LA PINTORA Y EL LADRÓN

La pintora y el ladrón

Benjamin Ree (Tremolo-Filmin)

 

 

A partir de su curiosidad por una noticia al margen en un periódico local, Benjamin Ree sintió la necesidad de contar su historia. Se trataría, en principio, de un cortometraje de diez minutos en el que se iba a hablar de la pintora checa Barbora Kysilkova y uno de los dos ladrones (Karl-Bertil Nordland) que robaron dos cuadros suyos.

 

Sin embargo, tras uno de los primeros encuentros entre el realizador y sus dos protagonistas, en el que él rompió a llorar tras contemplar por primera vez el retrato que ella le hace, todo cambió. Ree supo que había una historia de mucho más calado y para todo un largometraje, así que se dedicó a seguirlos durante tres años, centrándose en la atípica historia de amistad, respecto y comprensión entre ellos, a pesar de que los hubiera unido un robo.

 

Al final, el delito deja de tener importancia para dejar que ambos se adueñen de la pantalla, dos almas perdidas y heridas, dos personas complejas que inician una amistad improbable, pero que acaban entendiéndose e incluso necesitándose, aunque sus razones no sean siempre del todo altruistas. Y el director está ahí con su cámara como testigo mudo de la evolución de los personajes y su relación, invitando en más de una ocasión a completar lo que no alcanza a mostrar o no quiere, para acabar logrando una película tan singular como adictiva, tan desconcertante como conmovedora.

 

 

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