JOSÉ IGNACIO LAPIDO 2002

José Ignacio Lapido, rock con clase
 

Durante los 80 y 90 fue el guitarrista y principal compositor de 091. Ahora graba en solitario discos de rock clásico, de los que no se hacen por aquí, con unos textos exquisitos. En estos días presenta su segundo disco, Música celestial, por toda España.

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– ¿Por qué la edición antes del segundo disco del mini-LP Luz de ciudades en llamas?

– El año pasado me encontré con un montón de canciones escritas. Me planteé la posibilidad de grabar un disco doble pero no me apetecía quedarme todo el verano encerrado en el estudio, así que grabé seis en una primera fase. Luego volví al estudio para pasar allí las Navidades y grabé 14 canciones más que son Música celestial.  

– ¿Cómo explicarías tu evolución desde los discos de 091 y entre los dos discos en solitario entre sí? ¿Hay una unidad que vas puliendo en cada uno de ellos?

– Con 091 tuvimos la evolución lógica que se da con el aprendizaje. Cuando empezamos en 1982 no teníamos mucha idea del negocio, ni dominábamos nuestros instrumentos. En los discos se nota. Creo que en el 88-89, cuando grabamos 12 canciones sin piedad, fue cuando tomamos verdadera conciencia del estilo de grupo. A partir de ahí, tanto en las músicas como en las letras, la evolución a mejor fue constante. Mis discos en solitarios son, si se puede decir así, vueltas de tuerca a ese estilo, con otros matices, otra voz -la mía- y otros músicos interpretando las canciones. 

– Lo que siempre me gusto de 091 y de tus dos discos es que el tuyo es rock’n’roll con clase. ¿Compartes la opinión?

– Sí, lo he dicho muchas veces. Para hacer buen rock’n’roll hay que tener cierta clase. No me refiero al sentido elitista de la palabra, sino al del buen gusto. En España hay cierta tendencia a emparentar el rock con la burrada simpática, con el exabrupto. A mí ese tipo de corriente no me gusta en absoluto. Pienso en gente como Gene Vincent, Vince Taylor o Eddie Cochran, tipos con mucha clase, o grupos como The Clash, Dr. Feelgood o The Jam, gente con estilo y con las ideas claras. 

– Me da la impresión que, aún sonando clásico, hay grupos ahora que te interesan. ¿Es así y cuáles son?

– Sí, hay bandas y solistas que me interesan mucho, como Gomez, Matthew Sweet, Elliot Smith, The Jayhawks, Ocean Colour Scene, Gigolo Aunts… 

– ¿Te llama la atención algo de la música electrónica o de las técnicas de grabación?

– Me llama la atención lo aburrido que puede llegar a ser interpretar ese tipo de música, con todo pregrabado, secuenciado y todo ese rollo… Además, esa música tiene la vitola de innovadora y creo que es falso: a mediados de los 70 ya se hacía todo eso. ¡Hace casi 30 años! Y los Beatles utilizaron loops en el 66 en su disco Revolver. Pero los gurús de la modernidad nos quieren vender la burra de que es algo innovador. Hay que tener más cultura musical para hablar así. 

– Me da la impresión de que te has hecho con un grupo muy sólido y una experiencia en el estudio que te hace sentir cómodo. ¿No piensas en algún productor u otros colaboradores?

– El grupo lo forman músicos de Granada con experiencia en bandas de rock. Los cantantes solistas suelen rodearse siempre de músicos de estudio, muy buenos pero con poca rabia en sus instrumentos. Yo prefiero tocar con gente que viene directamente del rock’n’roll. Son Antonio Lomas a la batería, Alex Bédmar al bajo y Víctor Sánchez a la guitarra y coros. En el disco, además, ha participado Álex Serrano al piano y órgano. En cuanto a la cuestión del productor, no sé, tal vez en un futuro me decida a llamar a alguien. Mientras tanto sigo produciendo yo. 

– ¿Y que no se te vea más en directo es culpa de la poca fe que tienen los promotores en el rock’n’roll?

– El rock’n’roll en España siempre ha sido un género minoritario. En muchas salas no sólo no te pagan sino que tienes que pagar tú por tocar. Con esas condiciones no es muy alentador salir a la carretera, sobre todo cuando las distancias son largas. En todo caso ahora me he embarcado en una gira de presentación de Música celestial y Luz de ciudades en llamas, y voy a hacer unos treinta conciertos por toda la península. 

– En cada disco tuyo hay versos para el recuerdo. Aquí tengo muchos: “Poesía de los andamios con rugido de motor”; “Arriba vive la legalidad, abajo los furtivos”… ¿Cuál es el método para componer estas letras?

– El método es sencillo: escribir todo lo que se me pasa por la cabeza y guardarlo en un cajón. Semanas después lo vuelvo a leer y tiro a la basura lo que no sirve. Con lo que me queda comienzo una canción y pongo en orden mis ideas. Ya lo dijo Lennon: “hay que saber lo que se quiere decir y hacer que rime”. Es fácil si lo intentas. 

– ¿Alguna vez has pensado en publicarlas?

– Están hechas para ser cantadas. No es lo mismo escribir poemas para leerlos que canciones.  Las estructuras internas difieren mucho. Pero si me hacen una buena oferta, podría pensármelo. 

– ¿Y la música necesita del mismo tiempo y proceso que los textos?

– Básicamente sí, con la única diferencia de la espontaneidad. Las melodías salen más naturales. A veces me han salido canciones enteras de una vez. Con las letras eso es imposible. 

– Me da la impresión que los nombres que pueden servir de referencia de alguien que trabaja en la misma línea-Tom Petty, Lou Reed, Matthew Sweet…- son todos americanos. ¿Estoy equivocado?

– Estás en lo cierto. Creo que ahora en EEUU se hace música más real que en UK. En el pasado no fue así. Echemos un vistazo a los años 60 y 70 y veremos que la mayor parte de las grandes bandas eran británicas. Creo que después del punk en el Reino Unido hubo una influencia nefasta de la prensa musical en el devenir de los acontecimientos y se pusieron de moda cosas tan aberrantes como los nuevos románticos. Ahora se sigue primando allí lo novedoso a lo realmente bueno. Una pena. 

– ¿Cómo se mantiene la ilusión en una época en el que rock clásico está desaparecido de los medios, de las listas y de la atención de la gente?

– Algo Así cantaba el maestro Morente: “Yo sigo mi camino que las nubes las destruye el viento.” Pues eso. Yo hago la música que me gusta a mí y a otros como yo. Si tuviera que guiarme por la opinión de los demás hace mucho tiempo que estaría haciendo otra cosa.

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