en dilemas existenciales, noches en vela atado a la más variada farmacopea e interminables sesiones de grabación. Todo ello, para encarar el escepticismo tras el notable éxito comercial logrado con Alta suciedad, el álbum con el que, hace dos años, retomó una carrera en solitario que remite a la Argentina de principios de los años ochenta.

 

          Los meses de trabajo “nada metódico” y de tránsito musical sin rumbo fijo se han concretado en Honestidad brutal, un ambicioso disco doble de 37 canciones, concebidas con ese enfoque cosmopolita y casi barroco tan propio de los rockeros de ultramar. El ex-Rodríguez ha aprovechado la gira como telonero de su idolatrado Bob Dylan para explicar la génesis de uno de los discos más largos de la historia del pop hispano.

 

    “Después de muchas noches sin dormir, llegué a tener un repertorio de cien canciones, en las que tocaba un montón de palos distintos. En realidad, éste es un disco como con muchos discos dentro. La mayoría de las canciones están terminadas en el estudio: las escribía y grababa directamente, de modo que muchas tomas son prácticamente las originales. He trabajado contrariando las teorías de cómo hay que grabar un disco. El resultado tiene menos fineza, menos acabado musical, pero resulta mucho más arrebatador. Si una obra tan exigente logra grandes ventas, habremos conseguido algo importante”.

 

          En ese interminable proceso de grabación, Andrés Calamaro asegura que llegó a perder la visión global de su trabajo: “La producción fue tan cambiante que tuve que ver el orden final de los temas para comprobar cómo era el disco realmente. Tuve que esperar varios meses para mezclar. Las cintas viajaron por todo el mundo en una valija, porque grabamos en doce estudios de cuatro ciudades, en tres países diferentes”

 

          Uno se pregunta si era la idea editar un compacto tan largo. “Existió un primer disco de 17 canciones que grabamos en una semana. Ese disco vive ahora dentro de éste. Luego, el año se me hizo largo y me pareció más interesante hacer música nueva, así que añadimos veinte temas que fuimos a registrar a Nueva York con los músicos de Alta suciedad. Así, el 26 de marzo, terminó un trabajo que empezamos en abril del año pasado”.

 

          A pesar de esa coincidencia en el elenco de intérpretes, el músico pone mucho cuidado en marcar distancias con su anterior entrega. “Alta suciedad fue concebido desde el rechazo a las últimas técnicas y tendencias musicales. Ahora también hemos estado en Nueva York, pero hay diferencias, porque el disco anterior era la consumación de la grabación analógica, a la antigua usanza. No sólo se registró con personas, en lugar de máquinas, sino que en él participaron los mejores músicos de tres generaciones. Al menos, los mejores de la Costa Oeste”.

 

        Un álbum de casi cuarenta canciones y más de dos horas de música es el resultado. Si se sacara en formato de vinilo, sería un triple y medio, lo que invita a pensar, de manera casi inevitable, en la presencia de abundante material menor o de relleno. Calamaro niega la mayor: “Que sea largo permite, también descubrir cosas. Da una visión más amplia del artista. Hay temas que sólo son posibles en un disco como éste, así que todas las canciones acaban siendo necesarias para oxigenar el repertorio. Un ejemplo: grabé dos tangos con maestros del género. Si lo hubiera hecho en un disco normal, habría resultado demasiado tanguista. Lo mismo pasa con cualquier otro estilo, o con las letras. Analizando los textos, mucha gente pensará que se trata de un disco autocompasivo, porque canto muchas desdichas personales, pero con tantos minutos tengo más oportunidades para demostrar que no”.

 

        El título del compacto, con su punto petulante, es, según Calamaro, una suerte de arenga cultural. “Supongo que los músicos artesanos, los verdaderos artistas, sabrán de qué va. El título se refiere a quienes componen de corazón, y constituye una llamada de atención optimista acerca del rock y de 1a posible pérdida de credibilidad que se observa en la actualidad. Hoy domina el escepticismo. Así que yo, que había tenido un cierto éxito, quería pensar que podía hacer cosas más importantes que un disco que vendiera mucho. Llegué a la conclusión de que sólo podía convencer con un tono por encima de la cuestión de las ventas. Creo que sacar un disco doble y más difícil de vender aporta algo de romanticismo y de poesía a esto de la industria, ¿no es cierto?”

 

          Honestidad brutal cuenta, sin embargo, con reclamos comerciales de muchos quilates. El más claro es la aparición de Diego Armando Maradona, que canta en “Clonación, pan y circo” y la ranchera “Hacer el tonto”. La colaboración del Pelusa es, en palabras del músico, “una cuestión de amistad. Maradona estuvo de visita en el estudio. Él es de esa clase de criollos que cantan siempre que hay vino, en las fiestas o reuniones familiares. La ranchera la grabamos en dos días, unidos por una noche que no existió. Cantamos todos desnudos en el estudio, como una forma de, entiéndase bien, máxima expresión, sinceridad y euforia. Diego Maradona vino a formar parte de un coro de descarriados”.

 

          Y ahora, tras el periplo como escolta de Dylan, toca planificar la gira de apoyo a su nuevo disco. “Puede que sigamos tocando en acústico un tiempo, como en la gira con Bob. El formato básico aburre a la hora de ensayar, pero, una vez que estás en ello, es tan espontáneo que resulta muy divertido. Pero vamos a pensar bien cómo lo hacemos, cuál es la forma más noble de salir a la carretera. Si las actuaciones se convierten en un negocio de mucho dinero, el negocio y la propia música se ensucian”.

