ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON LAURYN HILL

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON LAURYN HILL

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


Lauryn Hill, esencia de color

 

 

Ella es la gran estrella de la música negra de fin de siglo, la que ha sobresalido en la regeneración del soul que ha llegado con Erykah Badu o Missy Elliot.

 

“¡Hey, es mi disco! ¿Quién podría contar mi historia mejor que yo?”, se pregunta Lauryn Hill, cantante, rapera, compositora, actriz y madre. Está hablando de The Miseducation Of Lauryn Hill, su debut en solitario y uno de los discos que ha impulsado a la nueva generación del soul.

 

Producido por la misma Lauryn, The Miseducation Of Lauryn Hill es un álbum que se ocupa tanto de los sentimientos como de materias sociopolíticas, siempre ante un telón de fondo sonoro que confirma el indiscutible talento de esta nativa de South Orange, New Jersey.

 

El título, algo así como El desaprendizaje de Lauryn Hill, no debe interpretarse literalmente, según explica esta inteligente mujer de 23, que fue estudiante en la Universidad de Columbia. “El concepto de desaprendizaje no es lo que parece: he tratado de cambiar la terminología y, en este caso, se refiere a las cosas que aprendes fuera de la escuela y de la universidad, más allá de lo que la sociedad considera correcto y obligado. Respeto de verdad el academicismo, pero hay un montón de cosas que aprender sobre la vida que no se pueden encontrar en ningún programa de estudios. Éste es nuestro verdadero paso a la edad adulta, en el que dejamos ese lugar de idealismo e ingenuidad”.

 

El esperadísimo debut de Lauryn ha tardado en llegar. Antes había formado parte de The Fugees, junto a sus compañeros Prakazrel “Pras” Michel y Wyclef Jean, convirtiéndose en el grupo de rap más vendedor de todos los tiempos, sin llegar a ser un grupo banal o sin mensaje.

 

Lauryn Ha pasado buena parte de sus años de formación en el candelero, primero como actriz, con papeles en As The World Turns y Sister Act II, y ahora como artista de éxito que aún encuentra tiempo para causas benéficas: es fundadora de la organización The Refugee Camp Youth Project, que intenta devolver lo suyo a la comunidad y mejorara la calidad de vida de los niños urbanos. Como ella misma dice, “quiero que mi música toque a la gente de verdad. Yo aún trato de formarme a mí misma, porque como casi todos, todavía vivo y aprendo”.

 

Esta joven mujer que Chuck D de Public Enemy definió como ‘luz solar’ y ‘Bob Marley del siglo XXI’, ha documentado su gloriosa y polifacética vida en su primer disco, que, como su autora y protagonista, es fuerte, franco, combativo e inteligente, pero sin perder un ápice de delicadeza y sensibilidad. “Todo parte del corazón. Sé que, a veces, es irónico y muestra abiertamente su ira y dolor, pero nunca de forma amarga”.

 

Lauryn Hill tiene muchas experiencias que contar. “Siempre que me hirieron, siempre que me sentí decepcionada, siempre que aprendí, escribí canciones”, explica. “Pero la canción que más siento es la que trata de mi hijo. “Joy Of My World Is In Zion” es para aquellos que pensaban que yo era así, pero aquí muestro parte del dolor que estaba sufriendo, es mi lado humano. Fue extraño para mí que esto acabase siendo un tema, pero lo que empezó como algo oscuro acabó siendo lo más brillante e importante para mí”.

 

The Miseducation Of Lauryn Hill va del territorio hip-hop de cortes como “Doo Wop” a los ritmos de inspiración jamaicana de “Lost Ones”, y a lo largo de todo el disco es la deliciosa voz de Lauryn lo que engancha y cautiva. Musicalmente aporta calidez y sensualidad, y demuestra su enorme conocimiento del trabajo en el estudio como productora de su sorprendente debut. “Los hombres se apuran cuando reciben órdenes de una mujer, pero si estás pagando a alguien, le pagas para que trabaje bien. Las mujeres que piden y consiguen lo que quieren serán llamadas putas y dirán que es difícil trabajar con ellas, por eso no presto atención a esas cosas. La música es lo importante para mí, la música y mi aprendizaje sobre ella. Soy, además, perfeccionista y si tengo que repetir algo cien veces, lo repito cien veces”.

