LUX OBSCURA

Lux Obscura, electrónica medieval

        El interés creciente de nuestros contemporáneos por la Edad Media está manifestándose actualmente a través de las numerosas publicaciones cuyos campos son el histórico, el literario, el sociológico, el iconográfico y el cinematográfico. Esto puede verse en el éxito de libros como El Diccionario de la Edad Media o La Iluminada Edad Media, y películas como El Señor de los Anillos o El Nombre de la Rosa. Los sueños se conjuran por esta era de diez largos siglos, tan distantes pero tan íntimos, tan mágicos, caóticos, místicos, tiernos y violentos. Una frase que se repite frecuentemente: “El mundo está entrando en una nueva Edad Media…” 

        En las siguientes líneas, Hughes de Courson nos cuenta cómo ha sido su nuevo proyecto, Lux Obscura, en el que pone a canciones de ambiente medieval instrumentación de ahora mismo, electrónica. 

        “Habiendo sido un devoto de la música medieval desde mi debut con Malicorne, tuve la idea de provocar un nuevo tipo de cruce, esta vez no geográfico (como con Bach en África, Mozart en Egipto o Vivaldi en Irlanda), pero sí temporal: la Edad Media de hoy.

        La música medieval ya estaba en un estado permanente de cruce: así como los monjes con sus sagrados cantos fueron de Irlanda a Compostela vía Cluny, los juglares y trovadores se extendieron a lo largo de Europa, llevando con ellos su música y sus bailes. Las fronteras fluctuaban siempre al antojo de guerras o matrimonios magníficos, cruzadas cristianas o invasiones árabes, introduciendo las influencias orientales, con nuevos instrumentos que nacían constantemente: el oud que se vuelve el laúd, el qânoun que es el salterio, el rabab es el rabel, y así sucesivamente. 

        Otra faceta interesante de Mozart en Egipto u O’Stravaganza fue el fructífero cruce entre la tradición oral y el arte musical. Y aquí, de nuevo, en la Edad Media empezó a nacer, en paralelo con la tradición oral, una embrionaria música escrita, y con ella, composiciones más elaboradas, la apariencia de la polifonía y el advenimiento de los primeros compositores anónimos, como aquellos de cantigas de Alfonso El Sabio, o famosos como Perotinus Magnus, Guillaume de Machaut, Francesco Landini y John Dunstable.     

        Nosotros vemos la Edad Media como un eterno enfrentamiento de polos opuestos: Vida / Muerte, Lucifer / Arcángel, Cristianismo / Islamismo, Sagrado / Profano, Luz / Oscuridad… Todo esto es una parte del gran conflicto cósmico entre la Noche y el Día, el Bien y el Mal. En lugar de actuaciones respetuosamente grabadas en las iglesias, nosotros soñábamos con oír una música medieval más sensual, más explosiva, con los extremos de contraste como los que uno encuentra en algunos tipos de música de nuestro tiempo. 

        En nuestros esfuerzos de comprender este sueño, hemos permanecido fieles casi supersticiosamente a las melodías medievales y los ritmos, sin suprimir el deseo irresistible de usar los últimos sistemas de grabar y mezclar para producir el contraste. La música actual no es antinómica a la medieval: la música de hoy tiende a lo modal y repetitivo, como algunos de los estampies o basses danses. También se inventó el extraordinario “canon enigmático” en la Edad Media, escrito no en varios pentagramas no horizontales sino en círculos concéntricos. El pentagrama más próximo al centro contiene una melodía más corta que la del siguiente círculo y así sucesivamente, que al ser interpretado simultáneamente da lugar a melodías interminables.¿Ésta no es la invención del loop de John Cage y Terry Riley diez siglos atrás? 

        Igualmente, en lugar de usar instrumentos medievales fosilizados, hemos preferido instrumentos vivientes que se parecen a los medievales, pero que son todavía actuales y tocados por los virtuosos con gran entusiasmo, como el gadulka búlgaro (usado aquí en lugar de los rabeles), las bombardas bretonas (en lugar de los shawms y otros tipos antiguos de oboe), el gaida búlgaro (en lugar de las gaitas medievales), y algunas curiosidades como un hurdy-gurdy electro-acústico, tablas indias, zarb iraní, y tambores y piezas de percusión de madera africana.”

Xavier Valiño

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