JUAN RIVAS

Juan Rivas, casa latina

         Después de desaparecer Estereocéano, Juan Rivas decidió lanzarse en solitario. Igual que en el primer disco de su antiguo grupo, queda claro que este vigués está marcado por los ritmos latinos, la música electrónica y los ecos de la movida de los 80. Ahora presenta su primer disco en solitario, Devenir del paraíso.

– ¿Qué pasó con Estereocéano y cómo llegas a tu primer disco en solitario?

         – Después de editar nuestro primer disco, la compañía Universal absorbió a Polydor, y toda la gente que había confiado en nosotros quedaron por ahí perdidos, parándose la promoción. Parte de las cosas que teníamos habladas se fueron cayendo y el grupo no pudo seguir adelante. Llegó un momento en que cada uno de los integrantes del grupo fue por su lado. Además, Rafa Villarino, que era el miembro en la sombra del grupo, murió. También es cierto que Estereocéano era un disfraz inventado por mí y que, a raíz de todo esto, tuve que decidir dejar ese disfraz y aventurarme yo en solitario. Empecé con una maqueta, que incluso tuvo un premio en la radio de Vigo, y en la que había cuatro o cinco canciones, incluyendo “Susurrando”, y que acabaron todas en el disco. 

– ¿Cómo llegas a los dos mundos que marcan tu música? Por un lado, la música latinoamericana.

         – De jovencito, ya que era la música que escuchaban mis padres. La música latinoamericana y melódica era lo que mamé de pequeño, tanto un bolero como un tango, tanto las canciones de Los Panchos como las de Armando Manzanero. Ese ramalazo me dio también a los 25 años y ahora lo he vuelto a recuperar. 

– Por otro la electrónica, que me habías comentado que habías descubierto bastante tarde.

         – Sí, aunque no tan tarde. En los 90, con el primer disco de Björk, Debut, descubrí que se podía hacer música pop arropando completamente las canciones con otro tipo de instrumentación. Ése fue el disco definitivo. 

– ¿Sigue siendo Björk tu mayor referencia? ¿Algún otro descubrimiento reciente?

         – Ya me gustaría a mí parecerme a ella. También hay mucha gente que me gusta, pero que no puedo citar como influencias, ya que lo que hacen no va con mi bagaje. Más que parecerme a Fatboy Slim, Björk, Moby o Portishead, es su actitud frente a la música lo que sí nos une. Pero lo que en ellos son raíces del blues, por ejemplo, en mi caso viene de escuchar a Nat King Cole o a Machín cantando en castellano. Recientemente he pasado como ocho meses escuchando bossa nova. La música brasileña es mi último descubrimiento, hasta tal punto que me he tenido que proponer prestar atención también a otras cosas. Me he enamorado de la música brasileña, que es tal vez la más rica del mundo, tanto por armonías, como por melodías y por ritmos. Aunque intento estar un poco al día, y tanto compro un disco de música cubana como el último de Groove Armada en la onda electrónica. 

– ¿Sientes que tu disco es, sobre todo, optimista?

         – Sí, mucho. De alguna manera coincide un momento complicado en mi vida con las ganas de componer algo optimista. Al mismo tiempo, te das cuenta de que hay esa demanda de música de este tipo, ya que la gente tiene demasiados problemas y, además, la última parte de los 90 fue de canciones bastante tristes. De esos años, me quedo con Manu Chao o cosas de la escena baile estatal menos conocidas, como An Der Beat. 

– Tu voz me sigue trayendo buenos recuerdos de Germán Coppini. También cuentas con Pablo Novoa, de Golpes Bajos, y “Hogar fiesta camposanto” remite directamente a “A Santa Compaña”, una de sus canciones y título de uno de sus discos.

         – Quizá fue el gran momento gallego, el de ese disco. La verdad es que “Hogar fiesta camposanto” más a Antón Reixa y Os Resentidos. Lo que he vivido en mi adolescencia ha sido fundamental en mi formación. Ahora he vuelto a aquella época, a los 80, porque a mí sólo me llegaron ecos de la movida, descubriendo a The Smiths y grupos como Pale Fountains, que me ayudan a cantar de forma más atrevida. 

– ¿Has escuchado a Family? Lo digo por “Sin dramas”

         – Me pasó su disco Javier Aramburu, uno de los dos componentes del grupo, y la verdad es que me gusta, sobre todo por sus melodías. Aunque no había pensado yo en el parecido de “Sin dramas” con aquel disco. 

– ¿Fue intencionado dejar las dos canciones más melancólicas para el final?

         Sí, el disco es muy bailable, muy atrevido, y decidimos poner esas dos canciones al final, que son, además, las que más pueden recordar a Estereocéano. 

– ¿Acierto si digo que “Cuando todo va mal” será single?

         – Esa canción la estáis eligiendo entre todos, porque lo comenta todo el mundo. Pablo Iglesias, el productor, lo tiene clarísimo, que es una canción que le puede gustar a la gente. 

– ¿Es “Qué feliz se te ve” un homenaje a Massiel a ritmo de sesión vermú?

         – Es como un merengue house extraño, que la veo bastante popular, aunque otra gente no lo ve tan claro. Es algo que tiene todo el disco: que es como muy atrevido, con una falta absoluta de prejuicios. Si salía de una forma la canción, íbamos por esa línea y la dejábamos así. 

Xavier Valiño

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