CAMPUS GALICIA ENTREVISTA LA MALA RODRÍGUEZ

ENTREVISTAS 2001

Mala Rodríguez, rap con salero

Se llama María Rodríguez Garrido, reside en Madrid aunque es del barrio sevillano de La Macarena, y tiene 21 añitos y un disco, Lujo ibérico, producido por Jata Mayúscula y SuperNafamacho de CPV, que es la mayor sorpresa habida hasta el momento del hip hop estatal.

– ¿Por qué te llaman La Mala?

– Porque soy una hija de puta.

– Vaya. ¿Y cuándo empezaste a sospecharlo?

– Era broma, ¿eh? Es un adjetivo calificativo que me decían mis amigos.

– ¿Qué oías de niña?

– Rap americano, flamenco, jazz y The Police. También me gusta mucho la radio.

– ¿Entendías las letras del rap americano?

– Poco a poco. “Motherfucker” sí que lo entendía.

– ¿Cómo descubriste el rap?

– En Sevilla hay raperos, grupos, DJs… Hay horas de calle. El rap está en España. Más que nada en los bancos de la calle. Y en los estudios en los que se graba.

– ¿Rapeabas en los bancos públicos, con litronas?

– No bebo cerveza. Cervecita de vez en cuando, si me dan un buchito, pero no es por ahí. Va por otro lado. El rap es una crítica a la vida, a la sociedad, a lo que quieras. Es lo que quieres contar y que los demás sepan.

– ¿Y tú que criticas?

– La hipocresía, la falsedad, las ganas de joder.

– ¿No puede haber rap positivo, como el de De La Soul, por ejemplo?

– El mío es positivo y constructivo. Que cante las canciones esas quiere decir que veo esperanzas, a pesar de la mierda que hay.

– ¿Cuáles son tus grupos favoritos estatales?

– Los más potentes son 7 Notas 7 Colores. También SFDK y un montón de gente currándoselo, plantando cara a los diferentes estilos musicales. Aunque no cuaje en la sociedad española, pues ahí estamos. Y aunque nadie compre los discos, nosotros nos los escuchamos.

– ¿Qué te parece el nuevo disco de 7 Notas 7 Colores?

– Me parece muy adecudado para su estatura y para su peso.

– ¿Y en cuánto a tus influencias, cuáles citarías?

– Si hay que llamarlo influencia, el rap que escuchaba de chica: el gansta rap.

– ¿Empezaste a cantar rap o flamenco?

– Rap. No sé porque me mentas el flamenco. Si te suena a eso será porque soy andaluza y aquí somos muy moros.

– ¿Qué pensaban en tu casa cuando te ponías a rapear?

– “¿A dónde va esta niña? ¿Qué, te vas a un concierto a Andujar?” Hemos dado un montón de conciertos. Cutrecillos, pero ahí estábamos cantando. Aunque no es profesional, aquí hay una peña que está arrimando y hay que escucharla.

– ¿Cómo contactaste con la gente de Yo Gano?

– Accidentalmente. Compraron el contrato de grabación que tenía firmado con Zona Bruta.

– ¿Y por qué te ficharon los de Zona Bruta? ¿Les enviaste alguna maqueta, te conocían?

– Era el primer sello especializado en España y les envié una maqueta en el 96. No me llamaron, supongo que estaba demasiado verde. Con el tiempo me encontré con ellos y les entusiasmó la idea de trabajar juntos. Era el plan hasta que, por h o por b, acabé con Yo Gano. Vendieron mi contrato.

– ¿Yo Gano tiene más medios?

– No. Una cosa parecida. Mi disco se ha hecho por menos de un millón de pesetas.

– ¿Y cómo colabora Raimundo Amador?

– Conocía su música. Siempre le he escuchado, desde los tiempos de Pata Negra. Cuando se me ofreció la posibilidad de hacer un tema con él desde su discográfica, aunque fuera colaborar un poquito, dije que encantada de la vida, me mola su rollo.

– ¿La mujer está bien considerada en el rap, diciendo “bitch” en vez de “baby”?

– Por supuesto. En el rap se le da su lugar. De todas formas, yo opino que los hombres también son putas.

– ¿Te ves con hijos?

– ¿Me lo preguntas como mujer? Me gustaría tener hijos. Más que tenerlos, criarlos.

– ¿Qué piensas que harías fuera del mundo de la música?

