MIDSOMMAR

Midsommar

Ari Aster (A24)

 

 

El terror suele ir asociado en el cine a la oscuridad y a la noche, en bastantes ocasiones al blanco y negro. No es el caso de la fábula Midsommar, en el que el director Ari Aster, hasta ahora responsable de una única película, Hereditary, busca trasmitir esa sensación con una explosión de luminosidad y colorido, todo a plena luz del día.
 

Es durante el solsticio de verano en una comuna aislada en un bucólico paraje sueco que un grupo de jóvenes norteamericanos pretender disfrutar sin reparos del sexo y las drogas, al tiempo que avanzan en sus estudios de Antropología. Como era de esperar, en la secta donde son recibidos, marcada por rituales paganos, perversiones sexuales y fanatismo pseudorreligioso, nada sale como esperaban.
 

Más inquietante, incómoda y perturbadora si cabe que el debut de Aster, aquí el terror se muestra de forma más psicológica que física, más intelectual que como violencia explícita. Regodeándose en un universo visual tan personal como a veces excesivo, y sin dejar de evocar cierto humor negro, es en momentos puntuales como el prólogo, más realista, emocional y menos imbuido de su estilo, donde el realizador resulta verdaderamente efectivo… y pavoroso.

 

 

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