MUCHO

El Apocalipsis según MUCHO

“Empezamos a gestar las canciones de nuestro segundo disco hace mucho tiempo ya”, afirma Martin Perarnau, quien nos presenta su nuevo disco, El apocalipsis según… “Ha sido un proceso mucho más largo que el del primero y mucho más arduo. En nuestro debut yo venía de construir composiciones muy complejas y tenía ganas de hacer canciones de tres acordes, muy sencillas, pop de toda la vida, sin complicaciones. Mis ansias de sencillez quedaron bien saciadas y cuando empecé a trabajar en las canciones nuevas me apetecía volver a meterme en líos.

 

Desde el principio tuvimos claro que queríamos que fuera un disco conceptual (como los que nos han gustado toda la vida) que hablara sobre el fin del mundo. Esta época que vivimos no sólo supone el final del estado del bienestar, que es algo que nos afecta a todos, sino el fin del mundo tal y como lo conocemos. Esa es la idea de la que partimos para empezar a componer las nuevas canciones.

La primera fue “Motores” que habla sobre la llegada del huracán y de las grandes fuerzas de la naturaleza. Por lo ocurrido hace unos meses, se tendría que haber llamado “Sandy”. Las siguientes en llegar fueron “Las plantas” y “En la base de la montaña”, dos canciones en las que por fin encontramos el nuevo rumbo sónico a seguir. También el rumbo conceptual, se podría decir que son las dos canciones que abrieron el camino a todas las demás.

Otra de las claves ha sido componer la gran mayoría de ellas al piano (acústico o eléctrico), el hecho de que no haya guitarras rítmicas hace que todo tenga más espacio, por eso los arreglos ahora son mucho más importantes y por eso todo suena mucho más setentero que en nuestro primer disco.

Esa idea primigenia de hablar sobre el fin del mundo se convirtió también, de alguna manera, en una excusa para hablar de nuestro propio fin del mundo, del año terrible que hemos pasado. Si no hubiera sido por la grabación de este disco, probablemente 2012 sería un año que nos gustaría eliminar de nuestras vidas. La epopeya Maya estuvo a punto de hacerse realidad sobre nosotros. Al final, el disco que iba a hablar del fin del mundo acabó hablando del fin de “nuestro” mundo, una idea global que para nosotros cobra sentido en nuestro universo personal, pero que cualquiera que lo escuche puede extrapolar a su particular Apocalipsis.

Negar que el 15M, la marcha de los mineros o el odio irrefrenable que siento por la clase política haya influido en este disco sería mentir, pero no creo que sea un disco político. Otra cosa es cómo las acciones de los que nos gobiernan contribuyen al desmoronamiento que estamos sufriendo. Por ahí va más el asunto. Nadie puede escapar a su realidad y la nuestra es un mundo que se derrumba pero que, tras la hecatombe, no tiene por qué traer únicamente cosas negativas.

Teníamos muy claro que el disco tenía que ser muy alegre sónicamente, muy optimista musicalmente hablando. En general soy optimista: aunque nuestro mundo se acabe resurgiremos como el ave fénix y forjaremos algo nuevo y mejor. Esa es la dualidad que tiene el disco, habla sobre el fin del mundo pero también de cómo queremos ser libres y aprovechar hasta el último segundo antes de que todo termine para después reconstruir todo lo bueno. Morir para renacer. El Apocalipsis puede que no sea tan mala idea, al fin y al cabo”.

 

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