– Estaría construyendo satélites.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA LA BUENA VIDA

ENTREVISTAS 2001

La Buena Vida: «La música es una fe»

El sexteto donostiarra edita hoy un quinto álbum exquisito en línea con su filosofía: «Cuando componer se convierte en industria, algo falla».

Tras vender una media de casi diez mil copias de cada uno de sus exquisitos discos de pop melancólico, el sexteto donostiarra edita hoy su quinto trabajo, Hallelujah, en la independiente madrileña Siesta, que afronta el lanzamiento más ambicioso de su trayectoria.

La Buena Vida, junto a los desaparecidos Le Mans, destacaron en el denominado Donosti sound de los 90. Compartían la dispersión geográfica de sus miembros, el desprecio de la industria musical vasca, el amor por el pop francés de los 60, similares argumentos sentimentales y adolescentes y una ejecución instrumental que, desde el minimalismo, evolucionó hasta el autoexigente barroquismo.

En este estadio se hallan en estos momentos La Buena Vida. Hallelujah es un álbum sobresaliente, un listado de grandes composiciones dotadas de lujo y sensibilidad orquestal que, sin embargo, no pierden la complicidad del pop. Un repertorio que mantiene su madurez sin sofocar su emotividad juvenil.

Melancólicos, líricos, cotidianos y cosmopolitas, tan arrobadores como Vainica Doble, Nick Cave, Tindersticks, Pauline En La Playa, The Smiths o Francoise Hardy, La Buena Vida tratan de llamar la atención del gran público con la voz susurrante de la dulce Irantzu Valencia.

Raúl, el batería, y Pedro, el bajista, contestan compenetrados a nuestro cuestionario, en estos momentos inciertos: ¿El gran público descubrirá sus canciones de mesa camilla perfectas para el otoño o los donostiarras continuarán elaborando orfebrería pop para varios miles de escogidos?

– ¿Pensabais llegar tan lejos?

No. Nuestra intención desde el comienzo era disfrutar, grabar discos y componer buenas canciones. Queríamos realizarnos musicalmente y hacer algo que nos enorgulleciera. Caminamos poco a poco y el primer objetivo fue grabar una maqueta. Luego, comprar los instrumentos, pues al principio nos los prestaron.

– ¿Conserváis aún las ganas?

Son diferentes. No eres el mismo con 20 que con 28 años, pero sí existe un espíritu común que te mueve a tocar, grabar, componer… Eso sigue como antes. Ahora nos gusta actuar en lugares más grandes, disponer de mayores medios de grabación…

– Siesta divulga que sois normales y vestís discretamente.

Jo, jo, jo… Si normal significa tomarse unas cañas y un pincho de tortilla, sí, lo somos. Somos burgueses, como el 80% de la población española. Vestimos bien, muy bien, pero ni hemos creado imagen, ni nos preocupamos por ella.

– Encaráis la etapa más ambiciosa de vuestra carrera. Edición a lo grande y gira de 25 fechas por toda España.

Sin duda. Ahora tenemos manager y una persona dedicada en exclusiva a la promoción.

– ¿Es la primera vez que contáis con mánager?

No, pero antes estábamos dispuestos sólo para conciertos esporádicos y actuábamos únicamente ciertos fines de semana. En el tercer disco, Soidemersol, estuvimos en Get In (importante promotora guipuzcoana que lleva a La Oreja de Van Gogh y M-Clan) y nos organizaron eventos sobredimensionados. Quisieron repetir lo de La Oreja, con recitales gigantes, y éramos un grupo medio, no de superestructuras de 200.000 discos. Llegamos a aparecer en las fiestas de Cullera. Era una situación surrealista. Incluso dimos conciertos sin cobrar un duro.

– Vuestro sello afronta una gira muy extensa y una promoción intensa. ¿Tiene tanto dinero?

Ha gastado en la grabación lo que no gastaría una multinacional. Siesta no saca la tijera y, si pedimos una orquesta, la consiguen. Dan importancia al disco y buscan calidad. Al encontrarse un producto tan bueno, han decidido apostar.

– Los capos de Siesta, Manuel y Mateo, ¿viven del sello o es un hobbie?

Uno es farmacéutico y otro ingeniero de minas. Se han visto superados por el trabajo de Siesta y han ampliado el negocio. Se han dado cuenta de que, después de nueve años, es hora de apostar.

