KIKI D’AKI

Kikí D’akí, a la sombra del rosal

 

Después de Las Chinas a principios de los 80, y de haber grabado un single y un recordado mini-LP en el 83, a Kikí D’akí le perdimos la pista durante 20 años. Siesta la rescató discográficamente en el 2003 con Mi colección. Después llegaría Villa Flir en el 2006 y ahora, como queriendo recuperar el tiempo en el que no editó discos, No mires atrás.

 

María José Serrano -ése es su verdadero nombre- y Sergio López de Haro, su colaborador de esta segunda etapa de su trayectoria musical, llegan a un tercer disco en Siesta que cuenta con la prodigiosamente cuidada y medida producción de Antonio Galvañ (Parade), ocupando el lugar que antes desempeñó Guille Milkyway. El disco, dice, habla del tiempo. De ahí el río del diseño interior y el río de lava de la portada, símbolos del paso lento e inexorable, metáforas de síncopes, saltos, idas y venidas, en un disco con referencias al calendario, a fantasmas del ayer, efemérides, acontecimientos pasados, conjuras perfectas para vencer la asfixia de los días monótonos, historias, sueños e imágenes de lo que fue…

 

¿En qué dirías tú que se nota la evolución en este disco respecto a los anteriores?

– Creo que en este álbum en concreto más que evolución hacia algo nuevo, hay una continuación y profundización en lo que hago últimamente.

 

¿Vuelve a ser una colección de canciones o hay algún elemento más en común detrás?

– La idea de disco como una colección de canciones pertenece más a Mi Colección (2004). Ya en Villa Flir, las canciones trataban un poco sobre la idea del paraíso perdido. En No mires atrás aparece más el tema de la obsesión con el tiempo y su paso.

 

¿De qué canción de este disco estás más satisfecha?

– Eso es como preguntarme que día de la semana me gusta más; unos días me gusta una y otros días descubro algo en otra canción.

 

Y de los anteriores, ¿qué disco prefieres y cuáles son aquellas canciones de las que estás más orgullosa?

– Tengo la suerte de sentirme muy a gusto con todo lo que he grabado. Cada disco, desde Las Chinas, me satisface, me gustan todas y cada una de mis canciones. He tardado mucho tiempo en llegar a este estado. Al principio no era capaz ni de escuchar mi voz, ahora las disfruto enormemente.

 

No mires atrás, proclamas desde el título. ¿Hay algo de lo que arrepentirse o algo que quisieras borrar de tu pasado?

– Creo que existen personas que me tienen clavada con un alfiler, como una mariposa, a mi etapa en los ochenta, pero esa ya no soy yo, para bien y para mal. No es fácil vencer los prejuicios y hacer que se acerquen a escuchar lo que hago. No mires atrás es un titulo ambiguo, casi una frase hecha; hay varios discos en la historia de la música con ese nombre. La primera canción, “El otro día” es un guiño a los años 50 y 60 en su estructura, y hay otras canciones que se fijan en otras décadas y estilos musicales. En realidad, el título es una excusa para bucear en las cosas que me gustan y para decir, con hechos, el lugar que ahora ocupo.

 

¿Qué te planteas a la hora de coger un texto como tuyo y de que huyes conscientemente?

– Aunque parezca obvio, lo primero es que se pueda cantar como mujer. Muchas canciones las escriben hombres y tienen un punto de vista masculino. Después, que tenga que ver conmigo profundamente. Huyo de palabras o frases que yo nunca pronunciaría o de historias que me son ajenas. Es fundamental que autor e intérprete manejen una sensibilidad parecida o complementaria.

 

Este disco ha sido producido por Parade. ¿Cómo ha sido la colaboración?

– Ha sido muy gratificante. Ha tomado el proyecto como suyo desde el principio, y trabajar con él ha sido un placer. Es un gran músico y ha hecho unos arreglos preciosos, ha entendido lo que queríamos

 

¿Qué ves de diferencia en el trabajo de Guille Milkyway?

– Cada uno tiene una personalidad diferente. Guille Milkyway es algo más barroco, pero sin perder la frescura, lo que es difícil. Antonio, en cambio, me parece que es más austero, pero sin dejar de ser dulce. Con los dos ha sido un regalo el hacer discos.

 

 

Una vez más, parece que el disco no está teniendo la repercusión que debiera. ¿A qué crees que se debe?

– En lo puramente comercial, confiar la promoción al boca a boca, creo que no funciona. Espero no ser una artista maldita, o peor, una sombra del pasado, que se pasea invisible por ahí.

 

¿Qué te tiene que tocar para disponerte a grabar un nuevo disco?

– Bueno, es algo menos romántico que todo eso lo que me pone en marcha. Un disco se graba no cuando me ‘toca’ algo (a no ser la lotería), sino cuando se dan unas circunstancias determinadas entre varias personas y hay posibilidades materiales de llevarlo a cabo. Siento ser tan prosaica…

 

¿Qué tiene que tener para ti una perfecta canción pop?

– Tiene que ser como una de esas bolas de cristal con un paisaje dentro, pequeña y brillante, irreal e hipnótica.

 

No sé si tus gustos musicales han evolucionado a través de los años. Si la ha habido, ¿quieres explicar un poco cómo ha sido esa evolución?

– Eso es como pedir que te cuente mi vida, ya que en ella la música siempre ha estado presente. Mis gustos son amplios y tocan muchos palos. Desde que tengo uso de razón me gusta la música que es capaz de cambiar mi estado de ánimo. Nunca escucho música a la vez que hago otra cosa

 

¿Hubo un hecho o un disco que te decidiera a dedicarte a esto? ¿Y cuáles son los discos o artistas a los que vuelves una y otra vez?

– Lo que hay es una emoción. Aunque no grabara discos, sentiría lo mismo al cantar. Me sirve para conocer mis emociones y aprender a expresarlas. Los artistas a los que vuelvo a menudo son George Harrison, María del Mar Bonet, Patty Pravo, Los Fantasmas del Paraíso,  etc. Por su parte, Sergio López de Haro, mi colaborador habitual, escucha más a The Monkees, Bernt Jansch, Edwyn Collins, Polyrock, etc.

 

¿Cómo es María José Serrano en su día a día?

– Me gustan las novelas policíacas, comer y beber bien, querer y sentirme querida, dormir mucho, la astrología, el sol, mi trabajo en la biblioteca, mis amigos, el campo y los animales, en especial los gatos. En algunos momentos, y sin motivo especial, me sorprendo a mí misma sintiéndome muy feliz o muy desgraciada.

 

¿Quién crees que es el público de tus discos?

– No lo sé. Espero que mi voz sea la voz de otras vidas como la mía, que quieren decirse y encontrarse sin tener nada espectacular que contar, pero que siguen soñando.

 

¿Qué es lo más bonito que te ha dicho un seguidor? ¿Y lo peor?

– Que se sepan las canciones en mis conciertos me encanta, y tengo la suerte de que nunca me han dicho cosas molestas, o al menos yo no me he enterado.

 

¿Ves algún eco de lo que has hecho en otros artistas? Por cierto, te recomiendo el disco que va a editar La Bien Querida.

– Es difícil ver desde dentro los parecidos o las influencias, porque una cosa es lo que tienes en mente y otra los resultados. De todos modos, me veo solitaria, sin formar parte de ningún movimiento actual.

 

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