LA BIEN QUERIDA: Ceremonia

LA BIEN QUERIDA: Ceremonia (Elefant)

 

 

 

La carrera musical de Ana Fernández-Villaverde cambió durante la grabación de su debut cuando David Rodríguez (Beef, La Estrella de David) pasó de ser productor a algo más importante. El tercer álbum de La Bien Querida es el que podríamos esperar de un trabajo conjunto: ella es responsable de las canciones, él del sonido. Aseguran que han hecho un disco muy oscuro, bestia y bastante extremo, en el que el sonido recupera “los más innovadores desde los 70, el kraut-rock, el post-punk, el tecno de New Order y Kraftwerk”.

 

En realidad, el disco dista de ser tan agreste como lo pinta, aunque sí que rompen por completo con el pasado de La Bien Querida. Por ejemplo, abren con un contundente tecno cercano al acid-house (“Arenas movedizas”), pronto iluminado por una dulce Ana robótica entonando una melodía acaracolada que parece inventar el flamenco espacial. Podría decirse que llevan al extremo el experimento de Los Planetas de interpretar el flamenco desde el kraut-rock. El resultado es fascinante porque no pierde la mágica serenidad de Ana ni su seducción naif.

 

 

“Hechicera” podría pasar por un cante de la sierra de Málaga interpretado desde una asimilación total del tecno-pop, de Kraftwerk a KLF, de Silver Apples a Neon Indian. A partir de bases similares, “Aurora” parece un cante jondo que, cambiando el quejío por la dulce fragilidad de Ana, sigue siendo estremecedor, sobre todo cuando las guitarras llevan la psicodelia jonda a órbitas del space-rock.

 

La electrónica aparece de diversos modos, pero siempre acompañada de guitarras. “Carnaval” mezcla sintetizadores dream-pop con guitarras shoegazer para sonar entre Trembling Blue Stars y Washed Out pero con mucha más intensidad. “A veces ni eso” es un indisimulado homenaje a New Order, fusionando con precisión varios genes de su sonido más pop en una misma canción como un caramelo chupado y contagioso en forma de hit de radio-fórmula. De nuevo aparecen New Order en “Los Picos de Europa”, aunque procesados desde un sonido más actual y cercano a la urgencia pop de The Radio Dept. Es una especie de fusión entre el dream-pop y el tecno-pop armada con la riqueza cromática y rítmica que genera de David. “Pelea” es otro tema de impacto inmediato con melodías adhesivas.

 

La distancia recorrida por La Bien Querida se puede apreciar en dos preciosas canciones. “Luna nueva” encaja en su canon clásico, aunque con una ambientación de electrónica pop. En el otro extremo está “Más fuerte que tú”, demostrando que ha hecho suyo un lenguaje más vanguardista en la constelación del tecno-pop y con él es capaz de enamorar casi más que cuando grababa sus maquetas con la guitarra acústica. “Mil veces” de nuevo parece una canción de sus primeras, aunque a mitad explota en una detonación de tecno lisérgico con una tormenta de ruidos electrónicos que refuerza la intensidad y el dolor, conviviendo con un final onírico que subraya el tono amable del disco.

 

Y es que la experimentación musical, por chocante que parezca, está domesticada por el encanto hierático de Ana y la belleza de sus canciones. Es La Bien Querida, sigue intacta su accesibilidad, su enorme capacidad de sintonizar con las emociones y conmover con su sensibilidad y sus letras inteligentes, pero ha cambiado el vestido para ofrecer un disco tan radical como pop, valiente y hechizante, que dibuja un nuevo universo musical. Así es el arte, avanzar, inventar, emocionar.

 

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