– Vosotros también hicistéis una gran apuesta con el tercer CD, Soidemersol, editado en la multinacional PolyGram, y fracasó.

Invirtieron en la grabación, pero la promoción no corrió acorde con ese montaje. Incumplieron promesas y ni siquiera nos colocaron en El Corte Inglés. Prefirieron llevar a Ismael Serrano. Además, en esas fechas echaron a todo el organigrama que nos fichó y llegó otra persona que no confiaba en nosotros. Las multis son como dinosaurios y se mueven por inercia. Tienen su cuota de mercado, conocen el perfil de cada grupo y así baja la calidad musical en España.

– Sí, es una vergüenza que DRO tenga a Mojinos Eskozíos porque venden 150.000 copias.

Ya, han estudiado el mercado y supongo que a DRO, que forma parte de una multinacional, le viene la orden de arriba. Cuando la música se convierte en industria, algo falla. No pedimos romanticismo, pero sí no ser vulgar.

– ¿Cómo os librasteis del contrato con PolyGram?

Fue la crónica de una muerte anunciada. A nadie le interesaba otro álbum. ¿Para qué? Además, nuestras grabaciones no son baratas. Como grupo, damos cierta categoría a cualquier catálogo y tenemos un público fiel. De La Buena Vida se ha escrito mucho y bien, pero se nos ha oído poco y la gente no puede llegar a ninguna conclusión. De Soidimersol se habló y se habló, pero no sonó en ninguna radio. Ahí está el problema.

– ¿Cómo se graba con una orquesta de Praga?

Sobre las maquetas se meten líneas de orquesta en sintetizador. Las hizo Joserra Semperena, teclista de Duncan Dhu, un tío buenísimo. Cogió todas nuestras ideas y armonizó nuestras líneas de arreglos. Terminadas las canciones, fuimos a Praga con la partitura y topamos con unos fenómenos. Era un estudio gigante preparado para el cine, con el sistema THX de Lucas. Eso sí, son músicos del Este y tocan exactamente lo que viene en la partitura. No les pidas ‘dale un poco más swing a la tromba’.

– ¿El gran valor de La Buena Vida es la voz de Irantzu?

Sin duda. Nos diferencia de otros grupos y le da personalidad. Sin ella, no seríamos lo mismo.

– ¿Qué inspira vuestras letras? ¿El amor?

Casi todos son temas universales. Emociones. La mayoría de la gente escribe de lo mismo. Hemos evolucionado en general, y más en las letras, que cada vez nos importan y trabajamos con mayor afán. Es la primera vez que las reproducimos en el CD. Yo antes flipaba con las de Tom Waits, y ahora con las de Nick Cave.

– Gracias a ellas podéis llegar al gran público, pero sin explotar.

Se trata de explorar los sentidos. Debes pasar del ‘I love you, yeah’ a algo que emocione, pero no hay que confundir música y literatura. Si quieres escribir de verdad, haz versos, novela o lo que sea.

– La portada es del reputado Javier Aramburu. ¿Le pagáis?

Cobra un montón y es un profesional como la copa de un pino. Aramburu rechaza muchos encargos y crece como un fuera de serie. Primero escucha el disco, intenta captar los sentimientos y refleja lo que va dentro. Cuando te explica cómo ha visto el álbum, te asusta hasta qué punto sabe trasladarlo a un dibujo.

– La Buena Vida actúa poco. ¿Os asusta el directo?

No. Tenemos muchas ganas. Es algo pendiente con la gente y nos vamos a soltar con esta gira. Iremos con la orquesta pregrabada, porque ya hemos viajado antes con músicos mercenarios y alguno parecía funcionario. Tuvimos gente que miraba su agenda y el móvil mientras tocaba el violín.

– ¿Seguiréis tomando la música como un divertimento?

Hemos dado nuestra vida por esto. La música es una fe y aspiramos a lo máximo.

– Quería decir que si seguiréis al margen del negocio para evitar contaminar vuestra música.

Eso está claro. Además, se pueden vender muchos discos con este espíritu. Hemos tenido la suerte de grabar cinco álbumes cómo y cuándo queríamos. Somos muy celosos en eso y no dejamos que nadie interfiera en la música. Un día hablamos con Warner, les dijimos que haríamos un trabajo con orquesta, y saltaron: ‘¿Con orquesta de dos kilos? ¡Meted un teclado!’. Si te dicen eso al empezar, ¿qué pedirán en lo demás?

