OASIS

Oasis, vivir eternamente

 

         Con motivo de la edición de Be Here Now conversamos con los dos hermanos Gallagher para que nos lo presenten, eso sí, por seperado. O sea, juntos en el grupo, pero mejor no revueltos.

 

LIAM:

Hace dos años decías que te gustaba ser una estrella del pop. ¿Cómo lo ves ahora con la persecución de los periódicos sensacionalistas?

– No. No soy una estrella del pop. Soy una estrella del rock. Y estoy loco por ello. Incluso con la persecución de los medios. Todo eso es como un grano en el culo. Supongo que tienen que hacerlo. Prefiero que escriban de mí que sobre cualquier otro soplagaitas. Yo soy interesante. De todas formas me gusta. Necesito que me sacudan de vez en cuando. De otra forma estaría en casa sentado engordando, contando el dinero. Es bueno que haya gente viviendo a la puerta de tu casa y husmeando en tu cubo de la basura. Te da energía.

 

¿Incluso cuándo duermes?

– Odio dormir. Es aburrido. Ojalá no tuviera que dormir. Es una pérdida de tiempo. Prefiero estar de pie, viviendo. Me gusta salir, sólo que no puedo hacerlo por el momento: a veces sufro agorafobia cuando estoy fuera.

 

¿Te gustan las nuevas canciones de Noel?

– Son lo máximo. El disco es genial. Una vez que nos juntamos como banda entonces todo es normal. El resto son mamonadas. Un montón de bultos que no saben echar un polvo persiguiéndote con sus cámaras. Deberían estar en casa con sus mujeres, sacando al perro a pasear.

 

¿Cómo van las cosas con Noel?

– Cojonudo. Todavía tenemos nuestras broncas… De hecho, quisiera partirle la cara ahora mismo. No, de verdad, todo va bien. Nunca nos separaremos, somos hermanos. Y si Oasis se acaba, será en lo más alto. ¿Quién sabe? Tal vez estemos juntos dentro de 50 años tocando música, lo que estaría bien.

 

Si pudieras formular tres deseos, ¿cuáles serían?

– Vivir eternamente. No, no quiero vivir eternamente. Sé que voy a vivir eternamente. Amor y paz. Soy un hippy. Y quisiera tener un poco de dinero en el bolsillo y salir por ahí, ¿entiendes? Soy feliz ahora, tengo todo lo que quiero, he hecho todo lo que he querido. Con 24 años, desde Burnage, Manchester, es mucho más de lo que nunca hubiera imaginado. Pero los extraterrestres podrían llegar en 1999. Nunca se sabe.

 

¿Crees en los extraterrestres?

– Por supuesto. No me asustan. Soy tan inteligente como ellos. Probablemente sean torpes, con grandes cabezas y ojos desorbitados, ¿no? No tienen puta idea. Si la tuvieran vendrían a liberarnos porque nosotros también somos torpes. Si vinieran les arreglaría sus jodidas cabezas, los desmadraría. Querrían volver a su planeta. Eso es por lo que no han venido aún. Están pensando: ‘Joder, no podemos aterrizar mientras él esté por ahí’.

 

NOEL:

¿Cómo sienta estar de vuelta con un nuevo disco por fin?

– Jodidamente bien, teniendo en cuenta que ni iba a grabarse. Había mucha especulación porque cuando no giras y no haces mucho, todo lo que se escribe sobre ti son tonterías. Seguro que hay un chaval en algún lado que se ha metido en la música hace seis meses y no sabe que somos una banda, que cree que estamos en los periódicos por alguna razón. Así que teníamos que hacer un disco. Estábamos cansados de escuchar «Wonderwall» en la radio cada dos minutos. Es bueno estar de vuelta en el frente.

 

¿Cuál era la atmósfera cuándo grabasteis el disco?