 

Y aunque la actitud de los hombres de la industria para con las mujeres le repugna, sigue adelante; sabe evidenciar su seguridad y su inteligencia para rodearse de artistas de talento y de técnicos profesionales. Su habilidad como compositora prolífica le ha llevado a escribir para artistas varios como CeCe Williams y, además de componer el impactante corte que da título al reciente disco de Aretha Franklin, “A Rose Is Still A Rose”, Lauryn también dirigió el vídeo.

 

“A los hombres les gusta cuando les cantas, pero dudan cuando vas más allá y tratas de controlar tus asuntos. La industria es así de sexista. Nunca califican de genio a una mujer, tan sólo la llaman diva y piensan que es más que suficiente el cumplido. Es como si nuestro encanto y vanidad fuesen puestos por delante de nuestras contribuciones musicales e intelectuales”. Todo un genio, claro que sí.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON LA BUENA VIDA

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON LA BUENA VIDA

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


La Buena Vida, clasicismo pop

 

 

         La Buena Vida ha vuelto a la actualidad con su cuarto disco, Panorama. Son 12+1 canciones que perfeccionan la brecha abierta en su curriculum con su anterior Soidemersol. Éste es su disco más perfecto y elaborado. Siete meses de grabación y la colaboración de Pedro Vigil en la orquestación forjaron una obra llena de nostalgia.

 

         El grupo donostiarra vio tambalear su plácido camino musical tras la asociación con la multinacional Polygram en Soidemersol. Atrás quedaron dos discos de pop inmediato y jovial: La Buena Vida (Siesta, 93) y Los mejores momentos (Siesta, 94). Su estilo parecía fácil de promocionar, pero el gran salto anduvo cerca de convertirse en desastre. “Nunca hubo un pensamiento de abandonar, pero era necesario parase a pensar, volver a recuperar las ganas”, comenta Mikel Aguirre, voz y guitarra. “Soidemersol recibió unas críticas muy buenas y nosotros nos quedamos contentos. Pero nuestra ilusión y los proyectos de Polygram no coincidían. Fue como hacer una gran película y no distribuirla. Tampoco lo tomamos como un paso atrás. Fue una experiencia para aprender. Si ahora nos sucediera lo mismo, llevaríamos un notario”.

 

         El mal trago no afectó al delicado gusto del grupo para construir canciones pop. Lejos de desequilibrarles, La Buena Vida responde con su mejor arma, consiguiendo que los nuevos temas suenen como nunca lo habían hecho. Desde el arranque con “Melodrama” hasta “Tambaleo” (canción extra no detallada en los créditos del disco y que incluye la línea “Todas las imperfecciones fruto de mi indecisión son tan mías que les tengo simpatía”), uno descubre la cuarta cosecha de un vino macerado con tranquilidad que se paladea con satisfacción, mejorando en sucesivas catas.

 

         El grupo se aleja de los juveniles y acelerados inicios, aunque canciones como “Surquemos el cielo entero” sepan a herencia de los comienzos. La coquetería electrónica probada en su EP de baile “Magnesia” reluce en canciones como “Despedida” o “Guillermine”. El mundo tecnológico no es el camino de futuro del grupo donostiarra, aunque unas gotas no le sientan mal. Eso permitirá, además, disfrutar de sus orquestas en directo.

 

         Para el guitarra Javier Sánchez, “el mundo electrónico es muy actual y te da muchas posibilidades. Nosotros simplemente nos aprovechamos de sus utilidades. Lo que no queremos es que parezca que nos estamos apuntando al carro de la electrónica. Es simplemente aprovechar las cosas que tienes a mano. Igual que tocas una guitarra, puedes utilizar otro aparato que te da una amplitud de miras que antes no tenías”.

 

El resto del disco es emoción musicada, con muchos momentos álgidos: los singles “Tormenta en la mañana de la vida” y “Bodas de plata”, la novedosa “El largo adiós”, el arrebato de ternura que da la escucha sistemática de “Tambaleo”, su visión del soul instrumental en “Aquella noche de sábado”, en las que el salitre donostiarra se alía con el de San Francisco y el sonido Tamla, las vibrantes cuerdas de “Odessa”, etc.