Xavier Valiño / DV

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA JAMIROQUAI

ENTREVISTAS 2001

Jamiroquai, la discoteca espacial

Hasta ahora su obra se mide por el éxito. La odisea de diez años de Jamiroquai por la galaxia del funk ha generado cifras espectaculares. Los cuatro discos editados desde que surgió Jay Kay en 1992 del submundo del acid jazz de Londres han vendido unos 16 millones de álbumes. Si el popular Jay Kay hubiera sido menos consciente, ahora estaría en la luna con esas cifras arrolladoras. Los comentarios sobre su obra lo tienen bien puesto con los pies en la tierra.

"El éxito es cuando veo a toda esa gente delante de mí pasándoselo bien y saber que tienes un buen disco entre las manos que a ti te gusta tanto como a ellos", comenta Jay. "Lo más importante de vender tanto es que ha sido en todo el mundo, no sólo en Inglaterra, hay todo un universo de gente ahí fuera. Yo quiero ser universal".

Ahora que edita su quinto disco A Funk Oddyssey, Jay comenta que tiene buenas razones para sentirse orgulloso del alcance democrático de su música. "No había ningún plan maestro cuando me metí en un estudio para grabar mi primer single en 1992, “When You Gonna Learn?”. Allí ya quedaba claro que le gustaba el funk, el soul, el rhythm & blues, el jazz y la música disco. "Fui muy criticado por tener un estilo propio, aunque a medida que las tendencias se han desintegrado y los prejuicios se han disipado, la música contemporánea ha sincronizado con mi onda".

"Si Bootsy Collins y Gil Scott Heron te hacen una señal con el pulgar hacia arriba y figuras del hip hop contemporáneo como Guru, Busta Rhymes o Missy Elliot quieren trabajar conmigo, es que no lo debo estar haciendo muy mal".

Jamiroquai -que escogió su nombre de la tribu de los irocos, para reflejar su propia empatía hacia su condición de desterrados y a su mentalidad por la tierra- debutó en 1992 con Emergency On Planet Earth.

En estos momentos, a sus 31 años, aún mucho más joven que muchos artistas punteros de la música, él ya se ha retirado al campo, tiene a los periódicos pendientes de su vida sentimental, adora los coches de carreras, no tiene pelos en la lengua y todo ello le conforma en un principiante de superestrella pop.

"Lo que la gente tiene que recordar es que soy una persona, un ser humano y que nadie es perfecto", dice Jay. "Yo sigo creciendo y en cierta manera sigo siendo un niño en mi corazón. Alguna gente evoluciona muy deprisa y otros muy despacio. Pero todo lo que escribo en una canción sigue siendo lo que quiero decir y sigo aferrándome a mis teorías sobre la vida. Además lo que hago no hace daño a nadie, absolutamente a nadie. Sólo espero que mis temas hagan ponerse en pie a la gente y que digan `me encanta esta canción´, `quiero bailarla´, o `me encanta lo que decía en ésa´, o `eso es justo lo que me pasó ayer´”.

A Funk Odyssey vuelve a atacar directamente a las piernas, empujando al baile. Esta vez cuenta con un empuje extra –es la primera vez que la banda ha utilizado la nueva sala de programación recién construida en el estudio de Jay en Buckinghamshire, donde han fusionado el funk orgánico y el robótico. "Además el nuevo guitarrista Rob Harris ha supuesto," dice Jay, "una diferencia importante y no sólo porque haya coescrito muchos de los temas. Ha sido muy divertido y estoy encantado con los resultados. Hemos evolucionado".

En el nuevo disco el estilo peculiar de Jamiroquai se mantiene en el funk del primer sencillo “Little L”. “Feels So Good” hace referencia a los buenos tiempos clásicos de la música disco y las pistas de baile se estremecerán toda la noche con “You Give Me Something”. “Corner Of The Earth” presenta arreglos latinos, algo bastante en boga.

"Creo que "Corner Of The Earth" es esencial", comenta Jay. "Resume dónde me encuentro realmente. Resume dónde estoy y creo que eso vale para cualquiera que esté en un lugar o en un momento en el que es feliz. En cierto sentido es una canción espiritual. Me siento muy orgulloso de ella, creo que a nivel lírico fluye y se entrelaza estupendamente. Creo que "You Give Me Something" y "Little L" también son muy buenos para un grupo como nosotros porque son sencillos y van al grano, son como una especie de himnos. "Picture Of My Life" es como su nombre indica, como yo me sentí en aquel momento. Para ser sincero tengo que decir que lloré cuando escribí la letra para que os hagáis una idea. Porque realmente me salió del corazón. Y eso es lo que siento cada vez que lo escucho."