– Para ser honesto, no empezó muy bien. Tenía la idea de hacerlo al lado de casa, en Abbey Road, y que todo el mundo viniera, hiciera su parte y se esfumara, pero no funcionó. Había demasiada gente de los periódicos sensacionalistas por los pasillos. Así que hicimos tres canciones en Abbey Road y después nos fuimos a Ridge Farm, y eso fue lo mejor. Era como ser el grupo de nuevo: sentados toda la noche diciendo tonterías y haciendo música.

 

¿Cómo ves el nuevo disco?

– Mucho más fuerte que …Morning Glory, mucho más denso. No tiene un jodido «Digsy’s Dinner» o «She’s Electric» o «Roll With It». Aunque sigo respaldando «Roll With It» porque era lo que era: un rock’n’roll sin sentido. Todavía la tocamos y Blur no tocan «Country House», piensa en ello. Es un cruce de nuestros dos primeros álbumes: el primero era un disco de fiesta y el segundo uno para quedarse en casa. Este está entre los dos, pero más fuerte.

 

¿Hay un sampler de NWA en el single «D’You Know What I Mean»?

– Sí, en toda la canción, con la batería de Alan por encima, así que no puedes decir realmente donde. Compré el disco de NWA Straight Outta Compton cuando salió, hace unos siete años. Recuerdo que el ingeniero de sonido Mark Coyle y yo solíamos hacer música de baile hace años. Poníamos esa batería en una canción durante media hora porque pensábamos que era asombrosa. El sonido y la paz le va perfectamente al single. Al grabar la dejamos para el final porque sabíamos que sería el single. Su sonido es más avanzado que el resto del disco. La composición para el próximo disco va a cambiar, espero, y eso es una pista de lo que vendrá. Nos meteremos en el rap galés, meteremos al MC Dafydd en la banda y haremos temblar los valles.»

 

¿Cuándo Liam canta en el single «Me encontré con mi creador y le hice llorar», estás hablando de Dios?

– Dios, sí. El Día del Juicio, si es que hay, tengo que decirle unas cuantas cosas a ese tipo. Normalmente estoy jodido o colocado cuando escribo, así que puede ser sobre cualquier cosa. ¿Quién sabe? Pero creo que ésa y «Fading In-Out» en el disco son las dos mejores letras que he escrito. Después de decir eso, una letra no tiene que ser gran cosa para ser mejor que las mías. Se trata de imágenes culturales, más que cualquier otra cosa. La banda y yo sabemos de que se trata, aunque no sea fácil de definir. No habla de religión, ni de echar un polvo, ni de tomar drogas, habla de todo a la vez.

 

¿Crees que Oasis son más importantes que Dios para la juventud de hoy?

¡Ésa es una pregunta intencionada! Tendré que decir, sin la más mínima duda, que es verdad. Para mí el fútbol es más importante que la religión. Algunas de las estrellas del pop que me gustan son más importantes para mí que Dios, así que, sí, espero que signifiquemos más para la gente que dejar dinero en la iglesia y rezar diez Ave Marías un domingo. ¿Ha tocado Dios en Knebworth recientemente?

Cuando la polémica de tus declaraciones sobre las drogas, toda la gente de tu entorno te apoyó.

– Lo mejor de aquello fue que tuve una portada en el Daily Mirror que decía ‘el 98% de la gente respalda a Noel en lo de las drogas’. Lo que es un gran titular para los jóvenes, ¿no? Lo que yo le dije al tío -y ellos utilizaron sólo un trozo-: «Mira, tú sabes que yo me drogo, yo sé que tú te drogas, todo el mundo en esta jodida habitación se droga, probablemente haya alguien drogándose aquí ahora mismo. ¿Qué tiene de especial? Para la mayor parte de la gente es como una taza de té». Supongo que fui un poco lejos diciendo que todos los miembros del Parlamento eran jodidos heroinómanos, pero el resto era constatar un hecho. Odio la forma en la que la gente de este país  lo oculta todo debajo de la alfombra.

