LEMONHEADS

Lemonheads, el rostro saneado

 

A principios de los 90, el rock alternativo americano todavía tenía presencia. Juliana Hatfield, Pixies, Dinosaur Jr, Jane’s Addiction, Afghan Whigs, Pavement y, naturalmente, The Lemonheads, aunque estos últimos fueran, tal vez, su versión más pop -aunque no siempre fue así-. Uno se imagina las radios de los campus universitarios programando música creíble y en la que los estudiantes estaban realmente interesados.

 

Nada dura para siempre, desde luego, y aquella época dorada pronto se transformó en lo que se dio en llamar grunge, que también tuvo su momento de explosión y buenos momentos, aunque los estribillos fueron condenados a vivir entre guitarras que poco tenían que envidiar al rock más duro. La plana mayor de Seattle fue devorada por las multinacionales. Algunos volvieron la vista hacia lo alternativamente creíble, y ahí The Lemonheads tenían todas las de ganar.

 

Los primeros discos, editados en el sello independiente Taang! Records, tenían más que ver con el pop-punk a lo Hüsker Dü y The Replacements, pero, una vez que la banda firmó por Atlantic y Evan Dando se hizo con las riendas, empezaron a hacerse considerablemente más asequibles. En su debut para la nueva compañía, Lovey, aún había píldoras de arrebato adolescente inolvidables, como «Ride With Me»o «Stove».

 

Aquello no fue más que un disco de transición hacia lo que estaba por llegar. El éxito vino con el disco de 1992, It’s A Shame About Ray, que lo tenía todo: grandes melodías, tremendas canciones, buena imagen, consistencia y el sello de la independencia. Todos lo tomaron como suyo y el disco, junto con Nevermind de Nirvana y Ritual De Lo Habitual de Jane’s Addiction, llevó al rock alternativo a hacerse con las listas de éxito de medio mundo.

 

El careto de Evan Dando se paseó por todos los medios de comunicación hasta decir basta, ayudado por el éxito de Come On Feel The Lemonheads -cuyos singles  «Into Your Arms» e «It’s About Time» eran prácticamente inevitables en la primavera de 1993- y el más reducido impacto de Car Button Cloth en el 96, discos ambos con aún buenos momentos.

 

Ahora, cuando el tiempo ha dejado las cosas en su lugar, las canciones de The Lemonheads suenan en todo su esplendor en el recién editado The Best Of, una buena introducción para quien no tuviera oportunidad para conocerlos entonces, aunque conviene recordar que no siempre fueron puro pop y que en esta colección se han ocultado sus aristas menos asequibles.

Xavier Valiño

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