 

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON AMARAL

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON AMARAL

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


Amaral, la fuerza del directo

El grupo zaragozano ha presentado recientemente su primer disco 

 

 

La zaragozana Eva Amaral empezó recorriendo todos los garitos de la Península en los que le dejaban presentar sus canciones en compañía de su novio y guitarrista. Después, alguien le ofreció grabar y, ya con banda completa y de gran fuerza en escena, se ha ido ganando poco a poco a los más escépticos a base de canciones que ganan en directo.

 

¿Cuándo surgió la necesidad de dar rienda suelta a tus canciones?

         – Al principio no componía. Yo empecé tocando la batería en Zaragoza, donde nací, en un grupo que se llamaba Bandera Blanca. Había compuesto algunas canciones pero no se las enseñé a nadie. Era muy tímida hasta que un buen día comencé a enseñarle las canciones a la gente que tenía más cerca y de ahí surgió también lo de formar una banda.

 

– Supongo que tendrías una buena colección de canciones y que tendrías que rechazar para este primer disco.

– Había treinta y tantas canciones y teníamos que elegir unas doce, así que Juan, que es el guitarrista y el cincuenta por ciento de Amaral, y yo pusimos las que cada uno quería que fueran y curiosamente coincidió, aunque al final incluimos trece canciones. Las que han quedado fuera irán a un segundo disco, aunque como ya hemos compuesto nuevas canciones tal vez se queden fuera.

 

¿Lo que más te interesa son los solistas eléctricos americanos?

– Yo escucho de todo. Me da igual que sea un grupo, un solista o un hombre orquesta. Amaral no es una solista, sino el nombre de una banda, además de ser mi apellido y el de mi padre. En la banda, la composición corre a cargo de Juan y de mí.

 

¿Es esa década la de tu educación musical básica?

– Me gusta el rock de los 50, la psicodelia, el rock de la Costa OesteY Aunque Amaral es un conglomerado de muchas músicas, pero sobre todo es un grupo de rock. No se trata de hacer un ejercicio de estilo. Vivo en 1998 y sigo todo lo que se hace ahora mismo, pero sin dejar de oír lo que me ha gustado toda la vida.

 

¿Hacéis versiones en directo o en el local de ensayo?

– Normalmente hacemos ADancing Barefoot@ de Patti Smith, una canción que también aparece ahora como versión en el disco de U 2 y que más gente se atrevió a interpretar a su manera. Hace tiempo también hacíamos una versión de AEstratosfera@, una canción del segundo disco del grupo de Granada Lagartija Nick, que se titulaba Inercia y que era muy bueno. También lo que han hecho con el cantaor flamenco Enrique Morente en Omega era bestial.

 

¿Cómo fue la colaboración de Álvaro Urquijo de Los Secretos a nivel de instrumentista, arreglista…?

– Lo suyo fue una colaboración puntual y especial dentro del disco. Sobre todo pensamos en él porque Juan toca guitarras de doce cuerdas y quería contar con alguien con experiencia en ese instrumento. Lo llamamos y lo que iba a ser una colaboración especial en una canción grabada en una noche, acabó siendo una participación mucho más amplia. Ésa fue para mí la colaboración especial del disco, junto con la de Fernando Alfaro de Chucho, ya que yo siempre fui una gran seguidora de Surfin= Bichos, y él es uno de los mayores compositores que hay.

 

¿Hay receptividad en el Estado a tu música?

– Yo estoy muy alucinada de cómo ha sido la respuesta en directo en la gira que estamos haciendo, que es algo que no nos esperábamos.

 

¿Encuentras que estás a medio camino entre las grandes audiencias y los públicos especializados?

– No lo sé. Cuando estoy en casa haciendo una canción en la  cama con mi guitarra no me planteo esas cosas. Yo hago las canciones para mí y no pensando en qué tipo de gente las pueda coger, y luego te llevas grandes sorpresas, porque la gente convierte las canciones en algo muy suyo y eso es lo más bonito de la música.

 

¿Hay alguna solista que entiendas que está en tu misma situación -Christina Rosenvinge, Mercedes Ferrer-?

– Muchas veces se tiende a comparar las mujeres con las mujeres, hacer una etiqueta, y, en los casos que citas, son muy distintas entre sí y con relación a mí. Si me tuviera que identificar con alguien, no me gustaría nada, y me retuerzo como una serpiente ante la idea.

 

– Todo el mundo está de acuerdo en que la fuerza de tu directo no se recoge en el disco. ¿Qué sucedió?

– Lo que ocurre es que en directo hay una magia muy especial que es muy difícil de capturar en el disco. Aunque, normalmente, suele suceder al revés, que los grupos desmerecen bastante de los discos. Lo sé porque he estado tocando mucho este verano. En nuestro caso pasa al contrario y eso es positivo. Espero que algún día podamos captar esa fuerza en el estudio y ésa era nuestra obsesión en este disco, sobre todo porque veníamos de recorrer toda España tocando y porque no teníamos dinero para hacer maquetas, que es el camino habitual a la hora de darte a conocer. Asumo tanto los errores como los aciertos, ya que nos han dado plena libertad para grabar el disco. Pero hay que tener en cuenta que el disco no era el objetivo, sino que gracias a él pudiéramos seguir haciendo lo que realmente queremos, que es tocar, y que para nosotros es una forma de vida.

 

Xavier Valiño
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