MICHAEL KIWANUKA

Michael Kiwanuka, del reto y la autoaceptación

 

 

Recientemente se ha publicado Kiwanuka (Polydor Records), el álbum con el que Michael Kiwanuka da continuidad a Love & Hate, lanzado en julio de 2016, todo un éxito de crítica y público.

 

“La primera vez que firmé un contrato discográfico la gente me preguntaba: ‘¿Cómo te vas a llamar?’. Nunca había pensado en ello, llamarme Johnny Thunders o lo que sea, como los cantantes del pasado”, asegura el artista. “Así que en este disco se ha convertido en algo desafiante. Me conecto con lo que soy, no voy a tener un alter ego, o convertirme en Sasha Fierce o Ziggy Stardust, aunque todo el mundo me diga que necesito esto o lo otro. Solo puedo ser Michael Kiwanuka”.

 

Michael volvió poco después del anterior disco al estudio con el equipo de Danger Mouse e Inflo, el mismo que combinó con tanto acierto para Love & Hate. Grabado en Nueva York, Los Ángeles y Londres, Kiwanuka muestra una nueva asertividad en las composiciones, trasportando el territorio sonoro básico del pasado trabajo a un nuevo territorio vertiginoso.

 

En el primer single oficial del álbum “You Ain’t the Problem”, la reconocible voz de Michael, atrevida, segura y llamativa, rebosa confianza pero conlleva dos años de cuestionarse su propia habilidad e identidad. ¿Cómo continuar tras un disco que lo ha logrado todo? ¿Cómo contener la presión a la que te sometes, cómo dejar de lado las expectativas de los demás? ¿Cuáles son las expectativas de un disco de Michael Kiwanuka? ¿Importa algo de todo esto?

 

 

Quizás no hubiera debido preocuparse tanto. Kiwanuka se embarca en un viaje que evoca la neblina sicodélica del trabajo anterior, pero aumentando considerablemente su escala. Con una exquisita formación de músicos, Michael canaliza un compendio de los más grandes (un guiño a Gil Scott-Heron aquí, y otro a Bobby Womack allá, y el siempre presente Otis Redding en la voz) en un disco gratificante, siempre en desacuerdo con la noción y la expectativa de lo que de un exitoso cantante y compositor británico se espera en 2019, llegando incluso más allá, al separase del soul vintage imbuido de folk de su álbum de debut, Home Again (2012).

 

Mientras en Love & Hate se mostraba la destreza de Michael a la guitarra, Kiwanuka en cambio es una aventura musical. “Asuntos que resonaban con fuerza antes están presentes, por ejemplo la confusión y cuestionamiento de la identidad propia, pero también la esperanza y el poder”. Michael ha pasado los dos últimos años componiendo el disco, y encontrando un nueva pasión por documentar su vida tras los objetivos, dejándose observar como si se tratase de un artista bajo la lente de un microscopio.

 

La increíble portada del disco es una pintura del joven artista en alza de Atlanta, Markeidric Walker. En él, Michael te hablará de su amor por discos donde la sátira se entrelaza con cierres que cambian de forma y se mueven en espiral, para que el oyente tenga la sensación de que se trata de una unidad dramática de larga duración. Kiwanuka completa ese recorrido serpenteante, brumoso y lento, aderezado con las mejores composiciones de Michael hasta la fecha. En el centro del trabajo se encuentra la canción “Hero”, un tema épico que propaga la esencia de todo el álbum contenido en un tema de corte sicodélico de menos de cinco minutos de duración.

 

Aunque muchos de su hallazgos aparezcan bajo capas de una cálida instrumentación, Kiwanuka es Michael en estado puro, servido desde el corazón, la mente y el alma. “El anterior álbum venía de un lugar introspectivo y me sirvió de terapia, supongo. Este nuevo trata más de sentirme a gusto en mi piel y de cuestionarme lo que quiero transmitir. ¿Cómo puedo ser osado y retarme a mí y a mi público? Trata de la autoaceptación, de un modo más triunfal que melancólico. Es un álbum que explora lo que supone ser una persona en la actualidad».

 

 

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