 

       El cóctel de influencias se agita y diluye en una combinación de refinada digestión que convierte el disco en referencia obligada para el 99. Panorama se adentra en un pop sentimental y elegante (‘melancolía alegre’ como lo define el grupo), con la voz de Irantzu cada día más grave, solapándose a la perfección con la música, mientras Mikel se descubre como un acierto al cantar en solitario o como segunda voz.

 

         Se sienten cómodos elaborando melodías bonitas desprovistas de significado expreso. “Nos gusta que las letras de las canciones sean abiertas, que cada cual las interprete como quiera”, explica Javier. “Como autor, no me gusta explicar lo que para mi suponen las letras. Es algo privado. Me parece absurdo intentar explicarlas. ¿Te imaginas a un pintor explicando su cuadro o a un poeta detallando sus versos?”.

 

         El grupo y su compañía discográfica de toda la vida, Siesta, miman la edición en vinilo, que contiene dos bossa novas que no aparecen en el compacto, diseñado de nuevo con exquisitez por Javier Aramburu. Según Mikel, “Siesta tiene un código ético muy determinado, lo que incluye cuidar la edición en vinilo. A mí me gusta mucho más ese formato. En esa edición hay dos canciones más, pero no por la simple suma de temas, sino para darle un aire más relajado al LP pensando en una cara A y en una cara B. Algo que se ha perdido con los nuevos formatos”.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON HANK

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON HANK

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ENTREVISTAS 1999


Hank, hermano pop

 

 

         A la espera de nuevo material de Del-Tonos, el supuesto hermano de Hendrix Roever, líder del grupo cántabro, lo intenta de nuevo con un segundo disco de agradecido power-pop.

 

¿Lo de melodía más distorsión al cuadrado pretende facilitar las cosas a la gente?

– Evidentemente. Eso de que una canción vale más que mil palabras no es suficiente, así que al mismo tiempo hay explicarlo un poco con palabras. Esa fórmula es lo suficientemente variable como para que se ajuste a todo tipo de canciones.

 

Pocas veces una etiqueta estuvo tan bien elegida, ¿no?

– Si lo tomamos en serio, más que una definición o una etiqueta, de lo que se trata en este caso es de una fórmula, la fórmula del rock.

 

¿Es necesario ubicarse uno mismo antes de que lo hagan los demás?

– A mí me gusta la música en general y me gusta inventarme grupos distintos para hacer músicas distintas. En el caso de Hank, llevamos ya cinco años, así que no se trata de algo absolutamente nuevo.

 

¿Qué más hay de formación en Hank que Teenage Fanclub, The Posies, Matthew Sweet o Red Kross?

– Todo eso que dices es lo obvio. Por supuesto que escucho a todas esas bandas, pero también otras cosas de hoy en día como Fountains Of Wayne, Nada Surf, You Am I o Gigolo Aunts, y, por otra parte, está la vertiente arqueológica, de sacar brillo a viejas canciones para que puedan volver a brillar. En el primer single hicimos una versión de “Watching The Detectives” de Elvis Costello y en el segundo single una de Tod Rundgren, que puede hacer que la gente se acuerde de esta gente bastante olvidada.

 

¿Hay alguien en España haciendo lo mismo?

– No sé, pero tampoco me he puesto a buscar para comparar. Como Hank llevamos cinco años en esto y no nos consideramos parte de nada. España me parece más un país de canciones que de grupos, y nadie se toma el tiempo suficiente para asentarse.

 

¿Podrían ser Ross y Australian Blonde lo más cercano, aunque se expresen en otro idioma?

– Lo que sucede es que hay con ellos una gran diferencia y muy evidente: que cantamos en castellano y ellos en inglés. Nosotros estamos convencidos de que la letra es la mitad de la canción y que se merece el mismo trato que la música. Ponemos bastante interés en que las letras sean sugerentes y tengan sentido.

 

¿Es cierto que el diablo vino a ti y te convirtió en el estandarte de su cruzada contra el inglés?

– Eso es un poco un juego que tiene que ver con El exorcista. Una de las principales condiciones para saber si alguien estaba poseído por el diablo era que hablase en un extraño idioma que no conoce y que no ha estudiado nunca. Y eso se puede aplicar a muchos grupos españoles. Y pensamos… ¡Dios mío, Larry, están todos poseídos por el diablo!

 

¿Te parece que el mundo ‘indie’ ha estado demasiado cerrado en sí mismo?

