NACHA POP

Nacha Pop, magia y precisión

        Eran únicos, y eso es lo que viene a demostrar el -hasta ahora- definitivo recopilatorio de Nacha Pop. En un mercado navideño harto hasta decir basta de colecciones que exprimen el fondo de catálogo, ésta se erige ya en la más apetecible de todas las editadas en las últimas semanas.

Recapitulemos. Nacha Pop fueron únicos. Empezar una trayectoria con su canción más emblemática, “Chica de ayer”, no era más que un síntoma de lo que se venía encima. Antes Uhu Helicopter no había sido más que un aviso para enterados que pudieron tener acceso a sus escasas maquetas o actuaciones.

 Todo cambió cuando Antonio Vega se sentó en la playa de Valencia un buen día mientras cumplía con el servicio militar y le dio por echar de menos sus noches madrileñas. De ese momento surgió la, tal vez, mejor canción del pop español. “Chica de ayer” descubría a un joven con una sensibilidad especial, el autor que, después, grabaría “Una décima de segundo” o “El sitio de mi recreo”, completando la trilogía de sus momentos más logrados.

 En el momento en que sus discos empezaron a sonar en Onda 2 nadie sabía diferenciar muy bien entre los componentes del grupo y la autoría de las canciones. Pero cuando se editó su primer disco de título homónimo, también un clásico del pop español, se empezó a extender la idea de que Antonio era el alma sensible del grupo y su primo Nacho la vertiente hedonista.

 Influidos por la nueva ola de aquellos años, sobre todo Nacho, aquel primer disco contenía momentos memorables como “Antes de que salga el sol”, “Cita con el rock’n’roll”, “Sol del Caribe”, “Lloviendo en la ciudad”, “Eres tan triste”, “Déjame algo” o “Nadie puede parar”. Carlos Brooking ponía su bajo de inspiración mod y Ñete se convertía en el motor que engrasaba el sonido de la banda.

 A partir de ahí se sucedieron los discos –Buena Disposición (1982), Más números, otras letras (1983), Una décima de segundo (1984), Dibujos animados (1985) y El momento (1987)-, los conciertos, las tensiones con la compañía, los problemas de Antonio con las sustancias prohibidas, las diferencias entre los primos… Nacha Pop se despidieron con un prescindible disco en directo y el mito empezó a crecer. Tanto, que hasta en sitios impensables como México los tuvieron siempre muy presentes: ahí está “Lucha de gigantes” en una de las películas más estimulantes de los últimos años, Amores perros.

 Ninguno pudo recuperar la magia de sus canciones en común, en la que uno hacía de contrapeso del otro. Nacho se vistió de Rico y, después, lo intentó en solitario. Antonio empezó una carrera en solitario que ha ido perdiendo fuerza con los años. Y en todos los conciertos hay siempre alguien que quiere escuchar alguna canción de Nacha Pop, en especial, cómo no, “Chica de ayer”.

 Ahora, tres lustros después, aparece su recopilatorio definitivo en disco compacto, Un día cualquiera… no sabes qué hora es. Cierto es que hace un tiempo se editó también otro disco doble, pero ahí se incluían otras canciones de Rico que no estaban a la altura, aunque servían para completar el perfil de los componentes del grupo una vez desaparecido éste.

 Esta nueva colección tiene, además de un texto introductorio de Jesús Ordovás, testigo directo de aquellos años, los créditos de cada canción y alguna sorpresa, que no lo es tanto para los seguidores de Nacha Pop. Como rarezas se ofrecen tres canciones que estaban en caras B de sus singles y, por lo tanto, nunca antes editadas en compacto: “Ruidos en el desván”, “Frases” y “Puedo estallar”. Lo mismo se puede decir de “El sueño”, single que sólo apareció en su día en vinilo entre la edición del primer y el segundo disco, canción que se puede situar entre los mejores momentos de Antonio Vega.

 A esta edición en compacto se acompaña de un DVD de 45 minutos con grabaciones rescatadas de los archivos de RTVE, que no es más que una versión reducida del DVD que también se pone a la venta por separado, con una duración de más de dos horas.

 En este DVD se puede descubrir la veneración que distintos comentaristas musicales de nuestro Estado sienten por Nacha Pop. Diego A. Manrique, Fernando Martín y Santiago Alcanda ponen los comentarios más acertados e inesperados. Tomás Fernando Flores y Jesús Ordovás le dan una visión más sentimental y personal. Y Joaquín Luqui recurre a los lugares comunes.

 De todas formas, lo más importante de este DVD está en las imágenes del grupo en acción y en sus propias opiniones a través de entrevistas hechas en su día para programas como Musical Express o ¡Qué noche la de aquel año! Se echa en falta, eso sí, que los propios protagonistas de la historia hubieran comentado hoy en día su historia, pero se les supone una negativa total a hurgar en el mito.

 Evidentemente, en este DVD sobresalen sus actuaciones en directo, a pesar del sonido de algunas de ellas. Cualquier cosa antes que el sonido pregrabado al que, en algunas ocasiones, accedieron. Si algo descubre este documento único es que en televisión todo ha ido a peor: con la excepción de Los conciertos de Radio 3 hoy todo se hace en playback. Además, ¿cuántos grupos similares a Nacha Pop hoy en día tienen acceso a lo que serían programas similares a 300 millones o Estudio abierto, en el más que hipotético caso de que los hubiera?

 Como extra en el DVD se ofrecen tres temas inéditos en su discografía descubiertos recientemente, aunque, en este caso, sin imágenes de televisión. En cualquier caso, el resultado es excepcional y no estaría de más que sirviera de ejemplo para futuras ediciones recuperando otros grupos del pasado del pop estatal. Aunque conviene adelantar ya que ninguno de ellos es comparable a Nacha Pop. 

Xavier Valiño

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