En el nuevo siglo es difícil considerar los logros de Jamiroquai como parte de un género o como algo periférico a la escena principal. Hay que tener en cuenta que cuando Jay empezó era un chico blanco delgaducho que hacía música negra, con un estilo disco-funk y con mensajes hacia la ecología y la deuda en el tercer mundo. Diez años más tarde, la estrella más grande del rap es un chico blanco delgaducho, el disco y el funk están completamente rehabilitados y la nueva coalición contracultural está ahí fuera en las calles emitiendo mensajes ecológicos y contra la deuda del tercer mundo.

En ese caso, A Funk Odyssey es un buen momento para liberar los buenos sentimientos. "Me gustaría que fuera un buen año musicalmente hablando", dice Jay. "No se me ocurre pensar en nada más que pueda querer ahora porque eso se apodera de tu vida. Pero me encanta la sensación de montaña rusa que esto implica y me siento bien con este disco"

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA

ENTREVISTAS 2001

Fun Lovin’ Criminals, soul asesino

Como todos las buenas historias, la de Fun Lovin’ Criminals comienza en torno a una cerveza bien fresquita. De hecho, empieza con un par de tipos que trabajaban en un club de Nueva York llamado Limelight. La pareja trabajaba en las noches dance, rock y reggae, aunque siempre lograban encontrar un hueco para darle un poco a la tequila en las noches de hip-hop. Corrían los primeros años de los 90 y el rap estaba atravesando una de sus fases más ingeniosas, con De La Soul y A Tribe Called Quest en lo más alto. Pero Huey y Fast iban a llevar las cosas aun más lejos.

Inspirados por lo que habían escuchado en los clubes de Nueva York y en sus propias raíces musicales -a Huey le van el rock y el soul y a Fast los teclados y los muestreos- empezaron a producir sus propias cintas en el otoño de 1993. Juguetearon un poco con guitarras y muestreos. Nada de sonidos tabú, introduciendo toda una buena mezcla de rock, soul y rap hasta forjar un estilo único.

Ocho años después y con cuatro discos a sus espaldas, sus actuaciones en directo se han convertido en enormes juergas en las que la mayoría del público se despierta a las tantas al día siguiente con enormes resacas. Su nuevo disco, Loco, es el más ambicioso de todos y combina ritmos funky, sonidos punk, baladas tipo country y exóticos sabores latinos, con divertidas fábulas de la vida nocturna y los bajos fondos narradas con un sinfín de ritmos.

Pero para entender de dónde han salido Fun Lovin’ Criminals hemos de volver al Nueva York de principios de los 90. Después de tomar su nombre de la coletilla usada por un grupo de grafiteros locales, comenzaron a tocar en el Limelight cuando los artistas en cartel cancelaban sus conciertos a última hora. Liderados por el carismático guitarrista y vocalista Huey, criado en el Lower East Side de Manhattan, comenzaron a captar la atención de un público entendido después de tan sólo seis conciertos.

El primer disco del grupo, Come Find Yourself, editado en 1996, fue una mezcla inspirada de guitarras entrecortadas y ritmos muestreados de artistas como Lynyrd Skynyrd, Deodato y Tones On Tail. Entre sus platos fuertes destacaba “Scooby Snacks”, relato cómico de un atraco a un banco incitado por la droga. “Huey compuso un estribillo impresionante para esa canción", comenta Fast. “Uno de esos que a la gente le encanta cantar, sobre todo cuando están borrachos."

Si el primer disco estaba un poquito crudo, el segundo, 100% Colombian, publicado en 1998, se cocinó más a conciencia. Pesimista y con toques de jazz, se recuerda por los ritmos melodiosos de “Up On The Hill” y “Love Unlimited”, un cariñoso tributo a Barry White y las propiedades afrodisíacas de la música.

“El primer tipo de música que me llamó la atención fue el soul", explica Huey. “The Delfonics, The Stylistics, Earth, Wind & Fire y Barry White. Hay gente que llama a cierto tipo de alimentos Comida Cómoda. Bueno, pues ese tipo de música es Música Cómoda. Hubo una época en la que el soul equivalía a grandes cantantes como Otis Redding. Ése era el tipo de cosas que escuchaba mientras crecía en Nueva York.”