– Sí, como demasiado preocupados por el qué dirán o por salir en la foto, más que en la música. Además eso del ‘indie’, ¿existió realmente? Parece como que un día la gente se levantó y había niebla y, más adelante, la niebla se disipó y ya está.

 

Supongo que escuchas muchos otros tipos de música.

– Todo tipo de músicas. Por ejemplo, me gusta mucho el country, así que acabaré creando otro grupo o dando vida a otro hermano de Hendrix Roever y de Hank para poder hacer country.

 

¿Cómo son vuestras relaciones con la industria que tantos sobresaltos os han dado?

– Con el primer disco de Hank no teníamos tampoco excesivas expectativas a nivel comercial, más que la diversión y que se conociese el grupo. Para este segundo, nos hemos buscado una compañía más grande, que nos diese la posibilidad de hacer promoción y llegar a más gente. Ahora mismo estamos cómodos así.

 

¿Y en qué se nota eso para marcar diferencias respecto de ¡Dios mío Larry…qué demonios es eso! frente a A lo bomba?

– Lo principal son los medios. Lo que sucede es que el disco lo grabamos antes de buscar compañía. Después íbamos por ahí con la oferta de El Padrino: “Tío, tengo una oferta que no podrás rechazar. Escucha esto y dime que no vas a fichar a este grupo”. Ahora estamos pensando en regrabar el primer disco, sacarle lustre y hacerlo accesible a más gente, con caras B o una chocolatina de regalo.

 

¿Qué parte de culpa ha tenido el productor Kaki Arkarazo?

– Tampoco él ha sido el productor, sino más bien el técnico del estudio. Las producciones las hace aquí el menda, aparte de que estaba muy claro lo que queríamos hacer y que estaba todo muy ensayado, y Kaki se dedicó a poner eso en cinta.

 

¿También a Hank le gustan las películas de serie B, sobre todo por el título del disco?

– Eso no recuerdo ya ni de qué película viene, aunque se ha convertido en una frase habitual de nuestro vocabulario, y es algo que se puede aplicar a todo tipo de situaciones. Todos tenemos algo de ese sentido del humor algo especial.

 

¿Es más importante y consciente la imagen en Hank?

– No; parece como si yo me disfrazase por las mañanas para salir como Hank. Ésta es la pinta que tengo. ¿Qué sucede? ¿Qué antes me ponía más camisetas y ahora camisas? No es algo que destacar, lo que importa son las canciones. De todas formas, llegamos al siglo XXI y las camisetas están un poco obsoletas y se van a llevar las camisas. Llevaba ya mucho tiempo con camisetas y con lo cómodo que es llevar una camisa, que la puedes abrochar…

 

Por último, ¿qué sentido tiene hoy en día el pop de guitarras?

– Sigue siendo lo más inmediato y lo que más directamente te puede tocar la fibra sensible.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON FANG

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON FANG

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ENTREVISTAS 1999


Fang, vestidos de negro

 

 

         Desde Cataluña, música intensa que no tiene nada que envidiar a dos de los grandes nombres internacionales de los 90  -si aún no sabes quiénes son, busca más abajo-. Jaume y Mariona forman una entidad que comparte trabajo y vida y que hace, sobre todo, grandes discos.

 

¿Tiene que ver la evolución entre My Weakpoint y vuestro segundo disco My Black Dress con un proceso distinto a la hora de componer?

– Efectivamente. En nuestro primer disco, la labor compositora fue diferente a la del segundo. Nuestro segundo disco, My Black Dress, fue creado totalmente al cincuenta por ciento por los dos, Mariona y Jaume, aportándole una riqueza que el primero no tenía.

 

¿Qué tipo de papel jugaron los colaboradores como An Der Beat en el disco?

– La importancia de las colaboraciones dependen del papel que tienen cada una de ellas: An Der Beat colaboró grabando unos scratches y los usamos como complemento. Los violines los grabamos pensando en la importancia de su textura. Y, respecto al acordeón, supimos en seguida que formaba una parte muy importante de la canción “My Black Dress” y decidimos resaltar aún más su sonoridad.

 

¿Había intención en el disco de experimentar más con scratches y bases electrónicas?

– Quizás en este segundo disco predominan los ambientes electrónicos, porque los hemos hecho más evidentes.