 

En todo el disco Liam está en su mejor momento cantando.

– Sí, es de primera. Me largué de vacaciones tres semanas en enero y lo dejé en el estudio para que hiciera las partes vocales. Volví y no habían hecho nada. Estuvieron allí colocándose, pero no hicieron nada en tres semanas. Al volver les pregunté que tenían para enseñarme y me contestaron: «Estábamos esperando que volvieras y eso». Pero a pesar de ser unos cabrones vagos, las voces en el álbum son jodidamente brillantes. En «Fading In-Out» la voz es tan buena que da miedo. Y se hizo en una sola toma, lo que no es lo normal en él.»

 

Owen Morris, el productor, dice que la intromisión de la prensa le ha dado a la voz de Liam un sentido más profundo. ¿Lo crees?

– Sí, lo bueno de él es que no se da cuenta de cómo le hacemos cantar una canción airada tan bien como lo hace. Cuanto más lo fastidias, cuanto más lo insultas, cuanta más prensa escribe sobre él, mejor canta, llega allí y lo deja caer directamente. Y tiene la vida más difícil, siendo el cantante y estando con Patsy. Para ser honesto, creía que iba a acabar con él. Le decía a mi madre hace unos meses: «No parece bien, tiene sólo 24 años y no es muy saludable, pero está recluido ahí. Se queja de ello, pero es que le gusta.» Siempre pregunta: «¿Por qué me eligen a mí?», y yo le contesto: «Porque vas pegando a los fotógrafos en la cara y ellos van a esperar hasta que te vean hurgando en la nariz y entonces te van a pillar».

 

¿Y tú como lo llevas?

– No puedo enfadarme, porque cuando estaba en el paro no había nada que me gustara más que ver a una estrella pasarlo jodidamente mal. Nos pagan lo suficiente para hacer lo que hacemos y, si ése es el precio, una pequeña historia despreciativa aquí y allá, pues bueno. Normalmente escriben historias que tienen algo de verdad, porque si empiezan a contar mentiras los demandamos. Aunque el juez dirá. «¿es usted el mismo que acusó a los parlamentarios de ser heroinómanos, que dijo tacos en televisión en horario infantil y que admitió tomar drogas? Déjelo.«

 

¿En algún momento sientes inseguridad física?

– No, aunque alguien intentó entrar en mi casa la otra noche, forzando la puerta de atrás. Pero si te preocupas de cosas así, entonces acabas viviendo en una gran fortaleza en el campo. De hecho ya tengo una, pero en algo tengo que gastar todo el dinero. Pero no me preocupa mi seguridad. Voy a más conciertos que todo el personal de Creation. Eso no me impide salir. De otra forma te conviertes en un ermitaño sentado en casa todo el día preguntándote quién está a la puerta. No puedes vivir así. Si Mark Chapman viene por la calle, pues viene por la calle. No puedes hacer nada.

 

¿Tienes guardaespaldas contigo todo el tiempo?

– Lo están cuando hacemos cosas como Oasis. Tienen que venir para asegurarse de que no falta nadie. Como la última vez que estuvimos en París; eso sí que fue una buena noche. Tirándonos cubos de champán en un club. Recuerdo despertarme por la mañana en un suelo frío, abrir un ojo y no saber donde estaba o en qué hotel me hospedaba. No tenía dinero, pasaporte, nada. Pensé: «Joder, estoy perdido.» Es lo máximo. Supongo que podría desaparecer como si nada, conseguir algunas cebollas y empezar a venderlas. El mayor de los misterios. Eso debe ser lo que ha hecho Richey -de los Manic Street Preachers-. Perdió su pasaporte y su agenda de teléfonos en casa de alguna chica en, pongamos, Escocia. Los matones están ahí para asegurarse de que no llegamos nunca más tarde de una hora y media y para que no nos peguemos entre nosotros. Aunque cuando salgo no los llamo y les digo: «¿Queréis venir a ver una banda con nosotros?»