Con el disco de 1999 Mimosa, el grupo presentó todo un pastel fácil de escuchar, alternando versiones de sus primeros temas con versiones de éxitos de The Climax Blues Band, l0CC y Ozzy Osbourne. Entre los bossa-novas, destacó una notable contribución vocal de Ian McCulloch de Echo & The Bunnymen en “Summer Wind”.

“Hay una parte de este grupo que necesita tocar en el bar de un hotel cualquiera. Nos encanta tocar en directo y el aspecto lounge es una parte importante de lo que hacemos. Puedes relajarte, tomarte un margarita y poner Mimosa entes de ir a uno de nuestros conciertos y disfrutar de una noche única.”

Con Mockie perfectamente integrado en la formación del grupo, la química de la banda era perfecta. “El nuevo disco lo compusimos y grabamos en Nueva York, como el resto. Se puede escuchar en la música", asegura Fast.

Mientras que sus orígenes neoyorquinos siguen constituyendo su influencia más vistosa, esta vez también es posible encontrar una visión más universal. Huey comenta: “Tiene mucho de Nueva York, pero durante los últimos cinco años hemos viajado mucho, por lo que también tiene un toque internacional. Cuando conoces gente de Polonia o Japón, te das cuenta que todos tienen los mismos impulsos en todo el mundo. Hemos progresado mucho musicalmente. Al principio usábamos muchos sonidos de otros como muestreo y ahora tocamos más y tomamos sonidos de nosotros mismos. Este disco lo hemos grabado con Mockie a la batería, o sea, que hemos vuelto a la frescura del primer trabajo. Tiene esa energía.”

Pero, como siempre, las grabaciones de Fun Lovin’ Criminals son sólo la mitad de la historia, y el variado esplendor musical de Loco hará que las actuaciones en directo del grupo sean aún más emocionantes. Justo lo que necesitan para conocer más mundo, entretener a sus tropas, resolver crímenes, crear su propio país y pasárselo en grande.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA EMBRACE

ENTREVISTAS 2001

Embrace, más simples todavía

En la canción que da título a su último álbum, If You’ve Never Been In Love With Anything, hablan de lo que supone el hecho de no haberse enamorado nunca de nada ni de nadie. Si eres una de esas personas, seguramente el nuevo disco de Embrace no está hecho para ti. En cambio, si eres de los que piensan que la música está llena, ante todo, de pasión, y no de artificios vacíos y artificiales, si piensas que las emociones son más importantes que las manipulaciones tecnológicas, y si además crees que los sentimientos son algo mucho más atractivo que la perfección más absoluta, entonces te damos la bienvenida al mundo de Embrace.

El tercer álbum del grupo ha sido producido por Ken Nelson, responsable del éxito de varios álbumes de grupos como Gomez, Badly Boy y el recordado Parachutes, de Coldplay, todos ellos ganadores del prestigioso premio Mercury, If You’ve Never Been no supone exactamente un cambio radical o un nuevo estilo musical para el grupo. Sencillamente, destaca como la expresión más coherente, con más confianza y con más clase de lo que representa Embrace musicalmente hablando.

"Después de la grabación de nuestro último álbum, funcionábamos a toda velocidad: las canciones surgían muy deprisa, casi sin darnos cuenta”, afirma el cantante del grupo, Danny McNamara. “Por eso el disco ha surgido rápidamente, por la sencilla razón de que lo que hacemos surge de forma natural, en vez de limitarnos a seguir un único camino establecido. Eso no quiere decir que estemos saltando constantemente de un género a otro. Seguimos adelante, evolucionando, aunque por encima de todo nuestros temas muestran una continuidad muy marcada en lo que se refiere a nuestro estilo”.

El guitarrista Richard McNamara está de acuerdo con Danny: “Te puedes pasar toda la vida en el estudio intentando mejorar tu disco una y otra vez, pero si compones una canción, la grabas y ves que suena bien, ¿qué más necesitas? No vemos la necesidad de seguir dándole vueltas Teníamos tantas canciones preparadas que lo único que queríamos era grabarlas y publicarlas, porque sabíamos que eran suficientemente buenas”.

