MERCURY REV

Mercury Rev, un secreto por canción

 

La historia nos dice que seríamos tontos de no saber valorar a Mercury Rev. Ninguno de sus discos es igual: cada álbum de Mercury Rev refleja las perspectivas cambiantes e impulsos de sus responsables. La gente cambia con el tiempo, conscientemente o no, y así es como debería ser, porque los tiempos cambian a la gente.  

Como todos los grandes artistas, Mercury Rev no tienen miedo de perder lo que está dentro de ellos, sin reparar en cuales sean las consecuencias, o si cada nueva misiva cobra sentido en función de lo que ha venido antes. Han creado su propio mundo, su propia lógica. Una vez que estás dentro, estás mucho tiempo. 

“No recuerdo estar cerca cuando Beethoven vivió,” dice el cantante y guitarrista Jonathan Donahue, “pero disfruto de las pequeñas biografías que leo. ¡Vives algo con él! Aprecio mucho de aquella gente que disfruta esas extrañas curvas de impulso, porque soy una de esas personas que disfruta consigo mismo. Si es demasiado fácil, si es demasiado hábil, sólo me aburriré, con el grupo, con su música.” 

Hoy, el trío oficial de Mercury Rev lo forman Jonathan Donahue, Grasshopper y Jeff Mercel, al que debemos añadir a Dave Fridmann. Dave tocaba como bajista con Mercury Rev al principio, pero decidió concentrarse en su trabajo como productor. Ha estado a su lado durante todos sus discos, y permanece como un elemento clave creativo en la música que hace Mercury Rev. Aquellos que los han escuchado desde el comienzo sabrán que su música ha sufrido muchos y curiosos cambios en el tono y la forma, pero un impulso ha permanecido constante a pesar de todo: ver qué sucede cuando la gente procura empujarse más allá de lo que realmente es conocido. 

“Nada está fuera del campo de las posibilidades,” añade Jeff, que se unió al grupo como batería, pero ahora toca el teclado en la gira del grupo. “No hay nada rechazable a priori. Puede no estar en la cinta al final de la sesión de grabación, pero no hay razón para inhibirte en ese camino. Y a veces encuentras que las más extrañas combinaciones son las que resultan más bellas.” 

La perspectiva de Jeff en Mercury Rev es muy apropiada. Cuando se unió a ellos en 1998, sólo los guitarristas Jeff y Grasshopper permanecían en el grupo. Los demás miembros fundadores, David Baker (voz), Jimy Chambers (batería) y Suzanne Thorpe (flauta), tuvieron que irse, por varios motivos, pero sobre todo porque cada uno había pensado que su vida podría ser mejor de no estar en el grupo más tiempo. 

Como anécdota, el momento en que su vendedor de camisetas dejó sin ingresos al grupo en 1998. Ellos vieron como 5000 libras se esfumaban. “Era el dinero que Jonathan y yo tendríamos que dividir y del que vivir los próximos dos años,” dice Grasshopper. “¡Estuvimos llorando! Queríamos estrangular a ese chico. Queríamos mandarle a casa directamente pero entonces le tuvimos otras dos semanas y le vigilábamos. Las cosas que nos sucedieron en el pasado, que en aquel momento eran muy traumáticas, ahora podemos recordarlas y reírnos.” 

“A veces nos hemos golpeado en los pies y hecho que la gente diera unos pasos hacia atrás,” dice el cantante. “No puedo pedir disculpas por la música que sale de nosotros. Eso es algo bueno, porque cuando la gente finalmente entra en calor o se abre o encuentra una cualidad en nosotros que ellos aprecian, están con nosotros durante mucho tiempo. Y eso es algo que realmente valoro, que muchos de nuestros fans han permanecido con nosotros a lo largo de mucho tiempo. Siempre puedes decir cuándo los conociste, porque hay una apreciación mutua de estar en el mismo punto al mismo tiempo.” 

El nuevo disco de Mercury Rev se llama The Secret Migration. “Hacer un disco puede costar mucho dinero”, dice Jeff. “¡Y no debería! No tiene. Pero te sientes libre de intentar las cosas. Cosas que sabes que probablemente se borrarán pero, ¿quién sabe qué traerán? Una idea fracasada puede provocar a alguien más a intentar una idea que va a trabajar. Lo mejor es tener la posibilidad de ir al estudio cuando quieras, como nos pasó a nosotros. Si es un día bonito y no quieres trabajar, no trabajas. Te vas de pesca.” 

“Antes de grabar cada disco, siempre tengo esta idea en mi cabeza,” dice Jonathan, “y éste iba a seguir el mismo camino que yo pensé que seguiría All Is Dream, y exactamente el mismo que Desert’s Songs; pensé que las canciones iban a ser todas muy tranquilas, acústicas, baladas de piano, reflexivas. Me di cuenta cuando hablé con Dave Fridmann de que ellos podrían hacerlas volar. Estaré condenado si le pongo riendas. ¿Cómo acabó resultando así? No tengo una idea clara.” 

Si Desert’s Songs fue el otoño y All Is Dream el invierno, The Secret Migration es como la primavera: desvergonzado, pícaro y esperanzador. Sabes lo bueno que va a ser cuando, en el primer estribillo de la primera canción, Jonathan canta “I’ll tell you a secret, I’ll sell you a secret for a song” (“Te contaré un secreto, te venderé un secreto por una canción”).

Xavier Valiño

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