LA GRANJA

La Granja, asignatura pendiente

 

         Después de varios años de inactividad, en la que muchos les dábamos por desaparecidos, regresan de nuevo los mallorquines La Granja con un sexto disco, El efecto dominó, y cambio de discográfica por el medio. Lo que no ha desaparecido son sus ganas y las buenas canciones.

 

– ¿Hubo algún momento en que La Granja dejó de existir entre el 94 y el 98?

– Estuvimos ensayando y haciendo canciones todos estos años, eso sí, en plan tortuga. Encima Guillermo se pasó todo el 98 en Tenerife por cuestiones sentimentales… Se podría decir que durante ese período de tiempo estuvimos en coma. 

– Cuando sale el single «Amplifícalo», ¿había ya intención de volver a grabar un nuevo disco?

– Sí, de hecho el single pretendía ser un adelanto del mismo. Cuando lo grabamos ya teníamos prácticamente todas las canciones del disco y nos pareció una buena idea reaparecer en ese formato. Además, estábamos ansiosos por tener algo en la calle y la grabación del LP entero se nos antojaba interminable. 

– ¿No le interesabais a vuestra anterior compañía o es que vosotros buscabais algo distinto?

– Que ya no les interesábamos estaba claro. De todas formas hay que decir que DRO ha cambiado mucho desde que entramos a formar parte de su catálogo. Antes, los que dirigían la compañía eran, de alguna manera, fans de los grupos que ellos mismos editaban y ése era su criterio a la hora de escoger las bandas; hoy en día, ya no queda nada de todo eso. De cualquier modo, siempre es saludable un cambio de aires y en nuestro caso pienso que nos ha revigorizado y mineralizado. 

– ¿Cuál fue el elemento decisivo para decidirse por la discográfica Grabaciones en el mar?

– Nos halagaba mucho el hecho de que se nos citara positivamente en los anuncios promocionales de uno de sus grupos, La habitación roja. Además, me parece muy bien ese especie de abanderamiento del pop cantado en castellano del que hace gala el sello ante la creciente invasión de grupos españoles componiendo en inglés. A eso hay que añadir el impactante atractivo físico del director de la compañía. 

– No es muy normal que, catorce años después, continuéis los mismos. ¿Cómo se consigue?

– Creo que el secreto está en que cada uno tiene su papel dentro del grupo y se encuentra muy a gusto en ese papel. No olvides que los mallorquines somos gente apacible. 

– ¿Participasteis en la elaboración del recopilatorio Los mejores productos de La Granja?

            – En absoluto. Un buen día, un amigo que trabaja en una tienda de discos de Palma nos comentó ante nuestro asombro que había salido un recopilatorio del grupo y al cabo de una semana nos llegó de DRO un paquete con una copia para cada uno. Ésa fue nuestra colaboración. 

– ¿Había intención de contar con algún productor ajeno a vosotros para este disco? ¿Con quién os gustaría contar?

– No, ya habíamos tenido algunas experiencias en ese sentido y, la verdad, es que nunca habían resultado demasiado positivas: la del cuarto disco fue más bien traumática. En realidad somos un grupo que suele tener bastante claro el sonido y los arreglos que deben tener las canciones (sobre todo cuando las copiamos), así que en esta ocasión decidimos montárnoslo por nuestra cuenta y ciertamente no nos arrepentimos. De todos modos ahí van dos productores que nos gustan mucho: George Drakoulias y George Martin (con los Beatles). 

– ¿Cómo se mantiene la ilusión? ¿Puede ayudar no tener que vivir de la música directamente?

– Yo creo que cuando dejemos de tocar envejeceremos de golpe como los vampiros cuando les da el sol o les clavan una estaca. En el fondo creo que hay algo de miedo al paso del tiempo y una afición muy grande a la música.  

– ¿Es El efecto dominó vuestro disco más variado y rico en detalles?

– Creo que sí, aunque el primero no le va a la zaga. A ello ha contribuido sin duda el hecho de poder grabar en nuestro propio estudio y disponer de un tiempo del que normalmente no dispones cuando cada hora de grabación vale un Potosí. 

– ¿Cómo habéis visto desde las trincheras la generación indie de los 90?

– El movimiento indie fue la respuesta lógica y necesaria al anquilosamiento generalizado que azotaba el panorama musical de finales de los ochenta. Aquí, en España, lo curioso del asunto fue que no sólo se distorsionaron las guitarras sino que además se cambió el idioma para cantar, porque si un grupo cantaba en español podría parecerse peligrosamente a aquellos grupos a los cuales se quería defenestrar y eso no quedaba guay. El problema es que pagaron justos por pecadores y grupos interesantes que todavía tenían algo que decir fueron incluidos en el mismo saco que La Unión, Tam Tam Go, El Norte, etc., sin merecerlo. Y, todo hay que decirlo, el porcentaje de canciones inolvidables surgidas de la revolución indie es más bien bajo. 

– Veo que se mantiene la tradición de los nombres de mujer en las canciones. ¿Cómo empezó?

– No lo sé, lo cierto es que casi hemos agotado el santoral femenino. El único disco donde no aparecen nombres de mujer es el quinto, y eso nos dio muy mala suerte. 

– Supongo que seguís tocando «Magia en sus ojos». ¿Y alguna otra versión?

– La tocamos cuando nos la piden. Últimamente hemos estado tocando la superversioneada “Can’t Take My Eyes Off Of You” de Franky Vally, y también recuperamos una que solíamos hacer al principio, “Runnaway”, de Del Shannon, y alguna que otra de los Easybeats o Eddie & the Hot Rods.  

– ¿De quién os sentís más cerca: Ross, Hank, La Habitación Roja o Cecilia Ann?

            – Sobre todo del sentido del humor de Hank.

Xavier Valiño

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