El resultado es un álbum que nació en tan sólo tres meses, a diferencia de los dos anteriores trabajos del grupo, en cada uno de los cuales invirtieron más de un año. “Puede que antes tardásemos demasiado tiempo en grabar nuestros discos”, confiesa Danny. “Esta vez decidimos concentrarnos más en los sentimientos sin preocuparnos tanto por conseguir la perfección absoluta. Debido a eso, es posible que el resultado no suene tan cuidado y tan minuciosamente perfecto, pero sin duda se trata de un álbum muy interesante, con un gran atractivo. Por primera vez, estoy convencido de que las canciones suenan en el disco tan bien como sonaban en mi mente cuando las compuse”.

A diferencia del álbum anterior, Drawn From Memory, que se grabó en medio de una espectacular mansión de estilo victoriano, esta vez If You’ve Never Been se ha grabado en un pequeño y acogedor estudio situado en la ciudad inglesa de Leeds. “Me recuerda a una celda oscura y sin demasiado aire, un sitio tan poco atractivo que incluso muchos de los grupos que se ganan la vida tocando únicamente en pubs y bares se lo pensarían dos veces antes de grabar allí”, afirma Danny. “Sin embargo, allí nos hemos sentido muy cómodos. No hemos sufrido ningún tipo de distracciones, y cuando sientes que has grabado una buena toma, sabes que el resultado merece de sobra la pena por si mismo, y no porque estés utilizando la tecnología más alucinante del momento, porque algún aparato está haciendo que tus canciones suenen mejor de lo que son en realidad. Al ser un sitio pequeño, tampoco vas a basar lo bien que suena algo al hecho de encontrarte en medio de una enorme mansión".

Esta vez, el ambiente en el que se encontraba el grupo les ha animado a confiar plenamente en sus instintos, una ventaja de la que sobre todo Danny ha sabido sacar un buen partido en lo que a su voz se refiere. “Cuando consigues mejorar tu nivel técnico, corres el riesgo de perder parte de tu calidad vocal”, afirma. “Si intento conseguir el tono ideal cuando canto, el resultado puede parecer exagerado y poco natural, así pues me he dejado llevar por mis emociones más profundas y sinceras. Esta vez mi mayor intención era mantenerme fiel a mí mismo y a mis propias convicciones. Sólo he hecho lo que me parecía que estaba bien. Si no siento algo especial al cantar una letra determinada, entonces no puedo interpretarla”.

En teoría, seis de los temas del nuevo álbum han sido compuestos por Danny, y los otros cuatro por Richard. Sin embargo, en realidad el proceso ha resultado bastante más complicado, según nos cuenta el propio Richard: “La verdad es que no importa demasiado cuál de nosotros compone en realidad las canciones, porque todos vamos añadiendo algo a cada tema poco a poco, y esos pequeños elementos son los que consiguen mejorar las canciones. Danny es muy generoso al atribuirme a mí una o varias canciones determinadas, pero nunca me atrevería a decir que son mías. No creo que fuera justo. Yo más bien las veo como una especie de ‘composiciones colectivas’”.

En todo caso, parece claro que los dos hermanos poseen estilos creativos muy distintos. Las canciones más “panorámicas” y universales de Danny se caracterizan normalmente por incluir versos impresionantes y estribillos con una fuerza impresionante, elementos que se hacen especialmente presentes en canciones tan increíbles como “Over”, en “Make It Last” o en “Wonder”, el primer single del nuevo álbum. En cambio, los temas compuestos por Richard suelen incluir ritmos mucho más angulares y un tono de corte más rock, algo que podemos disfrutar en una canción tan potente como “It’s Gonna Take Time” o en el ritmo contagioso de “If You’ve Never Been In Love With Anything”, que incluye varias armonías que nos parecen tomadas de una mezcla entre los Beach Boys y los Turtles.

"Esa canción es un caso muy especial”, afirma Richard. “Compuse la melodía utilizando un teclado Wurlitzer, pero las armonías se las dejé a Danny, que más tarde insistió en que le añadiera un poco más de guitarra”. Danny nos confirma los detalles del proceso creativo: “Por ejemplo, podemos fijarnos en el caso de “I Hope You’re Happy Now”, que surgió del modo contrario. Me gustaba la canción, pero no acababa de convencerme tal como estaba. Entonces vino Richard y la convirtió en un tema más sencillo, fue como si dejara que la canción respirase mejor por si misma, y de ese modo resultó mucho más interesante y completa”.

