LA FAMILIA DEL ARBOL

La Familia del Árbol, templos en el bosque

   

 

 

La Familia del Árbol nace de la necesidad de Nacho Casado de expresarse, tras grabar en el salón de casa unas canciones, y empujado por Pilar Guillén, quien le acompaña. Sus canciones abrazan el folk británico de los 70 mezclado con los sonidos de la Costa Oeste. Sonando a Nick Drake, Brian Wilson, Donovan, Iron & Wine, Belle & Sebastian o Fleet Foxes han editado hace poco un primer mini-álbum, La montaña y el río, que presentan esta semana en Galicia. Al habla con Nacho.

Tengo entendido que Nacho tuvo un primer grupo llamado Ligre. ¿Alguno más? ¿Y Pilar?

– Sí, estuve en varias bandas antes, algunas sin nombre, otra llamada Ditty Dose, donde tocaba la guitarra, y otros proyectos con amigos por pura diversión. Para Pilar esta es su primera experiencia en el mundo de la música, y la verdad le ha puesto muchas agallas, estoy muy orgulloso de ella.

 

¿Cómo vivisteis todo desde el principio con La Familia del Árbol? ¿Fue todo un proceso natural desde que colgasteis vuestras canciones en myspace y la gente empezó a interesarse? 

– Fue emocionante y muy natural, ya que la idea de crear el grupo fue a raíz de que Pilar quisiera mostrar esas canciones y me dio toda la confianza y apoyo. Entonces fue fácil: solo seguí mi instinto haciendo las cosas como nos gusta.

 

¿Habéis notado vosotros cierta evolución en vuestro sonido en estos tres años desde que empezó este proyecto?

– Más que de sonido, sobre todo en lo personal: estas canciones me han permitido mostrar cosas que tenía dentro, me han permitido poder expandir ideas y hacer música según creo, en estado puro, y con músicos realmente increíbles. He aprendido muchas cosas de todas las personas con las que hemos compartido esto y ahora mismo solo veo posibilidades en las canciones. También, como intérprete, ahora intento dejar a un lado lo que no me interesa y expresarme de forma lo más pura posible como la vieja música soul, gospel y folk.

 

¿Cómo llegó el contacto con los gallegos de Mushroom Pillow? 

– Creo que en el momento adecuado. Estaba preparando la grabación del disco por mi cuenta y algunos sellos, concursos, reseñas, blogs, etc., por suerte, se interesaron mucho por las demos. Hablé con Mushroom Pillow y sentí mucha empatía y, también, que como discográfica podrían dotar a las canciones de una difusión y un trabajo muy serio, y así está siendo. Son gente increíble.

 

¿De quién fue la idea de editar un primer disco con seis canciones?
Me imagino que tendríais más.
 

– Sí. Grabamos unos doce cortes, pero hablando con el sello y siendo un poco realistas sobre cómo se escucha hoy en día la música, decidimos que era mejor dar el mensaje de este disco concreto. Quizás, no lo sé, habría quedado muy pretencioso hacer un álbum conceptual largo por minutaje, al estilo de los setenta.

 

Con solo un disco, en Navidad lanzasteis “Bola de nieve”. Hay muy pocos en castellano. ¿Cómo surgió la idea?

– Viene un poco porque adoro esas grabaciones de los 60 de Phil Spector, The Beach Boys o de los crooners de la época. “Bola de nieve” me parece una canción muy espiritual. Le cambiamos un poco la letra y la seguimos tocando porque nos encanta. Para mí habla de la perdida de fe.

 

 

 

 

 

Vuestras letras hablan sobre todo de sentimientos de pareja y tienen muchas referencias a la naturaleza. ¿Es lo que os gusta en otros artistas o es lo que os sale a vosotros?

– No me fijé en nadie en concreto a la hora de escribir, sino que fue más bien una forma de explicar cómo me sentía. Sé que algunas letras son muy personales e, incluso, muy románticas, pero eso son los sentimientos, no los puedes controlar; como la naturaleza, es algo salvaje.

 

¿Se puede decir que este es un proyecto personal de Nacho al que Pilar aporta bastante y otros músicos algo?

– Tengo la fortuna de poder contar con ella y, sobre todo, con su apoyo, así como con amigos músicos increíbles a los que les debo mucho. Siempre he intentado compartir todo lo bueno que han traído estas canciones, pero al final alguien tiene que ser el responsable. Siendo sincero, hemos trabajado muchísimo, y muchas veces las cosas no salen como me gustaría. Desde que soy un chaval soñaba con hacer discos y poder tocarlos delante de la gente. Ha sido un camino muy difícil y lo sigue siendo, pero solo puedo dar las gracias por estos tres años emocionantes.

