LINDA GUILALA-APENINO

Linda Guilala, según Apenino

 

 

Hace unos meses, el sello Elefant iniciaba Reworked By Series, una nueva colección de singles en  basada en la idea de que algunos artistas ofrecieran su propia visión de las canciones de otro artista de nuestro sello. Reworked By Series de momento contaba con la revisión de Attic Lights por parte de La Casa Azul, y la de The Primitives por Modular.

 

Pero el trabajo que Apenino acaba de llevar a cabo con Linda Guilala ha trascendido aquella idea inicial y ha ampliado el concepto de la colección. Un proyecto más conceptual que Marco Maril ha abordado como un reto propio, obsesivo: reformular Psiconáutica, el último álbum de sus amigos gallegos, lo que ha provocado que la tercera referencia de esta serie sea en formato largo.

 

El disco recuerda por momentos más a Dar Ful Ful (el añorado proyecto que Marco liderara junto a Xavi Font) que a Apenino, aunque al final, curiosamente, parece como que el disco que ha reformulado a Linda Guilala nos ha ofrecido el más completo perfil creativo de Marco Maril que hemos escuchado hasta la fecha. Aquí están las pautas que hemos ido conociendo a lo largo de su trayectoria: el pop electrónico ultramelódico (“Cosas Nuevas”) y la electrónica paisajística (“Ansiedad” o “Monstruo”). Pero aquí añade nuevas aristas: el pop electrónico épico de “Fobia Social I”, la abstracción pop al estilo Dntel de “La Última Vez” y “Accidente”, el coqueteo con el trance en “Cayendo” y “Abstinencia” o el pop de casiotone de “Fobia Social II”.

 

Para saber más sobre este proceso sorprendente, donde notamos una implicación especial de Apenino, pedimos al propio Marco que nos explique el nacimiento y el desarrollo de este disco. “Recuerdo el día que Eva e Iván entraron en mi casa con Psiconáutica terminado”, asegura. “Difícil no hacerlo. Psiconáutica sonaba del tirón, sin pausas para respirar. Cortando el aliento.

 

Había ido conociendo canciones sueltas, escuchándolas en el local de ensayo o en maquetas previas. Eva e Iván habían sido mi compañía sobre el escenario en los tiempos en que estuve presentando mi último disco, Viravolta, y en los días de gestación de su nueva obra nuestros lazos se habían ido estrechando. Fueron días difíciles en lo emocional, que se fueron transformando en letras y melodías. Historias desgarradoras que buscaban una rendija por la que escapar y quedar sepultadas en algún lugar que, sin olvidar, aliviara el daño.

 

 

Bajo un manto de distorsión y melodías ensoñadoras, Eva e Iván se habían enfrentado a sus demonios para dejarlos atrás. Para intentarlo, al menos. Y allí estaban, transformados en belleza cruda. Directa. Sin los rigores de un aseo amable.

 

Psiconáutica deslumbra con una gran historia, apabullante desde la sencillez y la contundencia con la que fue construido. Directo, sin rodeos ni fisuras. Con los elementos y la precisión necesarios para soportar la luz desde distintos enfoques. El día y la noche. El calor y el frío.

 

Aquel mismo día, hablamos ya de la posibilidad de buscarle una nueva vida a Psiconáutica. Sentí la necesidad de sumergirme en sus profundidades y extraer su belleza tan clara. Aportar un nuevo punto de vista, el mío… Siempre con su permiso y confianza.

 

Y a los pocos días empecé a trabajar en el ‘rework’ por motu propio, sin saber qué iba a pasar.

 

 

La primera fue “Monstruo”. Mi favorita desde el principio y aún hoy en día. Es la canción que concentra la esencia del disco, una canción que aún hoy me hace temblar y que, reconozco, no fue fácil en lo emocional. Estuve mucho tiempo dándole vueltas, pensando, probando… Hasta que un buen día soñé con ella. Recuerdo levantarme con la idea en la cabeza y trabajar en ella del tirón.

 

Con más o menos facilidad fueron saliendo las siguientes. En general, esperaba siempre a que la idea brotara en mi cabeza. Pasaba semanas y hasta meses con cada canción, rumiando ideas, haciendo y deshaciendo. Pero siempre con un par de premisas en la cabeza: tenía que ser algo especial y, a la vez, respetar el sentir de las originales. El proceso estaba resultando emocionante. Pocas veces he disfrutado tanto.

 

Aunque entre nosotros hablábamos de ‘remezclas’, por ponerle un nombre, yo tenía claro que no quería hacer lo que tradicionalmente se entendía como tal. No pensaba en la pista de baile, pensaba en construir algo que tuviera autonomía propia. Desnudar las canciones y que crecieran de nuevo. Probando cosas nuevas y distintas para cada una pero que, al final, todo tuviera una identidad… Y que fuera compatible con el maravilloso Psiconáutica que ya conocemos”.

 

Desde luego, el espíritu ruidoso y psicodélico de Linda Guilala ha estimulado sobremanera a Apenino para llegar a un resultado inédito para los dos artistas. Éste es el espíritu de la colección “Reworked By Series”, así que los objetivos se han conseguido plenamente.

 

 

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