 

¿Hay alguien con  quién os gustaría contar en un disco vuestro o un productor que quisierais tener?

– Nunca hemos pensado en algún nombre en concreto, aunque lo que sí nos gustaría es poder disponer en el disco de una sección de cuerda, de un buen batería, etc…

 

¿Vuestra música persigue  de forma intencionada la sensación de misterio que desprende y sois conscientes de que una parte de quien la escuche sólo descubrirá la parte triste y siniestra?

– La sensación de misterio que pueda desprender no es premeditada. Aun así, sabemos que mucha gente tiene esta percepción escuchando nuestros discos. En cuanto a lo que dices referente a que determinada gente sólo ve una parte en nuestra música, ése no es nuestro problema: a nosotros no nos pasa.

 

¿Habéis sentido algún tipo de discriminación por cantar en inglés en Cataluña y es ése el idioma en el que más cómodo se encuentra Mariona?

– Este tipo de cuestiones demuestra que mucha gente tiene una opinión muy equivocada de la realidad de Cataluña y el tema del idioma. Mariona se encuentra más cómoda con el inglés, evidentemente, no tanto para hablarlo normalmente, aunque sí a la hora de cantar.

 

¿Qué nuevos sonidos habéis descubierto en estos dos últimos años que os hayan emocionado?

– La música con raíces, sean las que sean.

 

Supongo que la versión  de “In Heaven” vendrá por que habíais visto la película de David Lynch “Eraserhead” ¿Conocíais las versiones que habían hecho Pixies y Bauhaus?

– La película de David Lynch no la hemos visto y no podemos opinar sobre ella. Sé que hay diferentes versiones de “In Heaven”, pero nosotros sólo habíamos escuchado la de Pixies.

 

¿Hay otras versiones que hagáis en directo o en el estudio o versiones que os  gustarían y nunca hayáis hecho?

– Sí que existen muchas versiones que nos gustaría hacer: clásicos melódicos,  boleros, canciones de The Cure…

 

¿Entendéis las continuas referencias a P J Harvey y Portishead como algo que muestra falta de imaginación o como un piropo?

– Nos gusta la pregunta, pero está bien por nuestra parte no contestarla.

 

¿Cómo son las presentaciones en directo, con banda o bases pregrabadas?

– Como un grupo de hip-hop, usamos bases grabadas en samplers como apoyo. No intentamos reproducir una banda de rock. Quien busque eso en directo, no lo encontrará.

 

¿Os sentís cómodos en directo y pensáis que podéis conseguir la tensión de los discos?

– Depende del día, de la sala, del tiempo, del cachet, del catering, del público….

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON EVERYTHING BUT THE GIRL

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON EVERYTHING BUT THE GIRL

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


Everything But The Girl, tras la pista

 

 

Ben Watt y Tracey Thorn se cansaron un día de seguir haciendo discos acústicos y decidieron poner fin a la rutina en su vida en común. Tracey colaboró con Massive Attack y Ben  sufrió una extraña enfermedad que lo tuvo al borde de la muerte. Después de reinventarse con Walking Wounded, Ben nos explica su último paso, aún más orientado hacia la pista de baile, Temperamental.

 

Temperamental parece un nuevo giro de tuerca en la línea abierta con Walking Wounded. Es un disco aún más dance.

– Sí, estamos muy orgullosos del nuevo publico al que accedimos con Walking Wounded y queríamos llevar esa evolución al siguiente nivel. Mantener una línea similar, pero con un sonido más intenso y ritmos más profundos y sólidos. Es un disco con un sonido mayor y más contundente. Estaba muy interesado en ver hasta dónde podía hacer llegar los ritmos y las bases percusivas manteniendo la voz de Tracey y el formato de canción del grupo. Creo que nos ha quedado un álbum muy rítmico, con un importante componente vocal. Quería que la voz de Tracey jugara un papel algo diferente. La hemos utilizado casi como un instrumento, incidiendo más en el ritmo que en la melodía, jugando con los ecos, filtros, usando fragmentos de la voz como si fuera percusión.

 

Deep house, drum’n’bass, jazz, funk suave, hip hop… El abanico de influencias parece también mayor.

