MATE 2008

Mate, deja entrar la luz

 

La taza medio llena y la sonrisa en los ojos. Alberto Matesanz (50% del dúo afrancesado Plastic d’Amour) llega a su segundo disco, Ventajas de ser optimista, con un ánimo más elevado, más animado, menos melancólico que en lo que fue su primer disco en solitario, Sol de medianoche. Ahora lo que quiere es que este disco -que grabó en su estudio casero y que modeló en Nashville con la ayuda de Brad Jones- se escuche bajo el sol de mediodía. Al habla con el doble hispano de Adrian Grenier.

 

¿Cómo fue con tu primer disco?

– Muy bien, fue un primer contacto con mi propia voz y con las historias que quería contar, un buen sonido, bonitas canciones, emocionantes… Un buen primer disco, ¿no?

       

A la hora de plantear el segundo, ¿qué buscabas?

– Cuando compongo canciones, diseño el contenido del disco o comienzo a grabar, no tengo una idea clara sobre el camino a seguir. Si tuviera todo claro desde el principio, creo que sería un aburrimiento. Lo más importante en la música es divertirse.

 

¿Qué influyó en el estado optimista, en resultar tan luminoso, como dices, justo el “reverso del anterior”?

– Supongo que influye el momento vital de uno. Pongo bastante de mí en cada disco. En este caso, el título optimista también incluye algo de ironía.

 

Recuperas “Normal”, que cediste en su día para Bel Divioleta. ¿Por qué?

– Porque me gusta la nueva versión ‘milonga beat’. Me divierte cantar esa letra, lo paso bien con los músicos y, además, se puede bailar.

 

Blanca, de Plastic D’Amour, pone letra a “Los papeles”. ¿Te gustaba esa canción o, también, ya que no está en francés, la incluyes porque no tenía cabida en el grupo?

– Me gusta mucho esa canción. La letra es muy bonita y la música te tira hacia delante. Me apetecía que Blanca participara en mi disco. Me gusta que la gente participe, que Jabier Muguruza cante en “Se rueda” es un honor, que Brad Jones lo mezcle,  que Paco Lacasta diseñe el digipak también, etc.

 

“Melancolía en verano” es una de las canciones destacadas. ¿Qué crees que tiene para llegar así?

– Sí, es un poco la ‘anticanción del verano’, un tema contra la tiranía de tener que pasárselo bomba en el verano, de tener que bailar la canción del verano y escucharla a todas horas. Creo que la siesta estival de la sobremesa es un momento muy melancólico. Tenía la necesidad de cantar ese momento, claro que sí.

 

¿Qué canción es la que más te gusta del disco y cuál es la  que tiene mejor respuesta en directo?

– Me siento como un papá: quiero a todas mis canciones por igual pero, en fin, uno tiene preferencias por unas o por otras dependiendo del momento. Tuve una etapa “Los papeles”, otra “Pipo”, otra “Pájaros” (ésta me dio fuerte), otra “Vértigo”… En directo me ha sorprendido sobretodo “Pipo”. Funciona muy bien, es un tiro.

 

En este caso has optado por centrar las historias en otras personas. ¿Hay menos de ti en estas canciones?

– Escribir en tercera persona era una cuenta pendiente. Te ayuda a distanciarte de ti mismo, y eso es importante. Me cuesta escribir historias sobre otras personas y, por supuesto, que pongo mucho de mí: doy tanta importancia a la forma de contar las historias como al fondo. Por otro lado, “La novia” es un ejemplo de canción en tercera persona que puedo considerar ‘universal’ porque incluye una experiencia que ha podido vivir mucha gente, incluido yo.

 

 

¿Qué te cuesta más escribir: los textos o la música? 

– Escribo, canto a la vez que voy escribiendo, me levanto, me alejo, me siento, miro el cuaderno como si el texto fuera un dibujo, apoyo la guitarra en la pared. Me voy a la calle a comprar yogures, vuelvo, doy con una frase y no la suelto, salta la chispa y llegas a la primera meta volante, después cae un estribillo, pero es una bobada, ahora ya no, ya sí, ya no… Buscas el cambio -o no-, pero se hace un Tourmalet, subes, subes, subes… Y cuando coronas, bajas a toda velocidad hasta la meta donde te esperan las chicas con leones de peluche, aunque no hayas sido el ganador. Y hasta el siguiente día, donde te espera la siguiente etapa.

 

¿Y con cuál de los dos disfrutas más a la hora de componer?

– Disfruto con ambas, música y escritura. Las dos me tratan bien, las dos me quieren igual. Puedo disfrutar mucho con un simple arreglo: una línea de cello, unas notas de piano, un coro, etc. Puedo también disfrutar mucho con una frase absurda como “Pipo no te enfades, no te comas las vocales”.

 

¿Serías capaz de decir alguna canción ajena en la que te hayas inspirado para una de las tuyas?

– El cambio de “Melancolía en el verano” lo puedo poner mentalmente en la voz de Calamaro y funcionaría muy bien. Espero que Andrés lo cante algún día. “Vértigo” poco tiene que ver con U2. “Genoveva” tiene un bajo claramente New Order. Y “Los papeles” tiene un aire a “Y a su barco le llamó… libertad”. Ja, ja. Dicen que “Se rueda” es Aute. En fin, seguramente la respuesta a esta pregunta está en el subconsciente.

 

En el disco de Las Escarlatinas grabaste una versión de Belle & Sebastian -“Storytelling”, titulada “El diván”-. ¿Qué otras versiones has hecho, en directo o ensayando, y cuáles no han salido adelante porque no te ha ido bien con ellas?

– Suelo tocar pocas versiones en directo. Adapté la letra de “Storytelling” al castellano y lo pasé muy bien. Estoy orgulloso de esa adaptación. Hace poco canté “Me gustan las cerezas, me gustas tú”, de Los Ronaldos, en versión cantautor de los setenta con vibrato comunista.

 

¿Algún descubrimiento musical reciente?

– Sí, el grupo argentino Rosal. Ha publicado recientemente un disco precioso titulado Su majestad. Un trabajo de pop muy fino, con una voz personal preciosa.


¿Es posible para ti vivir de la música o piensas que es más recomendable tener un trabajo al margen?

– Vivo de la música, respiro música y libros. La música y la escritura son vocaciones a seguir y, por lo tanto, no dependen de horarios y rutinas: hay toda una vida por delante para  crecer y componer y escribir y tomar cocidito.

 

¿Qué novedades nos esperan de Plastic D’Amour?

– Unos cuantos conciertos el próximo año. Estamos en ello, habrá buenas sorpresas.       

 

Por último, ¿cuál ha sido la mejor anécdota en este tiempo en la música?

– No es exactamente del mundo de la música, pero puede valer: me confunden con un actor que actúa en El diablo se viste de Prada y también en una serie de TV que está ahora muy de moda. Se llama Adrian Grenier. He de reconocer que, a pesar de que nos separan unos años, nuestro parecido es bastante asombroso, sobre todo en los gestos. Cuando estuve en Estados Unidos digamos que la gente casi me paraba por la calle. ¡Ah, y no olvides incluir un link a mi web: www.matelaweb.com donde la gente puede escuchar buena parte del disco!

 

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