Los hermanos McNamara crearon el grupo Embrace en 1990, en la ciudad inglesa de Brighouse, en el condado de Yorkshire. Empezaron ensayando en el cobertizo situado bajo el jardín de la casa de sus padres, un lugar que ellos mismos insonorizaron utilizando cartones de los que se utilizan para proteger los huevos. El batería Mike Heaton se incorporó al grupo en 1991, y desde entonces ha formado parte de Embrace. Por su parte, el bajista Steve Frith llegó en 1995, después de contestar a un anuncio publicado en un diario local. En aquel momento, Steve buscaba un armario de segunda mano, cuando encontró el anuncio por casualidad. Un año más tarde, en 1996, Mickey Dale, el teclista del grupo, completó la formación, poco después del lanzamiento del primer álbum del grupo.

La primera etapa de la historia del grupo estuvo llena de trabajo duro y poco reconocido. “Nos pasamos varios años tocando en un montón de sitios cutres antes de conseguir nuestro primer contrato discográfico. Ni siquiera podíamos conseguir actuar en los pubs de la ciudad, porque no encajábamos con la imagen que la gente tenía de los grupos que en aquel momento representaban el llamado “britpop”.

Sin embargo, ellos estaban convencidos de que la música iba a convertirse en su auténtica profesión. “Cuando sabes que nadie escucha lo que haces, no te pasas ocho años en un grupo por el simple hecho de querer convertirte en una estrella. Lo haces porque te apasiona la música”, afirma Richard.

Tras el lanzamiento de “All You Good People”, su primer single, en edición limitada, publicado en el sello independiente Fierce Panda a finales de 1996, se incorporaron a Hut Recordings y comenzaron a publicar una serie de Eps que consiguieron alcanzar puestos cada vez más altos en las listas de ventas. Aquella progresión de éxitos culminó con “Come Back To What You Know”. Dos semanas más tarde se editaba el primer álbum del grupo, The Good Will Out,.

Teniendo en cuenta que procedían del norte del país y que además el grupo estaba formado por dos hermanos, los medios empezaron a describir a Embrace como “los nuevos Oasis”. Por si fuera poco, Danny solía incluir comentarios bastante “sustanciosos” en sus declaraciones en la prensa, así que poco a poco su reputación como una banda bastante polémica fue creciendo poco a poco. “Ahora, cuando leo algunas de las cosas que dije entonces, me parecen muy arrogantes cuando las veo impresas”, confiesa Danny, “pero entonces éramos muy entusiastas, y confiábamos plenamente en nosotros mismos. De hecho, no hay más remedio que ser así”.

En cuanto a aquel álbum, reconoce que quizá algunos de los que le tacharon de ser excesivamente ambicioso estaban en lo cierto: “De todos modos, no hay nada de malo en ello. De hecho, seguramente si tu primer álbum no es ambicioso eso significa que algo no funciona demasiado bien”.

El segundo álbum del grupo, Drawn From Memory, se publicó en 1999, con producción de Tristan Nowell, que ya había trabajado en el álbum OK de Talvin Singh, por el que obtuvo el prestigioso premio Mercury. Gran parte del disco se grabó en Batsford Manor, Gloucestershire (Inglaterra), donde el grupo vivió durante varios meses, celebrando unas espectaculares fiestas durante los fines de semana y grabando de lunes a viernes bajo la luz de las velas. “Pienso que en el primer álbum teníamos las ideas muy claras”, afirma Danny. “El segundo se centraba en la conexión que tenía en aquel momento el grupo, y que aún tiene, a la hora de tocar juntos, y resultaba un disco mucho más experimental. Ahora, el tercer álbum supone una mezcla entre la profundidad emocional del primero y la visión orgánica del segundo”.

Richard está de acuerdo con Danny: “Además, pienso que ahora nos tomamos las cosas desde un punto de vista más relajado. Al principio estábamos un poco paranoicos. Después nos relajamos y dejamos que Ken Nelson hiciera su trabajo. Eso nos permitió ser bastante más objetivos respecto a nuestras canciones. Teníamos tantas ideas que el álbum surgió muy deprisa, casi sin darnos cuenta”.

Con una profunda humanidad e inteligencia, y con una pasión y un romanticismo irresistibles, If You’ve Never Been nos muestra a Embrace haciendo lo que mejor saben hacer.

Xavier Valiño

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