– Creo que en Walking Wounded también había muchos elementos diferentes, lo que ocurre es que la gente recuerda sólo la influencia del drum’n’bass. Pero, si se escucha atentamente, se ve que tenía canciones muy distintas, temas cercanos al soul, algo de trip-hop, pop acústico. Algo parecido está pasando con Temperamental. La gente está diciendo que hemos hecho un disco de deep house, pero es mucho más que eso. Temas como “Compression” o “Blame” aglutinan muchos estilos diferentes.

 

Del clásico pop acústico de Everything ButThe Girl sí que no queda nada.

– Ja, ja… No, no hay demasiado de eso. Obviamente, nuestro interés está ahora en el ritmo y la cultura de baile, así que no encontrarás guitarras acústicas en el disco.

 

Los últimos años te has dedicado, sobre todo, a trabajar como pinchadiscos. ¿Cómo ha afectado al disco?

– De una manera radical. Me ha abierto los oídos a nuevas posibilidades, a nuevos sonidos que funcionan de una manera diferente. Ya sabes: los discos que escuchas en tu casa o en el coche no tienen nada que ver con lo que puedes oír en un club. He salido mucho por ahí, me he pasado muchas noches pinchando en clubes y muchos días en las tiendas buscando discos. He absorbido todo lo que he podido, y eso me ha ayudado a dar un nuevo enfoque a nuestra música.

 

¿Qué importancia tuvo en vuestra reconversión la colaboración con Massive Attack y las remezclas de Todd Terry?

– Fueron muy importantes. Para ser sincero, creo que a principios de los 90 estábamos muy aburridos de nuestra propia música y cortamos por lo sano con la escena musical. No podíamos entender cómo habíamos llegado a aquel punto. Hicimos dos discos, Language Of Life y Worldwide, que no conectaron con la gente, y queríamos cambiar. Yo estaba cada vez más interesado en la música de baile y compraba discos sin parar. Pero necesitábamos coraje para ir en esa dirección. Trabajar con ellos ayudó a llamar la atención de la gente y nos animó.

 

Hubo quien os acusó de oportunistas.

– Sí. Para algunos éramos algo sospechosos. La música de baile es una escena algo cerrada, aunque si haces un buen disco o una buena mezcla, te ganas el respeto. Pero la gente que nos seguía desde el principio recordaba que ya entonces experimentábamos con el jazz y la música de club. Tipos que ahora son pinchadiscos consagrados, como Gilles Peterson, nos recuerdan de la escena de clubes y no ven un giro tan radical. Lo nuestro les parece una progresión larga. Quizás es más extraño para quienes nos conocieron a finales de los 80, cuando hacíamos baladas.

 

¿Se han convertido las remezclas en una moda más?

– Creo que son algo fantástico. La del jazz es, en realidad, la historia de gente reinterpretando viejas canciones. Ya sabes, Coltrane haciendo en los 60 temas que Cole Porter había grabado en los 40, y luego Keith Jarret haciendo lo mismo en los 70. La música de baile tiene el mismo enfoque: no hay versiones definitivas, y esa cualidad progresiva me perece muy interesante.

 

Recientemente se publicaba aquí Paciente, tu biografía en la que narras tu traumática experiencia tras sufrir aquella extraña enfermedad. ¿Por qué decidiste escribir sobre un período tan doloroso de tu vida?

          – Recordar lo que sufrí hace siete años fue una especie de terapia. Estuve muy cerca de la muerte, y eso cambió mi actitud frente a la vida. Me volvió más introspectivo, me costaba relacionarme con mis amigos y mi familia. Así que empecé a escribir en mi propio beneficio, para intentar sacar lo que me comía por dentro. A medida que lo hacía me sentía mejor, así que seguí. Cuando acabé, le mostré la historia a un par de personas que me animaron a publicarla.

 

Lleváis juntos desde el 82. ¿Es difícil combinar lo sentimental y lo profesional?

          – En realidad, no, aunque la gente siempre se pregunta eso. Para otros quizá sería terrible, pero no para nosotros. Trabajo en solitario muchas horas en el estudio, me dedico a la música todo el tiempo, pero Tracey es muy distinta: a ella sólo le gusta entrar ocasionalmente… Pero es una editora fantástica. Aporta su sensibilidad y sabe discriminar muy rápido lo que le gusta y lo que no. Esa capacidad de concreción es fundamental para mí; confío ciegamente en su juicio. Creo que hemos encontrado un equilibrio perfecto.

Xavier Valiño
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