NACHO VEGAS

Nacho Vegas, honestidad brutal

 

         Tantos años en esto y parece que la aventura de Nacho Vegas está comenzando. Puede ser: aunque haya participado en bastantes discos, sus andanzas en solitario son las que le van a reservar un lugar privilegiado en la historia del rock en castellano. Después de Actos inexplicables, su segundo disco Cajas de música difíciles de parar, doble, ambicioso y grande por sus canciones, lo sitúa en una posición distinta a todo lo que puebla la música estatal. Ojalá tuviéramos muchos como él.

Me gustaría empezar diciendo que me apetece más volver a escuchar tu disco que entrevistarte y que estoy seguro que volveré a él durante muchos años. ¿Qué te parece el halago? 

            – Me parece bien. A mí también me apetece más escuchar cualquier disco que contestar a tu entrevista. Si vas a escuchar el disco una y otra vez durante muchos años, eso quiere decir que entonces tienes tiempo de sobra para hacerme la entrevista y luego escuchar el disco durante todos esos años.

Entremos en materia. ¿Cómo se puede explicar escuchando tus canciones que hayas estado en Manta Ray? 

– Yo creo que hay un punto de conexión entre lo último que hice con Manta Ray, que fue el álbum Score, y mi primer disco, Actos inexplicables (Limbo Starr, 2001).


¿Por qué y cuándo sentiste la necesidad de componer canciones distintas?

– Comencé a tocar en grupos a los diecisiete años, y ya entonces hacía canciones, aunque no comencé a sentirme cómodo con ellas, con las letras, hasta unos años más tarde. ¿Por que sentí esa necesidad? Por la magnitud de la tragedia.


¿Te sientes por fin arropado por una banda? Me parece valiente que te acompañes a veces de un acordeón, un instrumento poco y mal utilizado en el rock.

Sí, la banda me arropa y vela por mis malos sueños. Es cierto, Diego toca el acordeón de un modo muy particular, muy intuitivo.


¿Utilizas a distintos personajes para componer los textos?

Sí, hacer una canción es para mí construir un personaje. Un personaje a través del cual hablo yo.


¿No te da miedo exponerte en las canciones y las interpretaciones que la gente puede darles?

No; las canciones dejan de ser mías en cuanto las hago. Cualquiera tiene derecho a usarlas a su antojo, a interpretarlas como le dé la real gana.


También me gusta que haya ambición en tus canciones, en el hecho de sacar un disco doble y que, al mismo tiempo, te presentes con humildad.

En los sesenta un artista podía ser prolífico sin problemas. Se sacaba un disco al año, o incluso más. Ahora la industria dicta las normas, y si quieres publicar diez o doce canciones al año te dicen que “saturas el mercado”. Es lo que hace que sacar un disco doble parezca algo especialmente ambicioso, pero no yo no creo que lo sea.


¿Hay algún nexo en común entre todas las canciones, algo que quisieras que el oyente captara?

– No sé… Honestidad.


Me da la impresión de que hay también algo de bagaje europeo en tus canciones, y no sólo de los cantautores eléctricos norteamericanos.

         Es cierto. A pesar de los últimos años en Gran Bretaña, siempre ha habido nombres fundamentales del pop y rock, y hay cantantes franceses como Serge Gainsbourg o Georges Moustaki que me han influido especialmente. Creo que eso se aprecia en las canciones o en la forma de producir los discos tanto o más que la influencia norteamericana.


También está claro que no hay nada en nuestro Estado parecido a lo que tú haces. ¿Lo ves así? ¿Hay algo que te llame poderosamente la atención?

         – Me siento cercano a Fernando Alfaro, lo admiro mucho. También me gustan Albert Plá o Andrés Calamaro.


Por último, ¿habrá continuidad de alguno de tus otros proyectos como Eliminator Jr. O Diariu?

No sé. Si te refieres a Diariu, no creo que hagamos más cosas, aunque nunca se sabe. Seguro que Ramón Lluis y yo nos volvemos a encontrar. 

Xavier Valiño

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