 

Supongo que se puede considerar más una dictadura benevolente que una democracia, ¿no? ¿En qué contribuyen el resto de los músicos?

– En La montaña y el río, muchísimo: trabajamos todos sobre las demos y pusimos todo lo mejor, logramos entendernos viniendo de mundos musicales totalmente opuestos, compartimos mucho y creo que el resultado es excelente. Siempre he dicho que la gestación y grabación ha sido una experiencia irrepetible y que espero volver a hacerlo así y llevarlo al extremo musical todo lo que pueda. La Familia del Árbol ha sido un grupo que ha ido creciendo delante del público y he tenido que ir tomando decisiones conforme me han ido las cosas. Formaciones de diez personas, de seis, de dos, siempre intento dar lo mejor.


Os veo en una tradición que va de Nick Drake a Bon Iver. ¿Cómo lo veis vosotros?

– ¡Gracias! Muy amable, son grandísimos artistas. Nosotros intentamos hacer música que transmita cosas, que lleve a un estado de ánimo. Es algo ambicioso pero intentamos dar algo especial a la gente, algo único, dar sonidos a las emociones. Muchas veces es más difícil que con otras formas de hacer canciones. Buscamos belleza, la realidad, en contrapunto con cosas oníricas.

 

¿Es el folk británico y el pop de la Costa Oeste lo que más os gusta o lo que más os influye en La Familia del Árbol?

– Nos gusta muchísima música. Esos estilos que nombras son la mayor parte de nuestra colección de vinilos pero también hay mucho soul clásico y cosas de los 90 y de ahora. La música es nuestra pasión.

 

Al escuchar vuestro disco, me vinieron a la cabeza las canciones de Hola a Todo el Mundo en castellano. ¿Veis esa relación? Si no es así, ¿quién veis trabajando en la misma dirección?

– No lo sé… Es un grupo muy bueno. Hay algunos artistas nacionales haciendo folk pero, aunque suene a tópico, no sabría decirte. Lo que sí sé es que se está haciendo muy buena música en España.

 

¿Qué disco, artista o hecho fue el que os decidió a dedicaros a la música? ¿Es cierto que Nacho empezó escuchando brit-pop? Ahora parece que os tira más la tradición del folk-pop en castellano.

– Ja, ja, estás bien informado. Empecé a escuchar música fuera de la radio-fórmula con un disco de The Byrds recopilatorio que le metí a mi madre en el carro de la compra en un Continente hace ya mucho tiempo. Un libro de partituras de Lennon en solitario, el Pet Sounds (The Beach Boys) o el White Album (The Beatles) me atraparon. Y cuando explotó el brit-pop, me encantaron esos grupos: Blur, Bluetones, Supergrass, Super Furry Animals… Había muchos. Mientras, entraba de lleno en la música de los 60 y los 70, como el pop californiano, psicodelia, soft-pop, country, folk y esas cosas. Vas descubriendo música: Bob Dylan, The Zombies, Crosby, Stills and Nash, Neil Young, Love, Marvin Gaye, la Motown, Joy Division, The Smiths, Simon and Garfunkel… No sé, hay tantos. Ya llevo bastante tiempo dentro del folk inglés y hay grandiosos discos, hay tanta música por descubrir de esas épocas, se hacían muy buenos discos. De ahora alucino con Grizzly Bear, Midlake, Fleet Foxes, Michael Kiwanuka, Damien Jurado o The Shins… Ah, y Father John Misty, impresionante.

 

¿Qué sorpresas nos depararán vuestros conciertos en Galicia?

– Estamos girando como dúo con Pilar a la percusión y coros y yo con la guitarra acústica, loops y voces. Intentamos utilizar recursos de esta época para llevar esas canciones folk a un corte más contemporáneo. Tenemos un discurso directo, primitivo, folk y muy espiritual que convierte la sala en un pequeño templo, como pusieron en una crítica reciente de un concierto en Huesca.

 

Por último, ¿cuál ha sido hasta ahora la mejor anécdota que os ha sucedido en este mundo de la música?

– Nos han pasado muchas y muy variadas. Piensa que al principio éramos diez en escena y nos ocurrió de todo. Recuerdo con cariño cuando quedamos segundos en el concurso de Contempopránea: estaba escuchando Disco Grande (Radio 3), me quedé dormido y me desperté y estaba sonando “¿Tú me quieres?”. Yo no sabía de dónde salía. Al poco, dijeron nuestro nombre y no sabía dónde meterme. Estaba solo en casa y llamé a mi padre y se lo conté, porque Pilar estaba trabajando. Estaba confuso pero alegre… Seguro que Pilar te contaría otras.

 

 

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