 

¿Ayuda el trabajar con músicos de la escena dance?

¿Recuerdas cuando decía hace un tiempo que Oasis iba a grabar sólo tres discos? Bien, me gustaría poner estos tres en una caja. Éste es el fin de la primera etapa. Después de esto tiene que haber una absoluta revisión del sonido. Personalmente voy a enfrentarme al próximo álbum con una composición mental completamente distinta. Goldie es un genio, The Chemical Brothers, Liam de The Prodigy, los Beastie Boys. Beck no, porque él es country and western con ritmos eléctricos, pero no tienes que ser Bob Dylan para ser un genio. Trabajar con los Chemical Brothers y tratar con gente del mundo del dance me ha abierto los ojos a cosas diferentes. Nos limitamos por causa del… rock’n’roll ¿Si no lo puedes reproducir en directo no vale la pena hacerlo? A la mierda con eso. Si no lo puedes reproducir en directo entonces encuentra la forma de hacerlo. Fuérzate. Así vamos a ser nosotros, con un poco de suerte.

 

¿Todavía piensas tomarte un año sabático después de este tercer disco?

– Sí, nos va a llevar dos años girar con este disco. Después me voy a sentar en mi estudio un año para hacer las maquetas del siguiente. Va a llevar más porque todavía tengo que probar algo a todo el mundo, ya que no creo que reciba el respeto que merezco. La gente cree que me siento a escuchar caras B de Mott The Hoople para escribir las canciones. No es así. Quisiera hacer algo que deje a todos  boquiabiertos, a lo que creo que me acerco con «D’You Know What I Mean?». Quiero ir más lejos. Llevará un año escribirlo y otro grabarlo, si todo va según el plan. De todas formas, somos maestros en romper los planes mejor diseñados.


 

¿Y la evolución?

 

A estas alturas de la película que protagonizan los hermanos Gallagher, lo mejor es llegar virgen a sus discos, si es que eso es posible. Así que, después de pasar el último mes por esos mundos de Dios, alejado de cualquier cosa que recuerde a los de Manchester, un artefacto llamado Be Here Now reclama urgente atención.

 

La primera imagen que viene a la mente después de su escucha son los medios de comunicación, responsables últimos de buena parte de este tercer capítulo de la historia Oasis. Ya desde títulos como «My Big Mouth» -«Mi bocaza»-, Noel replica desde las letras a lo que significa estar expuesto al ojo público 24 horas al día. Y lo acompaña con una buena carga de guitarras estruendosas, secundado por el gregario de lujo Bonehead.

 

Que no haya respiro acústico, como en su día fueron «She’s Electric» o «Married With Children», no quiere decir que Noel se haya olvidado de sus habilidades tipo «Wonderwall» -aquí «Don’t Go Away»-, de sus singles-himnos -aquí «Stand By Me»-, de las canciones que valen un disco -aquí «D’You Know What I Mean» o «Fade In-Out”-, del glam al estilo «Cigarretes & Alcohol» -aquí «Be Here Now»- o de su ya algo cargante fijación por los Beatles -numerosas citas literales en las letras y un «All Around The World» al puro estilo «Hey Jude»-.

 

Aunque la mejor prueba de este acoso está en la voz del más perseguido, Liam: más fuerte, más directo, más convencido, mucho más arrogante, como si su única arma disponible contra los tabloides fuera su garganta.

 

Pero el tiempo pasa y el crédito se agota. Tres discos similares son suficientes y Noel lo sabe, proclamando que busca el reconocimiento como compositor. En la posible evolución, aquí sólo anunciada en un sampler casi irreconocible, se lo juega todo. Y no vale con jugar a las máquinas con Goldie, Beck, The Chemical Brothers o The Prodigy. El movimiento se demuestra andando.

Xavier Valiño

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