LETO

Leto

Kirill Serebrennikov (Avalon)

 

 

Curioso que el director de esta cinta, que rememora aquí una época de privación de libertad en un verano del Leningrado de principios de los 80, justo antes de la perestroika, haya estado últimamente bajo arresto domiciliario por su oposición al régimen de Putin. Será que el régimen ruso actual no se diferencia tanto del anterior y que esta obra, una de las películas que mejor refleja el impacto que el rock tuvo en algunos jóvenes de la antigua URSS, no es del agrado del establishment.

 

En aquel ambiente opresivo de hace cuatro décadas, sus tres personajes principales, atrapados también por un bien perfilado triángulo amoroso, intentan encontrar la motivación para sobreponerse a un contexto social hostil con el rock’n’roll y la cultura occidental, lo que logran precisamente a través de la música.

 

Aquel fuego interno, su don natural de rebelión, se reflejan como vivido de forma pura y casi inocente, disfrutando una total libertad artística a pesar de la opresión, movidos por el arrebato y una fe ciega en lo que hacían. Para ello, el realizador se sirve de un exquisito blanco y negro, acompañándolo de ciertas transgresiones formales que representan perfectamente esa liberación a pesar de los obstáculos, en forma de videoclips a color y en Súper 8 integrados en la narración a partir de canciones de Iggy Pop, Lou Reed o Talking Heads.

 

 

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